Ruta nacional

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11 de enero de 2021
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12:03 am
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Ruta nacional

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Tenemos orientaciones para el 2021. Determinaciones firmes. O sea una ruta nacional con propósitos. El Presidente los ha indicado. Lo que se aspiraba a tener en el 2020 se truncó. No íbamos tan mal. Se quería seguridad. Menos pobreza y más justicia social. Tener más salud y educación. Desarrollar una infraestructura logística ejemplar. Contar con una economía progresiva fuerte y ordenada. Se apuntalaba el fortalecimiento de sectores económicos estratégicos. Tales como el agro. La infraestructura. Y los pequeños negocios. El turismo. Una visión de un país atractivo a la inversión. Con dignidad y oportunidades para todos.

Se nos vino la covid-19, Eta e Iota. Y con esos males, el sueño que se tenía se volvió una pesadilla. Se trastornó la dirección trazada. Emergieron procesos nunca antes enfrentados. La improvisación “se adueñó del patio”. Se cometieron irregularidades. Mismas que complicaron el contexto de crisis. Ante lo cual. Se establecieron correctivos pertinentes. Se tomaron medidas positivas. Y se evitaron errores y peores consecuencias. Poco a poco se fue controlando el proceso y la improvisación se fue superando. Se crean oportunas instancias de diálogo y reflexión compartidas. El manejo egocéntrico fue cediendo.

Ahora en el 2021, se vuelven a retomar propósitos inconclusos. Con mayor ahínco y apoyo presupuestario para la rehabilitación. Poniendo el énfasis en los pobres y vulnerables. La idea es reconstruir el tejido social y asegurar una economía sostenible. Esto significa que van a poner en marcha procesos de desarrollo y estímulos económicos. Para mantener la economía y el funcionamiento social compatibles con los recursos de que dispone Honduras. Sin agotar nuestros recursos naturales ni ponerlos en peligro. O sea, se tiene que aumentar el bienestar social. Promoviendo un consumo responsable mediante la puesta en marcha de un sistema financiero basado en empresas respetuosas con el medio ambiente. Sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Garantizando el equilibrio entre crecimiento económico y cuidando el medio ambiente y bienestar social. Obviamente utilizando el conocimiento científico e implementando las mejores prácticas. Ya no solo pensando en la rehabilitación física sino que en la humana. Asimismo, se pretende demostrar con hechos el fortalecimiento del sistema de salud y de la educación.

En suma seguiremos manteniendo un enfoque macroeconómico sin alteraciones sustanciales. Una economía sostenible bajo condiciones neoliberales. ¿Qué tan posible es lograr un verdadero desarrollo sostenible con el actual modelo económico internacional? La incursión del neoliberalismo en Honduras -representado por conglomerados de empresas transnacionales- y su relación con las agrupaciones sociales vulnerables. Es un fenómeno social poco tomado en consideración y mucho menos estudiado.

Realmente, brillan por su ausencia las consideraciones de ecodesarrollo y etnodesarrollo como fundamentos del desarrollo sostenible en la ruta nacional que se ha tomado. El ecodesarrollo es una condición para alcanzar un desarrollo económico y social apropiado. Necesitamos hacer efectiva la participación de las empresas trasnacionales en el desarrollo de nuestros ecosistemas naturales y el fortalecimiento de los distintos grupos sociales y étnicos. Eta e Iota dejaron ver el deterioro ambiental ocasionado “por los altos valores monetarios que rigen en la sociedad hondureña”. Enfrentamos un desequilibrio ecológico que es necesario superar para lograr un nuevo estilo de desarrollo que abarque los aspectos económicos, políticos y socioculturales.

La nueva ruta nacional necesariamente debe implicar una descentralización de los procesos productivos coherente con las condiciones ecológicas y etnográficas de cada región de Honduras. Lo cual implica, la revalorización del “papel que juega la diversidad étnica y los valores culturales en las prácticas de uso de los recursos naturales”. Las empresas y consorcios industriales deben contribuir efectivamente en el manejo responsable de los recursos naturales. Y un enfoque político orientarlo a incentivar tanto al gobierno nacional como a los gobiernos locales a establecer políticas que enfrenten realmente los problemas de crecimiento poblacional, pobreza y marginalidad. Pues debido a que dichos factores son los que ocasionan el alto índice de degradación ambiental. Todos. Los grupos sociales. Empresas transnacionales. Agencias nacionales como secretarías, fundaciones y organismos gubernamentales y privados. Deberían ejecutar programas y servicios de atención que promuevan el incremento en la calidad de vida.

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