La COVID-19 paraliza reformas e impone nuevos retos económicos

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30 de diciembre de 2020
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06:00 pm
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La COVID-19 paraliza reformas e impone nuevos retos económicos

La COVID-19 paraliza reformas e impone nuevos retos económicos. El paso de la COVID-19 por América Latina ha convertido 2020 en un año perdido en las reformas pendientes y, además, ha dejado la economía de la región dañada y en peor situación para avanzar en la reducción de la brecha que la separa de las economías desarrolladas.

Entre los principales retos a los que se enfrenta Latinoamérica en 2021, están recuperar la estabilidad presupuestaria y el crecimiento.

Las medidas puestas en marcha por los gobiernos para mitigar el impacto de la pandemia han hecho mella en las cuentas públicas. Según las previsiones del FMI, la deuda conjunta de la región va a estar por encima del 80 por ciento del PIB entre 2020 y 2025 -en 2012 era el 47 por ciento- y el déficit público superará el 5 por ciento este año para ir bajando muy lentamente hasta el 3.7 por ciento en 2025.

El rebote del PIB esperado en 2021 aliviará la situación, pero las economías latinoamericanas aún estarán por debajo de los niveles previos a la llegada del virus.

El FMI ha sido clave para apoyar la liquidez a corto plazo durante la pandemia. Hasta mediados de diciembre ha prestado a los países latinoamericanos 63,809 millones de dólares y desde diversos ámbitos (países, bancos de desarrollo, organismos multilaterales) se pide abiertamente que incremente su ayuda de emergencia con emisiones adicionales de su divisa (DEG) para apoyar a la región.

Oreo reto es intensificar la colaboración público-privada. América Latina debe destinar un porcentaje adicional de su PIB durante décadas para cerrar la brecha de infraestructuras (ferroviarias, portuarias, digitales, energéticas, etc.) respecto a otras regiones del mundo.

A la vista de las estrecheces presupuestarias que afrontarán en 2021 los países y la caída de la financiación que llega del exterior, la colaboración público-privada es la única vía para mantener el ritmo de inversión y avanzar en el desarrollo de infraestructuras. En este punto también es clave el apoyo de los bancos de desarrollo multilaterales de la región, CAF y BID, a la hora de impulsar proyectos.

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