MURO, INMIGRACIÓN Y CIUDADANÍA

ZV
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22 de enero de 2021
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12:34 am
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MURO, INMIGRACIÓN Y CIUDADANÍA

TIRAR un muro a lo largo de la frontera con México fue una promesa de campaña de Trump. Agregó que el gobierno mexicano pagaría la factura por la construcción de la gran muralla. ¿Cómo? Obligando al gobierno de López Obrador a negociar un tratado comercial reemplazando el NAFTA, más oneroso a los intereses mexicanos. Pero también, alertado por FOX News de caravanas de peregrinos que se organizaban con rumbo a los Estados Unidos, amenazó al gobierno mexicano con sanciones arancelarias si no paraba de tajo el flujo migratorio. México despachó a su canciller a Washington en misión urgente. Regresó alborozado que a cambio de unas pequeñas concesiones, había logrado detener aquella amenaza al comercio con su gran socio del norte. Solo tuvo que aceptar poner en vigencia un programa, “esperar en México”, mediante el cual los migrantes que cruzaran la frontera norte debían regresar y esperar en México –en refugios de mala muerte– que los jueces norteamericanos resolvieran su petición de asilo. En otras palabras, ser “tercer país seguro”.

Ah, y desplegar unos 50 mil guardias nacionales a lo largo de todo su territorio para atajar futuras migraciones. Los acuerdos que fueron ejecutados cabalmente le granjearon al mexicano una relación armoniosa con su par estadounidense. Tanto así que tuvo el privilegio de ser recibido en el Salón Oval –uno de los pocos viajes que hizo ya que nunca sale– para la firma del nuevo TLC –ya no en condiciones tan favorables para México como el anterior–con los Estados Unidos. (El primer ministro canadiense, el otro socio del TLC, prefirió no acudir al acto protocolario). Los costos adicionales para México –o sea la diferencia de beneficios entre uno y otro tratado– se computan a cuenta de la factura pendiente para la construcción del muro fronterizo. Varias veces Trump se ufanó que “México está pagando por el muro, por si no lo sabían”. El mandatario mexicano regresó, después de la foto “opportunity” en la Casa Blanca, alegre por la relación de respeto –como nunca antes– y de no injerencia en los asuntos mexicanos, de la administración republicana. Tan impresionado de no sentir absolutamente nada cada vez que le torcían el brazo que, junto al brasileño, fue uno de los últimos gobiernos en reconocer el triunfo de Biden. Semanas antes de la vacante obligada de la administración saliente, el inquilino del Salón Oval anunció que el muro pronto estaría concluido.

Para los que no se fijan en detalles insignificantes. El muro fronterizo no es nada parecido a las fortificaciones de la Gran Muralla China, edificada durante varias dinastías, con un recorrido de 21,196 kilómetros. La frontera entre México y los Estados Unidos apenas es de unos 3,142 kilómetros. Antes de anunciarse la construcción del gran muro fronterizo, un tercio de la distancia era separado por vallas o barreras de distinta naturaleza. De los 727 kilómetros reportados por la CBP del “nuevo sistema de muro fronterizo” la inmensa mayoría de lo trabajado fueron “sustituciones o reparaciones de las estructuras existentes que estaban deterioradas”. Los cálculos indican que en realidad “solamente se construyeron unos 129 kilómetros del muro nuevo; de los cuales 53 km corresponden a vallas secundarias, lo que deja un total de 76 km de barreras primarias totalmente nuevas”. En su primer día de mandato Biden cumplió su promesa de campaña de solicitar un amplio proyecto de ley de inmigración que incluye una vía de ciudadanía para unos 11 millones de indocumentados”. La iniciativa se denomina “Ley de Ciudadanía de los EE. UU. de 2021″. Ah, y ha firmado una orden ejecutiva “cancelando la emergencia nacional decretada por su antecesor para desviar fondos y financiar así la construcción del muro fronterizo con México; que, de momento, queda en el aire”. Lo que no queda en el aire –y en eso Trump no faltó a la verdad cuando dijo que “México pagaría”– es que como el TLC menos ventajoso para México subsiste, ese país seguirá pagando el costo del muro, lo hagan o no lo hagan.

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