LA CALAMIDAD EDUCATIVA

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23 de febrero de 2021
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12:25 am
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LA CALAMIDAD EDUCATIVA

SERVICIOS DIGITALES TRANSFRONTERIZOS

ELLOS también son los héroes ignotos de la pandemia. Los maestros que van de casa en casa, en aldeas y caseríos, a lo largo y ancho de la vasta ruralidad, impartiendo a los niños el pan del saber. Amorosos, solidarios cubren kilométricas distancias sin reparar a qué horas se levantan y a cuáles se acuestan. Dispuestos a cualquier sacrificio para que sus alumnos reciban sus clases. Sí, en parte la virtualidad ha compensado la falta de clases presenciales. Donde hay recursos para la sustitución. Aunque nunca hubo mediación entre centros privados de enseñanza y sus clientes para conseguir descuento de colegiaturas y facilidades de pago a los padres de familia en apuros. Pero la transmisión de clases por computadoras no es privilegio de todos. Solamente de aquellos que gozan de conexión. Y los pobladores de esos remotos lugares de la patria no disfrutan de esos lujos. Las radios, algunas cableras y televisoras –particularmente LTV que dio la mañana entera, todos los días, de su espacio de programación regular para cubrir clases impartidas por la Secretaría de Educación– han contribuido a los menesteres educativos. Algunos medios ofrecen el servicio por horas, hasta donde no choca con sus compromisos comerciales.

Prometieron internet gratis para llegar a esos distantes y olvidados rincones. Empero, como muchos otros ofrecimientos que se pierden en la ilusión, el internet nunca llegó. Ni los aparatos que sirven para la comunicación. Así que, a falta del auxilio esperado, ha aflorado un batallón de hondureños decididos a tomar la solución a los problemas en sus propias manos. Maestros, estudiantes y padres de familia se han unido en forma organizada para hacerle frente al año lectivo con sus propias estrategias pedagógicas. Desafiando la falta de conexión a internet que no tuvieron el año anterior y que posiblemente tampoco tendrán este año. Los maestros se quejan que “la falta de conectividad (que se traduce en internet para los estudiantes) es un problema grave que fomentó la deserción escolar”. Estudios independientes dan cifras escalofriantes. “Aproximadamente 2 millones de estudiantes excluidos del sistema educativo, debido a las adversidades originadas por la pandemia entre otras problemáticas estructurales históricas del país”. Diario LA TRIBUNA entrevistó decenas de docentes de los centros educativos del interior. Relataron, para el reportaje publicado a inicios de semana, el sin fin de carencias que confrontan.

A manera de ejemplo de las maromas que realizan maestros y padres de familia para que sus hijos no se queden sin aprender. Narra una maestra: “En la comunidad de la escuela, aparte de los tremendos problemas de transporte, tampoco hay señal”. “Ellos tienen que buscar lugares en las montañas para tener un poco de señal”. “Como estrategia entregamos las tareas a los padres de familia y luego ellos, nos las regresan para revisar y reasignar”. “Estamos buscando cómo traer a los niños, por lo menos una vez cada 15 días, aunque sea una hora por día a cada grado”. “Brindamos charlas a los padres de familia a ver si nos funciona y esperamos nos brinden su apoyo”. Aquí el testimonio de un alumno: “No es lo mismo que la profe mande las tareas”. “Quiero regresar a clases, porque me gusta hacer las tareas y trabajar con los demás compañeros y con la maestra. Me da miedo el virus, pero quiero volver a clases”. A los niños también les dan charlas de bioseguridad, no solo para evitar el contagio, sino para que estén preparados por cualquier eventualidad. Lo anterior solo es la punta del témpano de los inconvenientes que atraviesan. Súmenle el apuro de padres de familia que a duras penas podían enviar sus hijos a la escuela con mucho sacrificio, correr con algunos de los gastos, pero ahora se quedaron sin trabajo. ¿Hay plan integral alguno que enfoque y brinde salidas a la calamidad educativa que se padece?

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