EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS
A ver, a dos semanas que los ecuatorianos fueron a comicios, que cerraron las urnas, levantaron actas y comenzaron a hacer el escrutinio de votos, sigue la incertidumbre. El proceso salpicado de fuertes denuncias de fraude. Concluida la primera vuelta en Ecuador y todavía ayer contaban y recontaban votos para determinar ganadores. El candidato puesto de dedo por su padrino prófugo en Bruselas, sacó el primer lugar. Ello, debido al voto de castigo al pésimo gobierno de Lenin Moreno. Dado el apretado resultado por el segundo lugar, todavía no hay anuncio oficial sobre cuál de ellos, si el candidato del movimiento indígena Pachakutik o el candidato de CREO va al repechaje. En un inicio, a instancias del Consejo Electoral y de los observadores de la OEA, ambos contendientes convinieron sobre cuales urnas recontar. Sin embargo, no tardaron mucho en abandonar el pacto. Hasta ahora, quien califica para el balotaje es Guillermo Lasso que alcanza un 19.74% de los votos mientras Yaku Pérez obtiene 19.38%. Una diferencia de 32,865 votos.
Sin embargo, el desfavorecido encabeza una marcha rumbo a Quito exigiendo un nuevo recuento. Los esperan en la capital a inicios de la próxima semana. Mientras, en Guatemala el gobierno ya enfrenta una nueva ola de protestas. El año pasado ocurrió prácticamente una insurrección popular contra el proyecto de presupuesto enviado por el Ejecutivo. El Congreso tuvo que dar marcha atrás para apaciguar los ánimos encendidos. El gobierno montó un mecanismo de diálogo ofreciendo mejorar la gobernabilidad. Por lo visto aquello no duró mucho. La marcha de campesinos demanda la salida de Giammattei. Ya antes anticipamos la debilidad de cualquier gobierno que gana únicamente con un 23% del total de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Pero la notoria falta de apoyo está reflejada en un abstencionismo del 61.41%. Se trata de un mortero lleno de pólvora, solo esperando que alguien le ponga un fosforito y encienda la mecha. Cuatro ramales saliendo de diferentes puntos de Ciudad de Guatemala se unieron en la Plaza de la Constitución frente al Palacio de Gobierno. No hay que quitarle los ojos al conflicto, pendientes de las maromas gubernamentales para desmontarlo. Allí tienen los amables lectores, dos espejos para verse. Nada se pierde al incluir dentro de los temas comentados uno que sea capaz de levantar el espíritu. “Congresistas demócratas presentaron un proyecto de ley con el que el presidente estadounidense, Joe Biden, busca cumplir su promesa de campaña de promover una ambiciosa reforma migratoria que garantice una vía a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados”.
El proyecto, –bicameral– sería una especie de repechaje de la fallida iniciativa de reforma inmigratoria en tiempos de la última administración demócrata. La Ley de Ciudadanía Estadounidense 2021, prevé que “los indocumentados puedan solicitar un estatus legal temporal, con la opción de que puedan pedir tarjetas de residencia (comúnmente llamadas “Green Card”) después de cinco años si pasan verificaciones de antecedentes penales y de seguridad nacional y pagan sus impuestos”. “Los ‘soñadores’, como se conoce a los inmigrantes llegados al país siendo niños, así como los amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS) –en su mayoría centroamericanos– y los trabajadores agrícolas inmigrantes podrán aspirar a una residencia legal de ‘inmediato’ y tres años más tarde a la ciudadanía”. Como desaliento a las caravanas de nuevos peregrinos. Será un requisito fundamental “haber estado en el país antes del 1 de enero de 2021”. La viabilidad que se convierta en ley depende, además de los 50 demócratas de la Cámara Alta, que se sumen 10 republicanos, para obtener la mayoría requerida.
