“El Divino Leproso”

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31 de enero de 2021
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12:53 am
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“El Divino Leproso”

Por: Walter Ulloa

José de la Cruz Mena Ruiz nació en 1874, hijo de Yanuario Mena y Cenedonia Ruiz, se interesó en la música gracias a su padre, que le enseñó las primeras lecciones, también le enseñó su hermano, el violinista Jesús Mena, tiempo después aprendió a tocar el cornetín, convirtiendo la música en su pasión, aprendió a tocar la guitarra, piano y otros instrumentos, pero el cornetín era su favorito.

Tenía cuatro hermanos, Ana, Carlota, Manuel y Jesús; en 1886 muere su papá Yanuario, y su hermano Jesús se encarga de su educación.

En 1888 ingresa a la Escuela de Música, donde después de aprobar una prueba que consistía en descifrar partituras, es escogido para ser parte de la “Banda de los Supremos Poderes”, que dirigía el maestro Alejandro Cousin, de origen Belga (cuñado de José Santos Zelaya), que vio talento en Mena.

Tiempo después viajó a Honduras, donde logró ingresar a la “Banda de Afi cionados de Honduras” en Tegucigalpa, luego viaja a El Salvador, ahí entra a la “Banda de los Supremos Poderes”, dirigida por el maestro Enrique Drews, que llegó a ser considerada la mejor banda orquestal en el siglo XIX.

Estando en la banda adquiere más conocimientos, hizo sus primeras composiciones y conoció al gran compositor Giacomo Puccini, estando ahí, Mena empieza a tener problemas de salud, pequeñas llagas le salieron en parte de su cuerpo, pero al no tener mejoría, regresa en 1892 a su tierra natal, León, Nicaragua, pero no encuentra a su familia, con los días las llagas aumentaron, y en 1896 se confi rma la enfermedad de lepra, lo que lo obliga a dejar su hogar para irse a las orillas del Río Chiquito, y amigos le ayudan a construir una pequeña barraca donde siguió componiendo.

Inicialmente se dijo que Mena había contraído lepra en Honduras, pero otras fuentes aseguran que fue hereditario, ya que su hermano Jesús Mena murió de dicha enfermedad, al igual que su papá Yanuario y sus hermanos.

Mena se veía más afectado por la lepra, pero también tenía buenos amigos, estos lo visitaban y ayudaban a escribir las partituras mientras él silbaba, estando así compuso “Ruinas”.

El entonces presidente José Santos Zelaya, mandó a todos los enfermos de lepra a la Isla Aserradores, contiguo a Corinto, para evitar contagios, algo muy doloroso para él, pues no tendría quien le ayudara en sus composiciones; antes de partir a la Isla, Mena compuso “La Marcha”, dedicado al presidente Zelaya, que en un acto público le tocaron, a Zelaya le gustó, desconociendo al autor, al saber de quien se trataba, lo sacó de la lista de los leprosos que viajarían a
la isla, y le otorgó a Mena el cargo de sargento del destacamento de soldados de León, para obtener un ingreso económico permanente.

La enfermedad de Mena cada día avanzaba, pero su pasión por la música lo mantenía con ánimos, además de contar siempre con sus amistades que le alegraban sus días, uno de ellos fue Abraham Morazán, protector y amigo, que en agradecimiento le compuso el vals “Amores de Abraham”, este nunca dejó de visitarlo.

En 1903, la lepra empezaba a mermar sus capacidades físicas, Mena se fue deformando poco a poco, estaba totalmente ciego, perdió parte de sus dedos, su nariz, labios y orejas, afectando a la vez, su hígado, riñón y el corazón.

En 1904 ganó el primer lugar en los “Juegos Florales” con su vals “Ruinas”, que fue ejecutado por su amiga, la pianista Margarita Alonso de Rochi, en el Teatro Municipal de León, lo que le dio gran reconocimiento, Mena le pidió a su amigo Bernardino Turcio, llevarlo al teatro, y desde el frente del teatro, escuchó su vals, la gente lo aclamó, gritando: “¡Viva Mena! ¡Viva Mena! En ese mismo año el teatro pasó a llamarse “Teatro José de la Cruz Mena”.

A pesar de su deterioro físico, Mena nunca se sintió solo, la música y sus amigos siempre lo acompañaron, en la noche del 21 de septiembre de 1907, Mena sufre de fuertes dolores y se acostó en su hamaca, amigos lo encuentran a la mañana siguiente muy enfermo, de inmediato fueron a buscar al Dr. Luis H. Debayle, pero al regresar, Mena había fallecido, tenía 33 años, debido al riesgo de contagio, su casa y su cuerpo fueron quemados al instante, durante su sepelio se presentó la banda fi larmónica, fue sepultado en el Cementerio Guadalupe.

José de la Cruz Mena compuso alrededor de 26 vals, entre ellos: Bella Margarita (dedicada a Margarita Lacayo), Lola (dedicado a Lola de Alvarado), Rosalía (dedicado a Rosalía de Icaza), Cuatro misas de Gloria, Yo te amo y Sueños de Amor.

Después de su muerte, sus vals “Ruinas” y “Amores de Abraham”, fueron impresos en Alemania por el maestro Juan Deshon, bajo la autorización de su hermano Manuel Roldán Mena, único sobreviviente de la familia Mena.

En 2007 sus restos fueron trasladados a la catedral de León.

José de la Cruz Mena es considerado junto a Luis Abraham Delgadillo y Carlos Tunnerman López, uno de los tres grandes de la música nicaragüense.

Harley Ezel.

 

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