Quehacer político

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22 de febrero de 2021
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12:02 am
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Quehacer político

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Al mirar el vaivén de la política hondureña. En estos tiempos de pandemia. Bajo condiciones democráticas débiles. El quehacer político constituye un elemento sustancial. Y podemos apreciarlo desde la perspectiva institucional. Y con un enfoque multidisciplinar.

Los políticos son personas dedicadas a la política. O sea. Se dedican a realizar actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo, u otras formas de relaciones de poder entre individuos, como la distribución de recursos o el estatus. Y el análisis de su desempeño profesional va más allá de las propias fronteras de la ciencia política. Hay que verlos como actores influyentes en el sistema institucional del país. Y como individuos que poseen virtudes y características particulares.

La dimensión humana de la profesión política debemos considerarla. No solo en su accionar relativo a los procesos electorales o la rendición de cuentas. También. Hay cuestiones propias de la psicología. De sus estructuras de conocimiento. De sus creencias y de sus intenciones. Que deben ser valoradas.

No hay que limitar el alcance del análisis de los políticos profesionales a factores de carácter institucional. Los políticos son figuras que tienen atributos. Talentos individuales y experiencia acumulada que también los definen. Hay una calidad que es importante tomar en consideración porque influyen en su actuación profesional. Hay dimensiones como su ambición. Su vocación. Su vanidad. Su altruismo. Su manejo del poder. Que amplían la mirada del quehacer político.

Los políticos profesionales son personas que gozan de poder y se sitúan alrededor de individuos poderosos. En su desempeño unos intentan transformar la realidad social. Otros mantenerla. Tienen una identidad política que es su razón de ser y que les inspira en su vida. La que convierten en justificación moral. Por lo tanto. Tienen una dualidad entre su desempeño y su vocación. Entre variables individuales y las de orden institucional que determinan su entrada en la política. Su trayectoria y su salida de la misma.

Los políticos profesionales de Honduras tienen un accionar que puede ser valorado tomando en consideración cómo desarrollan una actividad concreta dentro del sistema político y por cómo es su predisposición a actuar dentro del ámbito de lo público. Al observar tales aspectos. Se puede apreciar que en Honduras. El quehacer político tiende a adquirir una apariencia negativa en el trascurso del tiempo. La ciudadanía percibe a los profesionales de la política como personas que llevan a cabo la realización de actividades “turbias” en función de intereses “no auténticos”. Y que han ganado un alto nivel de descrédito. Han acumulado mala reputación. Existe la percepción. De que obtienen remuneraciones desmedidas que no tienen fundamentación legítima. Una dedicación cuestionable moralmente. Una vocación dudable. Y una ambición tan individualizada. Que les hace actuar en función de un interés propio y nada más. Obviamente. No todos caen en esta burbuja viciosa. Pero son poco los que destacan por su virtuosismo.

Ante tales circunstancias, ¿cuáles son los atributos personales para poder hablar de políticos de calidad en nuestro país? Tenemos que identificar esos rasgos. Poniendo el énfasis en las demandas sociales de la opinión pública sobre lo que debe constituir el quehacer político.

¿Qué visión de desempeño deben tener los políticos profesionales? ¿Y qué cualidades deben poseer para tener un mejor rendimiento? Necesitamos reflexionar sobre la cuestión “de combinar ética y habilidades prácticas en el proceso de profesionalización política”.

En Honduras. Los profesionales políticos han caído en una tradicional actitud de “vivir de la política”. Se han convertido en “cazadores de cargos”. Lo cual nos lleva a otra pregunta: ¿En qué consiste la profesión “de político”? La política ha perdido respetabilidad. La expresión “político” se ha demonizado gradualmente. Hoy por hoy. Hay que regenerar el quehacer político. Reivindicar la política como una actividad profesional.

Para ingresar a la política y progresar en ella deberían existir claramente reglas generales para que se puedan desarrollar “profesionales de la política”. ¿Cuál debe ser la forma de actuar en una nueva política? ¿Qué se hará para profesionalizar a los políticos? ¿Qué cambios en la forma de actuar se requieren para desarrollar una nueva política? ¿Qué implica profesionalmente el quehacer político? ¿En qué consiste su saber político profesional (competencias definidas)? ¿Cuál es el alcance de una cultura política para la gestión pública?

Todo este tema del quehacer político debería incluirse en la agenda de las campañas políticas que actualmente están en proceso.

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