Diez lecciones del 2020

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29 de diciembre de 2020
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12:02 am
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Diez lecciones del 2020

Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Máster en Gobierno & Administración Pública y catedrático universitario.
Twitter: @eefuenteshn

Diez lecciones del 2020. Diez lecciones del 2020. El 2020, en medio de la pandemia, los desastres naturales y los colaterales de estos sucesos, nos ha dejado muchas lecciones. Unas evidentes, frecuentemente comentadas. Otras, no tan evidentes. He aquí algunas de ellas.

1. Sin conectividad a Internet no hay equidad. El nuevo rostro de la desigualdad es el acceso inequitativo a Internet. En los hogares que se pueden conectar y en aquellos donde todos sus miembros pueden acceder, las oportunidades educativas, de generación de ingresos, laborales, de bienestar físico y espiritual, son mayores; el gobierno electrónico y la modernización en la gestión pública, son el gran avance de este 2020.

2. Los subsidios que el Estado entrega, deben ser subsidios condicionados a la aplicación adecuada de los recursos y a resultados medibles en la mayoría de los casos. Los dineros del Estado son sagrados y el asistencialismo social, debe de garantizarse, pero medirse con base a resultados.

3. Las únicas mediciones relevantes para el desarrollo del Estado, no deben ser las de ingresos e indicadores físicos. Debe de ser prioritario, entre otros: I) alimentar datos sobre niveles de bienestar de la salud mental y emocional; II) felicidad y causas profundas de la desbordada violencia intrafamiliar ejercida contra las mujeres y los niños, lo que ha quedado en evidencia durante los confinamientos. Esa debe ser una prioridad nacional.

4. La revisión de contenidos y propósitos centrales del modelo educativo en todos sus niveles, es urgente. Se debe dejar atrás el sistema represivo, basado en la intimidación, miedo, reprobación, memorizaciones y privilegios de los profesores, para dar paso a un modelo que valore y estimule mucho más, el pensamiento crítico, los valores tutelares, la capacidad creativa y la orientación al logro y a la ejecución de lo que se crea, se anhela, se concibe o se sueña. El sistema debe tener claros los derechos prevalentes de los niños y jovenes.

5. Los jóvenes no están siendo cabalmente entendidos, interpretados ni tenidos en cuenta. La transformación y la revolución digital ha resultado tan profunda, radical y vertiginosa que ha venido ha incrementar de manera inédita, las brechas generacionales. Para efectos económicos, educativos, laborales y políticos, las élites de todos los campos de poder, deben preocuparse por entender mejor a los jóvenes y por interactuar, de mejor manera con ellos.

6. La gente cada día muestra más antipatía con los charlatanes políticos, con el bla bla bla electorero, con la palabrería rimbombante, con las componendas politiqueras. Quiere o anhela, líderes cercanos que piensen más en el pueblo que en su propio pellejo; que ese pensar, sin esfuerzo, quede demostrado en y con sus acciones cotidianas.

7. El hastío popular con la corrupción es total. La corrupción es mucho mayor de lo que oficialmente se reconoce. Está desbordada en todos los sectores y en muchos campos de la actividad, tanto privada como pública. No obstante, se avizoran avances en esta área. Los esfuerzos realizados a la fecha, dejan al descubierto que la corrupción nos ha deborado y que es un mal que sin dilación alguna, debe ser atendido de manera integral y en forma prioritaria.

8. Es urgentísimo una modernización integral del aparato judicial que conduzca a dar seguridad a la sociedad del actuar del dador de justicia, para que esta sienta que tiene garantizado su acceso a una pronta y cumplida administración de justicia, que deje al manifiesto que para el Poder Judicial hondureño, “la cortesía de la justicia es la rapidez, como es la claridad la cortesía del legislador”.

9. Honduras no se ha asumido integral y profundamente como la potencia ambiental, agrícola, turística, creativa y cultural que puede llegar a ser.

10. El futuro de Honduras puede ser maravilloso. Hay miles de razones para que, sin esfuerzo, aflore el optimismo y la esperanza. A pesar de las dificultades del momento, tengamos fe que tenemos por delante, un futuro promisorio que necesita o requiere de esfuerzos colectivos y causas comunes para conquistar umbrales más altos de bienestar colectivo.

¡Feliz Navidad y próspero 2021 para todos!

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