Descifrando a Dan

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20 de febrero de 2021
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12:04 am
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Descifrando a Dan

Esperanza para los hondureños

Por: Héctor A. Martínez
(Sociólogo)

Nadie ha podido descifrar lo que dijo Dan Restrepo asistente del presidente Barack Obama, cuando afirmó que, de llegar a ser asesor presidencial de Biden, él no permitiría que ninguno de nuestros candidatos actuales a la presidencia de Honduras pisara la Oficina Oval de la Casa Blanca.

En realidad, las palabras de Restrepo guardan otro significado que va más allá de la simple reprensión hacia cada uno de los protagonistas de las próximas elecciones. Se trata de un aviso sobre el estado de las cosas en Honduras que no están funcionando bien, y que, en el buen idioma diplomático norteamericano significa, “Ustedes tienen un problema estructural en su forma de manejar la política y la economía, que genera pobreza en lugar de riqueza, lo que provoca que las personas emigren de manera desordenada e ilegal, causando alteraciones a nuestro equilibrio social”.

Los norteamericanos descubrieron que la zona centroamericana llamada geométricamente el “Triángulo Norte” conforma una especie de tapón y de cernidor demográfico -depende de cómo lo queramos ver-, cuyas fronteras, según ellos, representan el punto clave para detener el avance migratorio hacia su país, un problema que, por cierto, se volvió inmanejable desde la primera administración de Barack Obama, y que Biden no la tiene menos pesada. Durante el tiempo de la Guerra Fría, esta zona se volvió un verdadero dolor de cabeza para la seguridad norteamericana, cuya política exterior se basó en la contención del comunismo a través de diferentes programas como la “Alianza para el Progreso” en los 60, y la “Doctrina de Seguridad Nacional” en los 80. Ellos creyeron, impulsados por sus no siempre certeros análisis de los “Think Tank” académicos, que era posible combatir la pobreza de nuestros países bajo la concepción desarrollista de un modernismo cultural que sugería imitar su “American way of life”, de modo que se encontraron con el dilema de decidir si promover el militarismo antisubversivo, o fortalecer nuestras instituciones políticas para impulsar el desarrollo nacional. Ocuparse de las dos al mismo tiempo, resultaba una empresa muy costosa desde el punto de vista del gasto gubernamental. Prefirieron la primera.

Lo que Restrepo nos advierte es que debemos fortalecer el mercado capitalista en esta zona para que mejoren las condiciones económicas de la media de la población, y que la inversión per cápita traiga como consecuencia un crecimiento económico sostenible que beneficie a la mayoría. El obstáculo principal que ellos encuentran es que, con la mala calidad ética de nuestras instituciones públicas y privadas, el proyecto se avizora fallido. Desde hace algunos años, los norteamericanos nos vienen advirtiendo que nuestros esfuerzos por combatir la corrupción en nuestras instituciones de justicia y auditoría han sido infructuosos, pese a la ayuda financiera y la cooperación técnica.

El mensaje subterráneo de Restrepo es este: sin transparencia institucional no habrá confianza en los inversionistas; y sin un verdadero capitalismo, no saldrán jamás de la miseria. Sin reglas claras, los tribunales siempre se inclinarán por los más allegados al poder, afectando a los que menos tienen y pueden. El capitalismo de amigos afecta la libre competencia, desfavorece el desarrollo de los mercados e impide que los emprendedores encuentran terreno fértil para crecer y competir en buena lid. Así no se puede salir de la pobreza.

Ellos saben dónde radica el meollo del asunto, pero no pueden hacer mucho al respecto porque su nivel de interferencia respeta los límites impuestos por la diplomacia y el respeto. Pero siempre encontrarán la manera de lograr su objetivo por la vía que les confiere la diplomacia y el derecho internacional. Y ese problema no se acabará cuando se abran los portones fronterizos, ni ampliando los TPS. Se acabará cuando nuestras instituciones, una vez adecentadas, promuevan y estimulan el libre mercado, se fomente el ahorro público, y una buena parte de la población tenga acceso al empleo bien remunerado. Entonces nuestros políticos podrán pisar la Oficina Oval.

[email protected]
@Hector77473552

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