PROTECCIÓN, Santa Bárbara. A menos de dos meses de que la aldea La Reina fuera borrada literalmente del mapa, una luz de esperanza parece encenderse, luego que una persona donara un terreno de 65 manzanas, donde podría levantarse la nueva comunidad, ubicada en el municipio de Protección, Santa Bárbara.
Unas 300 viviendas quedaron “sepultadas” el 24 de noviembre pasado, cuando el cerro La Correa se vino abajo, destruyendo todo a su paso.
Vecinos indicaron que debido a las lluvias generadas por las tormentas Eta y Iota se formó una laguna en la parte alta de la montaña y debido a la deforestación que prevalece en la zona, se facilitó el derrumbe.
Por fortuna, ninguna persona falleció en el percance porque en los días previos muchos habían salido de sus casas y estaban refugiados en albergues.
El sacerdote Leopoldo Serrano, quien ha estado gestionando ayuda para los pobladores, señaló que desde un mes antes de la tormenta habían comenzado a darse pequeños derrumbes, por lo que mucha gente estaba advertida de lo que podía pasar.
Cuando la tormenta llegó, la aldea estaba vacía, pues los habitantes se habían albergado principalmente en una comunidad llamada Las Bodegas, en Nueva Arcadia, Copán.
FUNDARÁN UNA COLONIA
Desde el primer momento, la Iglesia Católica llamó a la solidaridad, especialmente para hacer posible la adquisición de un terreno. Este llamado tuvo respuesta, pues una persona que prefirió mantenerse en el anonimato, decidió donar un lote de 65 manzanas para reubicar a las familias que lo perdieron todo.
“Ya se está trabajando en el plano y en los detalles de la colonia, pero ya no se llamará La Reina, sino que se llamará San Francisco, por petición de los mismos vecinos beneficiarios; las casas serán distribuidas de acuerdo a la necesidad de cada persona”, explicó el padre Serrano, quien es de la orden franciscana.
En el diseño se prevé que la colonia tendrá un parque central, un centro comunal, un centro de salud, una Iglesia Católica y habrá espacio para que otras denominaciones religiosas puedan instalar sus templos.
A la fecha, muchos de los pobladores de La Reina han salido de los albergues porque las bodegas han sido ocupadas para almacenar café.
Algunos se han ido a vivir temporalmente donde familiares, mientras que otros han optado por rentar casas o cuartos en sitios cercanos a donde tenían sus campos de cultivo. Ahora, su esperanza es que el proyecto de la nueva comunidad comience pronto para tener una vivienda propia.
DATOS
El sacerdote Leopoldo Serrano, quien gestionó la donación del terreno para la comunidad, recordó que “esto fue una lucha dura, solo pedir, pedir y pedir”. “Gracias a Dios, el pueblo respondió y sigue respondiendo; han dado su granito de arena y las personas ya empiezan a hacer sus planes para continuar su vida cotidiana”, agregó.
RECUERDA ALDEANO
EL PADRE INICIÓ UNA LUCHA
Don Humberto Mata Ramos tiene 78 años y dice que nunca olvidará la odisea que vivió al ver cómo sus pertenencias desaparecieron entre toneladas de lodo y agua, al quedar soterrada la aldea La Reina.
Sin embargo, le agradece a la Iglesia Católica por las gestiones realizadas “y sobre todo, a este gran hombre de un corazón noble, como es el padre Leopoldo Serrano, quien desde ese día inició una lucha sin tregua, hasta que se ha logrado lo que hasta hoy: un terreno donde creemos que viviremos felices los últimos días”.
