Ventanas rotas

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4 de enero de 2021
/
12:24 am
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Ventanas rotas

Por: Otto Martín Wolf

Existe una teoría con ese nombre. Todo se originó con un experimento efectuado hace ya medio siglo y que se puede resumir así: abandonaron un auto en las peligrosas calles del Bronx en New York, lo dejaron sin placas y con las puertas abiertas; en diez minutos empezaron a robarle todo y a desmantelarlo, en tres días no quedaba nada.

La segunda parte del experimento se realizó en Palo Alto, un barrio rico de California, donde dejaron un auto en las mismas condiciones, el cual permaneció intacto varios días. Seguidamente quebraron las ventanas y golpearon la carrocería con un martillo… en pocas horas el coche quedó desmantelado, muy parecido al del barrio bajo de New York.

Conclusión: si en un edificio aparece una ventana rota y no se arregla pronto, en poco tiempo todas las ventanas serán destrozadas, sin importar el nivel social del vecindario. Lo mismo ocurre con el grafiti, una pared puede permanecer limpia mucho tiempo, pero si se mancha con algún rótulo -aunque sea en un pequeño sector- casi inmediatamente se llenará de letreros y dibujos.

La policía en muchas partes del mundo sabe que si un pequeño delito queda impune, la escalada criminal aumentará de inmediato; así son las cosas.

Nuestras ventanas rotas

El edificio de Honduras tiene casi todas sus ventanas rotas. Cuántos de los crímenes callejeros se resuelven? Apenas un pequeño porcentaje, lo cual conduce a que los delincuentes sepan que difícilmente serán atrapados, lo que aumenta su osadía y temeraridad.

Lo mismo sucede con la corrupción. Seamos sinceros, empecemos el año con un examen de conciencia: cuántos creemos que la mayoría de los delitos cometidos por funcionarios públicos o gente de poder realmente serán castigados?

Nuestras ventanas de la corrupción han sido demolidas con el tiempo, al grado que casi estamos acostumbrados a pensar que en todo proyecto del gobierno, por muy claro y transparente que pueda lucir, tarde o temprano saldrá a la luz un escándalo que tampoco será resuelto, sus autores no recibirán castigo y el dinero no será recuperado.

Como dijo un funcionario norteamericano hace mucho tiempo, “en Honduras la justicia solo toca a los descalzos”.

Han sacado millones del Banco Central en una carretilla, el IHSS fue saqueado y apenas uno o dos de los responsables están presos (en cárcel dorada), el resto de las personas que forzosamente tuvieron que estar involucradas -por acción u omisión- se mueven libremente o han sido exoneradas.

Hace casi diez meses se compraron unos “hospitales” que hasta la fecha no han entrado en operación y que, posiblemente, serán aún más obsoletos dentro de pocos meses, cuando se inicie el contraataque al COVID-19 con la vacuna, los “malnacidos” responsables disfrutan del botín en libertad.

Dije vacuna? Desde luego, si la compran y si la que viene es la correcta y no sucede como con ciertas medicinas que hemos adquirido (pastillas de harina?) y no nos llevamos otro fiasco.

Para corregir todo eso se necesitaría un cambio total en nuestros ventanales, -reparación completa- que empezaría por llevar a los tribunales a todos los delincuentes de la corrupción y recuperar todo lo que le han robado al Estado, que es en realidad el pueblo hondureño.

No quiero sonar pesimista, pero creo que semejante belleza jamás ocurrirá, nuestros ventanales permanecerán rotos por siempre.

¡Feliz Año Nuevo!

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