Milton Bautista, pintor: “Tuve que regalar una pintura por un plato de comida”

ZV
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16 de enero de 2021
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12:21 am
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Milton Bautista, pintor: “Tuve que regalar una pintura por un plato de comida”

Hace un par de meses entrevistamos a Ciserón y se declaró “el último genio de Honduras”. Hoy, platicamos con su hermano Milton y dice que “nací para ser grande”. Este choque de trenes en autoestima de los hermanos Bautista tiene la misma dimensión de su talento. Autodidacta y olimpista, Milton se ha abierto paso por si solo a punta de perseverancia. Sus inicios estuvieron acompañados de todas las dificultades que enfrentan los artistas hondureños y el alcohol casi lo destruye. “Empeñaba mis pinturas en esos antros”, confiesa con mucha humildad. Hoy por hoy, el éxito le sonríe.

¿Su primera pintura?
Desde que estaba en la escuela, haciendo caricaturas.

¿Estudió pintura?
Soy autodidacta, no pude estudiar en Bellas Artes, pero traía el arte en la sangre.

¿Es mayor que Ciserón?
Soy menor

¿Por qué él sí fue a Bellas Artes y usted no?
No había cupo cuando mi mamá me fue a inscribir, pero me gradué de Maestro de Educación Primaria.

¿Ejerció la docencia?
No, porque yo traía lo del arte, me vine a Tegucigalpa a perseverar en lo que yo quería.

¿Cómo fueron esos primeros días en la capital?
Pintaba en Marcala y me traía mis pinturas sin mucho conocimiento y me venía a aventurar, conocí un par de personas que se movían en el arte y a través de ellas fui vendiendo mis pinturas.

¿Cuál es su técnica?
Acrílico sobre lienzo, pero mi estilo es arte moderno contemporáneo.

¿Sigue viviendo en Tegucigalpa?
Paso en Tegucigalpa, pero vivo en Santa Rita, Yoro, con mi esposa y mis hijos.

¿Le fue difícil posicionar su arte?
Ha sido un proceso bien difícil, pero con la perseverancia de luchar y hacer lo que siempre me gustó. Cuando comencé, mi suegra me decía que mejor me conseguía una licencia de magisterio porque le daba pesar, pero esas palabras me motivaron más a perseverar hasta lo que soy.

¿Nadie le compraba?
Sí, pasaba semanas sin vender, un camino muy duro, llegó un día que tuve que regalar una pintura por una llamada por teléfono, sacrificar una pintura por un plato de comida.

¿Tan difícil era la cosa?
Muy difícil porque yo me dije que iba a crecer, pero sin la sombra de nadie. Además, mi hermano también estaba luchando por su nombre. Siempre mantuve esa sed y hambre de salir adelante con mi lema: “Nací para ser grande”.

¿Le ha perjudicado el nombre de su hermano?
Para nada, la verdad que somos dos artistas, diferentes, cada quien lleva su carrera y marca su historia. No me perjudica en nada el nombre de Ciserón.

¿Lo han llamado o comprado una pintura pensando que es de él?
No me ha pasado eso.

¿Y en precios?
Tampoco hay problema, algunos clientes me dicen que mi hermano lleva más años. Casi manejamos los mismos precios.

¿Se llevan bien?
Somos hermanos, amigos y colegas.

Normalmente el menor imita al mayor ¿Fue su caso?
Como es el mayor y ya estaba metido en el arte, puede ser que hubo su momento esa influencia. Pero la verdad yo traigo el arte en la sangre, porque desde que estaba en la primaria hacia caricaturas y el director me las exhibía en la escuela. Para mí, esa fueron las primeras exposiciones de arte en mi vida.

¿Será una ventaja estudiar en Bellas artes?
La técnica es la misma, pero yo tengo un poco de conocimiento en el trazo de la figura, además, estuve en varios talleres de colegas y amigos y poco a poco iba aprendiendo, al final, la experiencia hace al maestro.

¿Ha tenido exposiciones internacionales?
He tenido siete exposiciones internacionales y mas de 35 nacionales.

¿Vive de pintar?
Al cien por ciento, desde que me comencé, siempre he vivido del arte y arte.

¿No ha vuelto a cambiar una pintura por una llamada?
No, gracias a Dios, ahora estamos establecidos en un grado mayor.

Ciserón dice que es el último genio y usted se declara el más grande ¿Quién es el mejor?
Bueno, es cuestión de autoestimas, lo respeto como artista, su trabajo y su vida, la mayor competencia de uno es uno mismo.

¿Y para su mamá quien es el mejor?
Para mi mama los dos somos grandes, no hay uno mejor que el otro, para ella es difícil dividir su corazón, la familia también opina igual.

¿Cómo han sido estos días de la pandemia para los artistas?
Muy difícil para todos. En mi caso, se nos fue un ser querido, pero en la parte artística he vendido más que otros años, pinté bastante y los clientes me han comprado por las redes sociales.

Su esposa es maestra de educación.

¿Cómo está el mercado del arte?
En estos momentos, el mercado ha decaído un poco, siempre hay altibajos, aparte que persiste la envidia, de cortar al otro, pero la perseverancia me ha servido para triunfar.

¿Qué recomendaría a los artistas jóvenes?
Siempre platico con ellos y les digo que no hay que desanimarse, hay que perseverar y luchar, meterse en los aspectos culturales para poder sobresalir.

¿Cómo se firma su obra?
Milton Bautista.

¿Siempre va a Marcala?
Solo para ocasiones especiales como la Navidad, allá vive mi mamá y su familia.

¿Tiene optimismo que la pandemia pase pronto?
Hay que tener un poco de paciencia de lo que está ocurriendo con la pandemia y tengamos la fe que vamos a salir adelante como familia y como país.

¿Qué planes tiene para este año?
Todos los años tengo proyectos, en los próximos días viajaré a Miami porque tengo contacto con varias galerías y siempre salen eventos.

¿Algún maestro que admire?
Mi maestro Mario Corea que me daba clases de arte plásticas, yo llegaba a su taller y me enseñaba, pero también aprendí muchos artistas de los que he aprendido.

¿Se inundó Santa Rita con los huracanes?
No hubo problemas, gracias a Dios, a pesar que pasa cerca el Río Humuya.

¿Alguna vez quiso tirar la toalla?
No la quise tirar, pero hubo momentos difíciles como cuando mi suegra me dijo esas palabras, sé que no quiso hacerlo por molestarme, pero fue muy duro.

¿Bohemio?
Sí, hombre, gracias a Dios estoy vivo, llevé una vida bohemia, casi pierdo a mi familia por la parranda, empeñaba obras en esos antros por bebida. Gracias a Dios llevo sobre cuatro años alejados de ese mundo.

¿Qué lo hizo cambiar?
Mis hijos, ellos me tocaron.

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