Cristales rotos

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18 de enero de 2021
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12:48 am
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Cristales rotos

Por: PG. Nieto
Asesor y Profesor CISI

Si el ataque a las Torres Gemelas mostró debilidades en sus servicios de inteligencia, el asalto al Capitolio ha evidenciado vulnerabilidades en una democracia que se presumía consolidada y respetada en los Estados Unidos. No obstante, se podría argumentar lo contrario, que lo ocurrido prueba su fortaleza. Depende del lado de la moneda que miremos. En este caso, sería equiparable a la democracia de Honduras, cuando en junio de 2009 tuvo capacidad para neutralizar el intento del expresidente Manuel Zelaya de colocar a Honduras bajo la influencia del socialismo del siglo XXI. Incluso soportar que el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, mediador en la crisis, “mediara” insultando la Constitución llamándola “adefesio”. Cosas de la vida, el Nobel de la Paz terminaría acusado por siete mujeres por abusos y agresiones sexuales. Un adefesio como ser humano.

Los sucesos del Capitolio son consecuencia del comportamiento del presidente Trump: negando su derrota, presionando a las autoridades electorales sin presentar pruebas del fraude, y generando un estado emocional confrontativo entre sus seguidores, quienes terminaron asaltando y profanando la cuna y pilar de la democracia norteamericana. Tal proceder motivó que Twitter cancelara su cuenta, situación aprovechada por el expresidente Zelaya para apoyarle: “Defiendo con vehemencia el derecho inalienable que tiene a expresarse libremente”. Doble moral del prócer converso. Cuando María Luisa Borjas, en la presentación de su candidatura como coordinadora de Libre, dijo: “Ya es tiempo de hacer los cambios necesarios, ya es tiempo de democratizar el partido”, Mel le respondió: “Hablar mal de Libre y de sus autoridades es traición al partido y traición al pueblo”. ¿Y su libertad de expresión? En política, según Campoamor: “Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

En 1933 Hitler fue nombrado jefe de gobierno y canciller de Alemania, gracias al triunfo electoral de su Partido Nacionalsocialista, coloquialmente Partido Nazi. Los electores estaban convencidos de haber votado por el “salvador de Alemania” para que les sacara de la crisis. Cinco años después el pueblo soportaba una dictadura que terminaría llevándolos a la guerra. En las democracias hay “salvadores” que utilizan las crisis para engañar al pueblo en su beneficio. La noche del 9 de noviembre de 1938, tropas de milicianos alemanes procedieron al linchamiento multitudinario de ciudadanos de ascendencia judía, destrozando sus propiedades y sinagogas, mientras la policía dejaba hacer. Las calles quedaron sembradas de cristales rotos procedentes de las ventanas y escaparates de sus viviendas y lugares de trabajo. Las autoridades nazis justificaron los hechos por la “indignación popular”. Contemplar a los “indignados” de Trump rompiendo puertas y ventanas del Capitolio, practicando el pillaje, mientras el president
e, instigador, justificaba los hechos por el rechazo popular a los resultados electorales, rememoró las similitudes con la “noche de los cristales rotos” en la Alemania nazi.

Estos comportamientos radicales los vienen impulsando políticos fracasados de la oposición hondureña durante la presente legislatura. Promoviendo la desobediencia civil; animando a tener preparada una AK-47; convocando paros; formando comandos insurreccionales; defecando sobre las instituciones allende fronteras; presionando a organismos internacionales para que invaliden los resultados electorales; ahuyentando la inversión; exigiendo a las FF AA dar un golpe de Estado… Recordamos incendios en gasolineras, hoteles y embajadas; pillajes en comercios y supermercados; destrucción de mobiliario urbano; realizado por “indignados”, a quienes los políticos instigadores llamaban “presos políticos” cuando eran detenidos.

Los “cristales rotos” del Capitolio debe alertar a las democracias, los radicalismos acechan para debilitarlas primero y destruirlas después. Un analista hondureño dijo que era necesario fortalecer las instituciones para evitar hechos tan lamentables. ¿Más normativas para ser irrespetadas? Son las personas que asumen responsabilidades al frente de las instituciones quienes las fortalecen con su capacidad intelectual, desempeño y conducta, o todo lo contrario.

Una institución, un partido político, tiene tanta fortaleza y credibilidad como tengan sus líderes y autoridades. El Partido Republicano no es Trump, lo mismo que el Partido Nacional no es JOH. Aún en campaña los próceres siguen promoviendo derrocar al Presidente para ellos formar un gobierno provisional, un dislate inconstitucional. ¿Por qué? Porque saben que no pueden vencer en las urnas al Partido Nacional. Amenazan con desatar la violencia, incluso con una guerra civil dice el salvador de Honduras, si los resultados no les favorecen, manteniendo la democracia bajo amenaza con técnicas mafiosas.

“Ser presidente es cualquier pendejo en este país”. -Expresidente Manuel Zelaya-.

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