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13 de febrero de 2021
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12:04 am
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SOAT

Por: Francisco Zepeda Andino
Cnel. (R) FAH

Entre la variedad de problemas que debemos sortear los dueños de automóviles privados a lo largo y ancho del territorio nacional, uno es choferes irresponsables usando otros medios móviles, ya sean carros, motocicletas, mototaxis, o camiones, quienes violando leyes y reglamentos, conducen sin la menor precaución, y es posible, numerosos casos bajo la influencia de bebidas alcohólicas o drogas, originando accidentes, donde pueden resultar muertes, lesiones graves y diversos grados de daños materiales.

Actualmente la situación conflictiva en la circulación nacional vial dentro de ciudades grandes, se ha visto agravada por el incremento vertiginoso de motocicletas. Hemos podido ver, momentos después a lo ocurrido, varios accidentes en bulevares o calles capitalinas, originados, o con la participación de motociclistas, quienes se desplazan a gran velocidad y sobrepasan por derecha e izquierda sin la menor precaución. Lo que sí cualquier persona puede observar diariamente, es la impunidad evidente con la cual las motos se pasan los semáforos en rojo, pero lo anterior también atañe a choferes de taxis y autobuses de los llamados “rapiditos”, “especiales” o “brujos”, teniendo una mayor peligrosidad por su peso, tamaño y capacidad de personas.

Si usted tiene la precaución de comprar un seguro para su automóvil, es una buena ventaja dada la actual situación, al haber una falta casi total de sistemas para sancionar a los infractores donde hay semáforos, y calles o vías con circulación rápida. Cámaras capaces para filmar al conductor que viola la regulación del alto obligatorio o una luz roja en un semáforo, agentes de Tránsito motorizados para hacer cumplir lo anterior ubicados estratégicamente, aparatos medidores de velocidad permanentes para la ciudad y no solo en carreteras o feriados como Semana Santa, autoridad municipal dispuesta a imponer sanciones en zonas de no estacionar, y otras medidas, podrían reducir la trágica estadística de fallecimientos urbanos.

En diversas naciones alrededor del mundo se establece la obligatoriedad de un seguro para todo móvil usando carreteras o calles. En otros, como varios estados de la Unión Americana, no es obligatorio para motocicletas, pero sí se sanciona la culpabilidad del conductor cuando viola la ley.

Bajo diferentes nombres y con coberturas también variadas, muchos países obligan tener vigente un seguro adicional al voluntario que un conductor compra para proteger su inversión o hacer frente a lesiones de terceros.

En el caso de Colombia se llama SOAT (Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito), igual en Perú y Bolivia. España lo denomina Seguro Obligatorio del Automóvil. La cobertura extendida a motocicletas no siempre aplica en diferentes naciones. Colombia exige que el seguro cubra también una siniestralidad para ese tipo de máquinas. Es un principio común y base de esas disposiciones, proteger al ser humano cuando ocurren lesiones, incapacidad y hasta muerte.

¿Cómo se distribuye el ingreso por pago del SOAT? Según las disposiciones colombianas, “al momento de comprar el SOAT, el propietario del vehículo está aportando recursos para atender a las víctimas de accidentes de tránsito, para realizar campañas de prevención de este tipo de eventos y para contribuir con una reserva que permita atender eventos terroristas, y eventos catastróficos como sismos, deslizamientos de tierra, inundaciones y avalanchas”. El desglose de la cantidad pagada varía según métodos preestablecidos.

Si usted es la parte afectada cuando ocurre una colisión con motocicleta, taxi, carro privado o autobús, considérese afortunado si cercano al sitio hay una cámara del sistema 911, que pueda deslindar responsabilidad porque con cierto grado de certeza, el responsable no tendrá un seguro garantizándole a usted recuperar el bien o la salud perdida.

En un año electoral como el presente, no esperamos que un candidato a presidente, alcalde o diputado se atreva a proponer una medida protectora de ciudadanos y bienes como la ya mencionada.

Mientras encontramos un político valiente velando por el bien común, es recomendable instalar en su automóvil una cámara grabadora (dash cam camera), cuyos precios varían desde unos $50 hasta varios cientos de dólares, fácil de instalar en el vidrio frontal o tablero del auto. Sopesar que si ocurre un accidente, el video filmado puede salvarlo de pagar miles de lempiras o lo que es peor, si hubiese una fatalidad, probar su inocencia, es una inversión mereciendo consideración.

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