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5 de enero de 2021
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Bienvenido 2021

Adiós 2020

Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo

Poniendo toda la confianza en la bondad, omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia de Dios, el mundo entero dio a las 12 de la noche del 31 de diciembre pasado, una bienvenida festiva en medio de luces pirotécnicas, estallidos de petardos y cohetes, muchos de ellos de tal poder que colocados en sitios estratégicos de una construcción podrían derribar paredes de viviendas, por la costumbre atávica de que no hay Navidad ni Nochevieja sin pólvora y música tropical para amenizar las reuniones familiares.

Pese a prohibiciones municipales en varias partes de la República, la pólvora y el alcohol que se consume en cantidades navegables produjeron víctimas letales en el caso de alcoholismo extremo, especialmente entre aquellos conductores de automóviles que sin medir las consecuencias de su vicio invadieron las carreteras y principales calles de los centros urbanos, produciendo accidentes mortales, mientras tanto la pólvora dejó una secuela de adultos y niños con serias quemaduras en la cara, extremidades superiores y algunos en todo el cuerpo, abarrotándose las emergencias de los hospitales y principales centros de salud y haciendo trabajar a los cirujanos de diversas especialidades en un afán de salvar miembros y vidas en casos específicos.

Estos incidentes letales y deformantes hacen precursar que el 2021 no será tan diferente del 2020, donde la endemia de dengue y pandemia de coronavirus produjeron decenas de miles de muertos rematándonos económicamente; dos tormentas tropicales en menos de una semana, Eta e Iota, que destruyeron infraestructura y viviendas en todo el territorio nacional, dejando miles de damnificados y secuelas destructivas que aún se afrontan en varias comunidades y estimándose que la economía nacional se encuentra en retroceso y que se tardará por lo menos unos 30 años en recuperarse.

En medio de la endemia y pandemia y la destrucción por la naturaleza se han dado escandalosos actos de corrupción con el enriquecimiento ilícito de varios funcionarios de gobierno y la avaricia sin medida de empresarios que no fueron afectados por los desastres naturales.

La indignación nacional por los actos de corrupción han sido condenados por la alta jerarquía de la Iglesia Católica hondureña, encabezada por el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que en sus homilías ha hecho un llamado a las autoridades gubernamentales del país, para que digan la verdad al pueblo sobre el combate a través del Ministerio de Salud del mortal coronavirus y sobre la adquisición de 7 hospitales móviles que ya están en el país desde hace varios meses y solo uno -el de San Pedro Sula- está funcionando, y en el país se ha dado un rebrote de coronavirus porque el gobierno por presión empresarial abrió indiscriminadamente la economía, dejando al libre albedrío de la población la utilización de normas higiénicas básicas como el lavado constante de manos con agua y jabón, utilización de alcohol al 70% o gel alcoholizado, mascarillas para taparse la boca y la nariz, anteojos para protección de los ojos o caretas de vinilo transparente, dado que el coronavirus entra por las vías mucosas en aerosoles salivales expulsados por las personas al toser, estornudar y al hablar.
Según el Cardenal si no se dice la verdad sobre los hospitales adquiridos, donde inspecciones oficiales han detectado equipo vencido, viejo, dañado y daños estructurales en los contenedores, además de haber sido pagados sobrevaloradamente, que se diga con exactitud y sin requiebros de ninguna naturaleza, cuándo llegará a Honduras una de las seis vacunas que ya se aplican en Rusia, China, Inglaterra, Estados Unidos de América, Canadá, México, Argentina, Panamá y Costa Rica.

Honduras ha anunciado negociaciones con Inglaterra y Estados Unidos para obtener dosis de la vacuna, pero se aventura que hasta a mediados de marzo o abril llegarán las primeras, si es que se ha montado alguna infraestructura climática para el almacenamiento de las dosis a menos de 80° centígrados, de las cuales solo la Universidad Nacional Autónoma de Honduras cuenta con un súper refrigerador de esa capacidad y lo ha puesto a la orden del gobierno, para al menos almacenar dosis que serían suministradas al personal médico y de enfermería que está en primera línea de combate al mortal virus.

El gobierno ha anunciado el destino de varios millones de dólares para la compra de refrigeradores especiales, capaces de mantener las dosis activas a bajas temperaturas entre ellos, y necesariamente tiene que haber furgones refrigerados para el traslado de la vacuna, desde el avión que las traiga hasta el almacén central y unidades móviles más pequeñas, también refrigeradas para su distribución a los diferentes centros de salud y áreas rurales.

En medio de este pandemónium mortal la población hondureña ha aplaudido la apertura de la economía que estaba ahogando a una sociedad que vive en su mayoría, como se dice popularmente “coyol caído, coyol quebrado, coyol comido” o “a salto de mata”, recuperándose un tanto, pero enfrentándose al riesgo de una contaminación mayor por la ignorancia de las medidas higiénicas antes mencionadas, especialmente el distanciamiento social y el uso de mascarillas tapabocas, ya que muchas personas las usan como gargantillas o vinchas porque dicen que su uso correcto les produce sofocación y alergia nasal.

Así las cosas en 2021, al menos en estos primeros días de comienzo de año, prolonga sus efectos negativos y nada parece indicar que habrá una mejora antes de que llegue la ansiada vacuna, máxime que este año es completamente político, pues para marzo están programadas elecciones internas de los 3 principales partidos políticos de 14 en contienda, y elecciones generales en noviembre.

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