Desesperados

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31 de diciembre de 2020
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12:01 am
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Desesperados

Por: Adán Bonilla Contreras
Ing. Agrónomo, consultor internacional

La palabra desesperados viene de la desesperanza, es decir la pérdida de la esperanza.

En las actuales circunstancias todos estamos desesperados, este bicho, virus o como se le quiera llamar, ha venido a trastocar todas las planificaciones, proyecciones, visiones y esperanza de un futuro mejor en todos los ámbitos.

Nos tiene confundidos, enredados, improvisando y queriendo aplicar recetas tradicionales, basadas en la realidad anterior, a situaciones derivadas de la nueva realidad.

Nada está escrito, todo está por experimentarse y obtener lecciones para aplicarlas, en principio, con cautela para ver las reacciones.

Uno de los primeros experimentos tiene que hacerse con la población misma en general: tiene que hacerse conciencia de que el futuro de cada persona está en sus propias manos y acciones, el experimento está en utilizar todos los medios de comunicación posibles para crear esta nueva conciencia en el sentido de que todo lo que se haga y de la manera que se haga regresará hacia nosotros positiva o negativamente, de acuerdo a la actitud que tomemos para enfrentar este problema.

La fortaleza general de un país se fundamenta en la actividad económica de sus habitantes, los que producen alimentos, los que transforman y ofrecen esos alimentos, los industriales, los que realizan trabajos de transporte, embalaje, construcción, etc., los que regulan estas actividades, y en fin todo lo que se realiza en una población económicamente activa, incluyendo el entretenimiento; todo lo anterior supone convivencia de la población, relaciones estrechas en espacios amplios o pequeños, por lo tanto roces y acercamientos por la relación de trabajo o por la convivencia social, trasiego e intercambio de productos, etc.

Por lo anterior todo tiene que hacerse en función de la dinámica económica en armonía con la salud y salubridad.

La campaña tiene que ser en vallas de carreteras, en todos los locales con posters, avisos, y permanente en la radio, la televisión y redes sociales, buscando también cambiar la actitud de los que tienen la responsabilidad de aplicar leyes (gobierno nacional o local), debiendo ser en función de la nueva realidad.

Como la desesperación es en todos los ámbitos, hay que estar conscientes de ello, por ejemplo, la desesperación de los gobiernos locales por obtener recursos económicos para realizar sus actividades los lleva a aplicar reglas prepandemia para obtener recursos por la vía de penalidades; me pregunto, ¿será esta la mejor forma de enfrentar el problema cuando los tributarios están desesperados por su parte por no poder realizar sus ventas en los volúmenes que se requiere para cumplir con esas obligaciones?, no será mejor cambiar los planes de arbitrios, para dar un tratamiento más acorde con la nueva realidad a los propietarios, dando espacios para encontrar salidas que permitan tener satisfacción de todos y que puedan dar seguridad, no solo económica, sino también sanitaria a oferentes y usuarios? ¿Con la campaña no será más adecuado vigilar si las personas cumplen con las normas de bioseguridad?, claro que hay que vigilar a los locales, pero el principal problema son las personas, si hay que poner penalidades es a las personas y no a los locales, pero hacer mucha propaganda a ello, por qué esto?: por la desobediencia de la población en general, que necesitando hacer llegar dinero para enfrentar el día a día, llega a la conclusión de que morirán, si no es por el virus, por hambre, por el repunte de la delincuencia o por cualquier otra situación, lo que lleva a buscar actividades que generen y por esto a desobedecer las recomendaciones de bioseguridad, y desde luego lleva a la desesperación por no hallar qué hacer, porque el circulante cada día escasea más, aunque intenten realizar actividades lucrativas.

La desesperación llega a todos los estratos de la población.

Todo apunta a una quiebra general del país que bajará la capacidad de atención a los enfermos, es por demás, es importante el cambio de actitud de las personas para bajar la incidencia del contagio.

Es necesario, eso sí, apoyar a los que generan empleo a muchas personas, me refiero a los que preparan y venden alimentos, porque comer, todos comemos.

Pero no todo es tan oscuro, hay una ESPERANZA: Si mi pueblo se humillare yo sanaré su tierra, dice EL ETERNO y lo que todos tenemos que hacer es humillarnos ante nuestro Señor y Él se encargará de lo demás.

La mejor muestra de humillación es la obediencia personal a las normas sanitarias y disposiciones al respecto para bien de todos.

Talentos a la OBRA.

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