Max Velásquez Díaz, defensor de la soberanía

MA
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13 de enero de 2021
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01:18 am
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Max Velásquez Díaz, defensor de la soberanía

Infraestructura resiliente ante desastres

Álvaro Sarmiento

En septiembre del próximo año (2022) se conmemora el 30 aniversario de la decisión de la Corte Internacional de Justica (CIJ), en el caso de la controversia fronteriza terrestre, insular y marítima entre El Salvador y Honduras. Esta decisión es un elemento central, vital en la definición fronteriza entre dos países vecinos, hermanos, que a lo largo de tantos años ha sido factor clave importante en la relación entre ambos estados.

Si bien es cierto, algunas personas, con una visión bastante simplista y seguramente de corto plazo consideran que el resultado de esta decisión fue favorable a Honduras, porque en aritmética simple, nuestro país salió “ganando” el 66.2% de los territorios en disputa, no consideran el tema de fondo, la importancia de definir límites, jurisdicciones, con él y los vecinos con la finalidad de brindar seguridad jurídica a la población, especialmente de las zonas fronterizas y evitar la utilización de los ánimos nacionalistas , muy fácilmente explotados por políticos de turno cuando se tienen problemas internos. Estas definiciones territoriales no son necesariamente juegos de suma cero.

Asimismo, ese mismo año será el 15 aniversario de sentencia de la CIJ que define la demarcación de la frontera marítima en el mar Caribe entre Honduras y Nicaragua, técnicamente aguas territoriales y plataforma continental. Todo este esfuerzo nacional, traducido en muchos años de preparación de equipos técnicos, contratación, coordinación y gestión de peritos internacionales ha implicado toda una estrategia de muchos gobiernos, específicamente de ministros de Relaciones Exteriores con visión de largo plazo. Asimismo la identificación y selección de “equipos multidisciplinarios nacionales de expertos, liderados por estrategas de campo, tal es el caso del abogado Max Velásquez Díaz. Con la disculpa del caso por otros funcionarios de Cancillería con grandes dotes profesionales y humanos que no tengo la dicha de conocer, por ejemplo don César Batres (QEPD), la figura del embajador Velázquez Díaz me parece más que ejemplar.

Su experiencia diplomática simplemente no puede resumirse en un CV o un artículo de opinión. Este año cumple cincuenta años de haber iniciado su aporte al Ministerio de Relaciones Exteriores, hasta el año de 2009. Ha sido embajador de nuestro país desde 1977 ante los gobiernos de Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, embajador no residente ante Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Portugal, Federación Rusa y Confederación Suiza. Agente ante la CIJ en el caso Nicaragua/Honduras para la delimitación de los espacios marítimos en el Caribe. Asimismo, abogado y consejero de la Misión Especial de Hondura ante la CIJ en el caso de la definición de la frontera entre Honduras y El Salvador. Seguramente este ha sido uno de los justificantes principales para que el Congreso Nacional le concediera la Medalla de Oro en el año 2013.

Pero considero que sus mejores méritos trascienden lo político y el mundo de la diplomacia, con su señora, doña Victoria Matute Rodríguez construyeron un sólido hogar con cinco hijos, siempre al lado de un gran hombre, se encuentra una gran mujer. Un ejemplo de continua sed por aprender día a día, en muchas disciplinas del saber, arquitecto de una de las mejores y más completas bibliotecas jurídicas y sociales del país. Una fuente de consejo, que en mi experiencia personal, ante la consulta sobre el comportamiento que debería mostrar en el mundo diplomático, me aconsejó con gran sencillez, “sé vos mismo y compórtate como tal”.
Muchas gracias embajador Velásquez -don Max- , ha sido todo un ejemplo como caballero, profesional, y hombre de familia. Y los ejemplos se siguen.

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