Una formación en valores

OM
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2 de enero de 2021
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12:24 am
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Una formación en valores

 

Existen extraordinarias películas que a lo largo de la historia han tratado el tema de la educación, los problemas del medio, la relación entre profesores y alumnos, las clases sociales o el impacto que trasciende en la sociedad. Sólidos guiones y regias interpretaciones que han obtenido sendos premios por doquier y el favor de la crítica especializada, más el visto bueno de un público exigente. Este es el caso de “Profesor Holland”, (una de las películas más apreciadas como ejemplo de estrategia didáctica), dirigida por Stephen Herek en 1995.

 

Se trata de una impecable cinta que nos deleitó sobremanera y provocó incluso, que nos identificáramos plenamente con su personaje central, el profesor de música, Glenn Holland (un inconmensurable Richard Dreyfuss), así como también, con las enseñanzas y reacciones que conlleva este noble ejercicio del apostolado docente en las aulas de clase, especialmente cuando pasan los años y se recogen los frutos de lo que se siembra.

 

Tal es lo visto en el acto de su despedida, celebrado en el auditorio del Instituto donde ha ejercido su magisterio por más de tres décadas. Allí están presentes sus compañeros de trabajo, alumnos y ex alumnos, que le han preparado una gran fiesta de homenaje. Es aquí donde su antigua alumna Gertrude Lang (Alicia Witt), hoy gobernadora política del estado, le hace énfasis a través de calurosas palabras, que “es más rico de lo que pudiera soñar jamás”.

 

“Entonces, por primera vez –le dice-, podrá escuchar una parte de esa sinfonía que iba a hacerle famoso, interpretada por alumnos de todas las generaciones…mire a su alrededor: no hay una sola vida en esta sala en la que usted no haya influido. Todos nosotros somos mejores personas gracias a usted. Somos su sinfonía señor Holland. Somos las melodías y las notas de su concierto. Somos la música de su vida”. Precisamente, expresiones de ese tipo, impregnadas de gratitud, reconocimiento y afecto, las estoy recibiendo ahora que me retiro de la docencia universitaria por parte de alumnos y ex alumnos de la facultad de Ciencias Jurídicas, a quienes impartí en la UNAH el pan del saber a lo largo de 31 años ininterrumpidos.

 

Donde no solamente me conformé por cumplir con las enseñanzas del contenido programático de cada asignatura encomendada, sino además, caminar el kilómetro extra en la formación integral de cada alumno. Siempre lo dije, “primero necesito hacer de ustedes personas humanas llenas de virtudes y luego contribuir para que sean los mejores abogados que la patria necesita…se trata de ser mejores alumnos, mejores hijos, mejores esposos y esposas…en definitiva, mejores en todo nuestro quehacer cotidiano”. Para alcanzar estos objetivos me auxilié de dinámicas, charlas, libros, poesías, frases y pensamientos, fábulas y películas ejemplares motivantes.

Parte de esas dinámicas llevaban como moraleja hacer la distinción entre personas ordinarias que se conformaban con la realización de estándares mínimos, versus aquellas otras que lucían una actitud altamente positiva al ir más allá del cumplimiento de simples pautas, convirtiéndose así en personas extraordinarias al recorrer el kilómetro extra. Esa actitud también la apreciábamos en el relato de los tres obreros que trabajaban en la construcción de una basílica. O bien en las enseñanzas que dejaba la explicación gráfica del Triángulo del éxito, siguiendo el modelo de Dale Carnegie explicado en los cursos impartidos por don Emilio Santamaría.

 

Para censurar la crítica malsana, hacíamos el ejercicio de ponernos siempre en los zapatos del otro, para lo cual invitábamos a un voluntario con el que intercambiábamos dicha pieza. Por supuesto, no encajaban los números por tener diferente tamaño de pie. En otra ocasión, la fábula de la estrellita de mar que se está muriendo en una playa donde la tempestad ha arrojado a miles de ellas, servía para motivarnos a ser solidarios y responsables de nuestros actos. No menos impacto provocaba el hecho de pararnos, levantar hasta tres veces nuestros brazos, agitar los puños y a la cuenta de tres decir que debemos llevárnoslo a nuestra mejilla, sin embargo, el puño va a dar a la barbilla, provocando que los alumnos, en su inmensa mayoría hagan exactamente lo mismo. ¿Por qué? Porque en la vida queda demostrado que la palabra convence, pero es el ejemplo el que arrastra.

 

No menos motivante resultaba la práctica de otorgar las insignias a aquellas personas que nosotros creíamos valiosas y había que decírselo y entregárselo como un signo distintivo de esa consideración. Este alumno recibía tres insignias, la suya y dos más para que fuese a compartirlas a igual número de personas a las que creía valiosas e importantes. A la semana siguiente, comentábamos en clase la experiencia vivida, y era fantástico escuchar cada una de estas historias. Eso nos hacía crecer como seres humanos. De manera global, me encantaba hacer énfasis en la fábula del Maestro y el 5%. Era un reto que les lanzaba a mis alumnos para que dieran en la clase lo mejor de sí. Les decía, que había que ser alumnos comprometidos, entregados a la cultura del estudio, al hábito y a la disciplina, por tanto, que cada uno era arquitecto de su propio destino.

 

Les explicaba que de su esfuerzo y sacrificio iba a depender el éxito o el fracaso que alcanzarían en sus vidas, por ende, debían esforzarse para ser parte de la excelencia de ese 5%, y que algún día me lo iban a agradecer. Y por supuesto, me entregaba de lleno el día que por clase les impartía la lección de “Autoestima y Calidad Total”, era una gozada. Confieso que este año en que las clases presenciales mutaron a clases virtuales, se me hizo harto difícil continuar con estas dinámicas de formación en valores, pero también es cierto que me permitió un valioso espacio para introducir videos, documentales y películas que ilustraban y complementaban los temas comprendidos en mis dos asignaturas asignadas: Derecho Internacional Privado y Derecho Internacional Público, que serán objeto de consideración en próximas publicaciones. El video está tomado del sitio de Youtube, MyCenterMovie.

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