Más allá de la reconstrucción

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2 de enero de 2021
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12:01 am
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Más allá de la reconstrucción

Por: Juan Ramón Martínez

La Cepal ha calculado los daños. Los empresarios, han aceptado con alguna reticencia los datos finales. La FENAG, ha dado sus cifras. Lo que no se ha cuantificado son los daños en la personalidad del hondureño. Nadie ha estudiado el discurso nacional. Tampoco se han hecho encuestas sobre los sentimientos de la población. Incluso la campaña electoral, por las limitaciones obligadas por la pandemia, muestra desánimo. No se observa la pasión y la alegría de otros momentos. Los muertos –aunque Ebal Díaz no lo crea– han tocado a muchas familias. Y no son pocos los que responsabilizan al gobierno. Doris Gutiérrez, dice que el clientelismo, dominante en los últimos años, hace que el elector espere que los políticos le lleven dinero, comida o medicinas. De lo contrario no se acercan. Y se queja que, ellos en el PINU, no tienen dinero para dar, por lo que están en desventaja. El gobierno por su parte, acelera su presencia en todos los frentes, anunciando préstamos, readecuación de deudas, programas de ayuda y anticipando que todo saldrá bien. Y que, en el año de la reconstrucción, empezará el crecimiento económico y luego, estaremos como antes.

Como estamos en campaña política, al inicio de las elecciones internas, hay que aceptar que la fuerza de los movimientos y la competencia interna, provocarán cierto entusiasmo. Pero que una vez que se conozcan los resultados y los nombres de los tres candidatos –porque Nasralla es indudable que participará, porque no tiene competencia– la actitud de los hondureños, variará significativamente. Se aprecia ansiedad, resentimiento. Y que, son los otros quienes resolverán las dificultades. Porque si la psicología colectiva ha sido afectada desde hace muchos años, la crisis que anticipamos, agudizará los reclamos, las exigencias y provocará, no pocas reacciones de incómoda insolencia, incluso. Porque, si hay algo que se ha descuidado, en los últimos años, es el tema cultural, por razones inexplicables. El discurso político se ha empobrecido, y no se animan las voluntades, a partir de la fuerza que hemos tenido en el pasado, frente a crisis parecidas. Ninguno de los políticos es buen orador. No emocionan, motivando el imaginario colectivo. La pobreza de su lenguaje, tiene varias razones: la primera es la falta de escuela política, pocas lecturas sobre esta ciencia; y carencia de instrumentos, para convertir la realidad en palabras que motiven hacia la acción. Y, fundamentalmente, la visión que tienen los políticos sobre la condición de los electores. Como estos han sufrido los efectos de un sistema educativo que no enriquece el lenguaje, que no pasa del ejercicio de los tiempos presentes, no hay espacio para la propuesta propositiva que, anticipe la esperanza, nuevos tiempos y mejoramiento general. La creencia de algunos liberales, en la superioridad de las redes sociales con respecto al contacto directo con el electorado, será sometida a prueba en las internas. Rastros de ideología poco digerida y resentimientos por la falta de democracia interna en Libre, convertido en otro partido tradicional más, provocarán conflictos internos y disminución de oportunidades, para contar una significativa representación en el Congreso Nacional, como han tenido hasta ahora.

En el Partido Nacional, más estructurado y con todos los instrumentos del poder en sus manos, las cosas parecen más claras, hasta las internas. De allí en adelante, si Nasry Asfura es el candidato del PN, la oposición popular aumentará y los reclamos en contra del gobierno de JOH, se agudizarán. Con Mauricio Oliva y JOH dedicados exclusivamente a la reconstrucción, puede darles el triunfo. Y absteniéndose voluntariamente de partidarismo, sin buscar imponer su sucesor, al PN le podrían salir mejor las cosas. Xiomara Castro, por la sombra negativa que proyecta su marido, Manuel Zelaya, las cosas serán difíciles. La mayoría de los dirigentes pelearán por sus puestos en el Congreso, sabiendo que, no tienen posibilidades de derrotar al Partido Nacional.

Los liberales, con Luis Zelaya, harán mal papel en las generales. Les puede ir mejor con Rosenthal que, aunque lo duden, puede derrotar a Asfura con facilidad, porque atraerá los votos de liberales que han seguido a Mel; pero que están desilusionados por sus últimos desaciertos. Oliva, puede hacer mejor papel. Nasralla es un enigma. Una alianza opositora, fuera de su deseo de sacar a JOH, no tiene puntos de coincidencia. Ni sus líderes, disposición de ceder posiciones.

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