oscar lanza rosales
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Chile, en la vacunación contra el Covid-19, se está convirtiendo en el ejemplo a seguir en América Latina y el mundo, por la velocidad y eficiencia con que lo está haciendo, alcanzando hasta la fecha, más de 3 millones de personas, aproximadamente un 16% de su población.
Comenzó el 24 de diciembre pasado, con el objetivo de inmunizar 15 de sus 19 millones de habitantes en seis meses, con la meta de vacunar 100 mil personas por día, meta que ha superado con cifras reales hasta 270 mil por día.
Los medios internacionales, como France 24, que han entrevistado a expertos en salud de universidades y del gobierno chileno han atribuido el éxito de su país en la vacunación a los factores siguientes:
“Chile tiene un sistema de salud que está desplegado territorialmente, donde se atiende el 80% de la población”, según la experta Cecilia Morales. Agregando que los programas de vacunación “están desarrollados desde hace medio siglo y han permitido derrotar grandes epidemias de enfermedades infecciosas”. Apuntando que “el rol de la atención primaria es la piedra angular de la estrategia de la vacunación”.
“Las coberturas de vacunación en Chile son muy altas, de las más altas de Latinoamérica, junto a los cubanos, y eso se debe a que la gente confía en las vacunas”, añade la experta Mercedes López Nitsche.
“Hay una mezcla de experiencia, infraestructura y una población que conoce la importancia de las vacunas”, ilustra la experta Florencia del Río.
Otro de los factores es la transparencia con que se ha manejado el sistema. El presidente Sebastián Piñera esperó su turno para ser vacunado y no se saltó la fila, como ocurrió en otros países.
Los proveedores de las vacunas le han cumplido al país con los plazos de entrega, lo que le ha permitido al gobierno cumplir con su calendario.
Además, dicen estos expertos que “hay que alabar la gestión del gobierno, en comprar diversos tipos de vacunas -para no poner todos los huevos en una canasta- al hacer negocios con todas las vacunas potencialmente disponibles; y en eso hay que rendirle el sombrero, junto al proceso de vacunación”.
Para información de los lectores, Chile firmó acuerdos con Pfizer por 10 millones de dosis, Sinovac 13 millones, AstraZeneca 6.5 millones, COVAX 5 millones y está en conversaciones con Johnson & Johnson y Sputnik V, con lo cual tiene aseguradas más de 30 millones de dosis en 2021.
Con estos resultados, a Chile se le considera un buen competidor de Israel, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos que van adelante con la vacunación.
Reflexionando sobre estos resultados de Chile, muchos hondureños nos estamos preguntando ¿qué pasó con nuestro gobierno? Que tampoco se preparó adecuadamente para esta etapa de la vacunación. Que se confió en el suministro gratuito de COVAX a los países pobres, como si estuviéramos viviendo en tiempos normales. Costa Rica y El Salvador, sacaron dinero de sus presupuestos, compraron fuera de COVAX y van adelante con la vacunación de sus habitantes. Hasta Bolsonaro, que no ha hecho una buena gestión de la pandemia, le cayó el veinte que venían las vacunas, y desde junio 2020, destinó 356 millones de dólares para comprar las primeras 100 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca-Oxford y apoyar la producción nacional.
En repetidas ocasiones los hondureños escuchamos a los periodistas que manejan los telenoticieros de la mañana, preguntándoles a los encargados de la vacunación del Ministerio de Salud, si estábamos preparados, y la respuesta siempre fue que Honduras tenía mucha experiencia y prestigio en el tema con OPS y la OMS, y que todo estaba bajo control.
Si tuviéramos un gobierno inteligente, por lo menos debería haber contraído compromisos por 18 millones de dosis, para vacunar a toda la población, tal como lo hizo la República Dominicana -con la cual tenemos casi el mismo tamaño en pobladores- que se garantizó el suministro de 20 millones de dosis: 10 de AstraZeneca, 8 de Pfizer y los 2 millones que espera de COVAX.
Como dice el dicho popular, el gobierno actual no da pie con bola en el manejo de la pandemia: ventiladores y hospitales móviles que no sirven, mascarillas con sobreprecios, corrupción, y ahora entre los países que no disponen a tiempo ni en cantidad suficiente las vacunas, para comenzar la inmunización.
Una vez más se le fue por alto al gobernante JOH, que la vacunación es salvar vidas, un alto a la pandemia y un factor importante para la reactivación económica.
