Diversas obras de ingeniería en sitios ya identificados podrían minimizar destrucción

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8 de enero de 2021
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12:01 am
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Diversas obras de ingeniería en sitios ya identificados podrían minimizar destrucción

Por: Carlos Medrano
Periodista
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La destrucción causada por el paso de los huracanes -luego convertidos en tormentas tropicales- como el caso reciente, Eta e Iota, pudo haberse minimizado si los diferentes gobiernos, en las últimas décadas, hubiesen construido las obras de ingeniería requeridas para que se eviten, de manera inteligente, y así minimizar los daños que los fenómenos naturales nos provocan y que cada vez azotan con mayor agresividad a Honduras.

Teniendo en cuenta que nuestro país se encuentra ubicado en una zona con grandes probabilidades de ser impactada por huracanes, tormentas tropicales y otros fenómenos naturales que se originan en África, América del Norte del Sur, el mar Caribe, etc., nos hace una nación altamente vulnerable ante estos efectos, que se ven cada vez más frecuentes debido al cambio climático, para lo que, desde hace ya varios años, se debieron de haber construido las obras de ingeniería necesarias y requeridas para controlar el nivel de agua que recogen los ríos de la montaña y aprovechar la capacidad de embalse para generar energía hidroeléctrica, pero sobre todo para evitar el daño, la destrucción y la pérdida de vidas humanas que genera el desbordamiento de los mismos en los valles.

Le consultamos al ingeniero civil, Dante Gabriel Ramírez, con una maestría en Project Manager International, PMI, un postgrado en carreteras y consultor con experiencia internacional; qué obras de ingeniería se necesitan para evitar o minimizar la destrucción por un nuevo huracán, sobre todo en el norte del país.

Inició diciendo que el Valle de Sula tiene un área que hidrológicamente cuenta con dos importantes vertientes, las cuencas de los ríos Ulúa y Chamelecón, lo que la convierte en una zona sujeta a continuas inundaciones, principalmente en la época lluviosa o durante la temporada de huracanes, algunos nos azotaron de manera directa.

El Valle de Sula, con una posición estratégica envidiable y que ahora se ha convertido en una zona metropolitana, fue desarrollada en un valle inundable, en el que después de cada fenómeno meteorológico, quedan capas de sedimentos que hacen que cada año suba el nivel de agua en todo el valle, sino basta con ver la capa de lodo de más de 1 metro que están limpiado en las casas afectadas.

El consultor inicia diciendo que los estudios que se requieren para mitigar los daños durante las inundaciones del Valle de Sula, comienzan con un levantamiento topográfico completo del valle; con los equipos convencionales de medición topográfica.

Con la tecnología LIDAR (acrónimo del inglés, Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging), en pocas horas se hacen los vuelos para recopilar la nube de datos necesarios para los diseños de las obras en todo el Valle de Sula, de 2,500 Km2 y las cuencas hidrológicas de los ríos Ulúa y Chamelecón, de 23,000 Km2, además hacer la batimetría (estudio de las profundidades) en los cauces de los mencionados ríos, en todo su recorrido por el valle.

Con estos insumos, detalla el ingeniero civil, se deberá desarrollar un estudio hidrológico con varios “períodos de retorno”, para entonces definir un estudio particular de obras de mitigación, como sitios de desasolvamiento, canales, bordos, etc., y con esta topografía de las cuencas hidrológicas, obtenida mediante los vuelos equipados con la tecnología LIDAR, se podrán desarrollar los “estudios finales” de las presas de Los Llanitos, Jicatuyo, Naranjito, en el río Ulúa, y El Tablón en el río Chamelecón.

Las represas en el Valle de Sula trabajarían eficientemente si funcionan de manera integral, es decir, la construcción de ellas debe de hacerse de manera simultánea, para que trabajen en conjunto y así regular las crecidas de los ríos Ulúa y Chamelecón, concluyó el ingeniero Dante Gabriel.

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