Burócrata o servidor público

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8 de enero de 2021
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12:02 am
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Burócrata o servidor público

Por: Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Máster en Gobierno & Administración Pública y catedrático universitario

Después de la Revolución Industrial inglesa y en el marco de la creación de la Compañía Británica de las Indias Orientales, se revalorizó la concepción de funcionario, más de dos siglos después de su fundación John Stuart Mill, trabajó para la compañía y era parlamentario, los nombró civil servant -servidores públicos-, aunque fueran empleados por el gobierno o por privados.

Los funcionarios se convirtieron imprescindibles en cualquier sitio del mundo, creando la carrera del servidor público. Esta debe de tener como propósito enaltecer el servicio público a través de la gestión de los recursos en las instituciones que conforman el aparato gubernamental.

Un servidor público tiene características que lo distinguen, como ser: la permanencia en el cargo, así como sus funciones pues, además, sus tareas o funciones no cambian con regularidad y generalmente permanecen constantes sus modos de operar y establecer relaciones, independientemente de quién es el jefe en la institución que se desempeñen. Su desempeño es evaluado mediante calificaciones, controles periódicos, y los incumplimientos a sus deberes pueden ser castigados de diferentes maneras, desde las más sutiles hasta severas sanciones. Siempre deben anteponer el criterio técnico a la opinión individual.

Asimismo, sus ocupaciones resultan necesarias y exigen claridad, exactitud, velocidad, eficiencia, eficacia y regularidad y a cada uno se le otorga una cuota de autoridad para realizar su labor. Sin ser propietarios, los funcionarios son responsables de los recursos que se les asignan y sus ingresos están determinados por la cartera de funciones que ejecutan y la importancia de las mismas.

Por otro lado, se encuentra el burócrata, concepto que en ciencias políticas hace referencia a la burocracia, desde un punto de vista objetivo. En este contexto, es una manera de desarrollar la estructura organizativa de las organizaciones formales. Entendiendo por estas, aquellas organizaciones que están estructuradas jerárquicamente y se rigen -hasta cierto punto- por un conjunto de reglas aceptadas ampliamente y que tienen una finalidad, un objetivo. Está claro que dentro de esta definición caben tanto la organización de un Estado como la estructura organizativa de otras organizaciones.

En el habla de la calle la burocracia es sinónimo de exceso de formalismo, de hacer trámites sin sentido, redundantes, tediosos o de resultado incierto. De este modo, la burocracia es el “vuelva usted más tarde”, representa también la ineficacia y, por supuesto, la ineficiencia atribuida siempre a la administración pública. En última instancia, la burocracia en el lenguaje común es incorrectamente sinónimo de administración pública, dejando de lado la aplicación del término a las empresas privadas y organismos no públicos, como si estos estuvieran alejados de tales males y solo lo público mereciera tal mal concepto.

Por tanto, se puede apreciar dos diferencias importantes en cómo se concibe “la burocracia” según las ciencias políticas y según la percepción popular. No hay duda alguna que con el paso del tiempo y el mal manejo de la gestión pública, se ha fortalecido y ha tenido mayor predominancia el segundo concepto.

Es por ello que, en el marco de un nuevo año, un año de actividad política electoral en el país y de enormes retos para la gestión estatal en el manejo de las vicisitudes que nos planteó el año recién pasado, surge la necesidad de reflexionar sobre la importancia de que cada ciudadano que ostenta el alto honor de servir desde un puesto público, no se convierta en un burócrata caracterizado por no pensar en la comunidad ni promover nuevas iniciativas, más bien solo pensar en cuidar su puesto. De allí su escasa y casi nula vocación a correr riesgos y experimentar.

Hoy más que nunca Honduras requiere de un servidor público capaz de propiciar la creatividad en función del bienestar de la comunidad a la que él mismo pertenece. Es decir, ser un gran facilitador, que en el marco de la ley administre y gestione los recursos y funciones públicas con visión de país, enalteciendo así uno de los principales valores del desarrollo de una nación: La gestión pública.

Twitter: @eefuenteshn

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