La falta de ingresos que “castiga” a la población, producto de la crisis económica desatada por la pandemia del COVID-19, ha orillado a cientos de dueños de vehículos a ponerlos en venta para subsistir.
En zonas de alta circulación vehicular es notable la creciente oferta de carros de todo tipo, muchos de estos ofrecidos a precios bajos que reflejan la urgencia de los propietarios por obtener dinero para suplir sus necesidades.
La esperanza de los vendedores es que en el ir y venir a bordo de sus autos, más de algún comprador interesado se comunique al número que colocaron en el rótulo de venta, pegado sobre alguno de los vidrios.
Los compradores de automotores son cada vez más escasos y, para colmo, al cuidar sus raquíticos recursos, regatean hasta lograr un precio accesible a su bolsillo.
Vender un automóvil por necesidad, según comentan algunos conductores, no es un buen negocio, pero no les queda de otra.