Una campaña lenta y remolona

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26 de febrero de 2021
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12:03 am
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Una campaña lenta y remolona

Por: Juan Ramón Martínez

La campaña electoral, iniciada con las elecciones internas de los tres principales partidos, ha arrancado sin entusiasmo particular. Ello, no tiene que ver ni con la pandemia y, menos con los dos huracanes que, afectaron el norte del país. Es más bien, fruto del desaliento del electorado, el discreto brillo de los precandidatos, los cambios en composición por edades de los electores probables, la fatiga de los partidos y la creciente debilidad del gobierno. No cabe que duda que, de acuerdo con las encuestas, los electores, en su más alta proporción, han roto sus vínculos emocionales con los políticos. El porcentaje de los que no opinan, no saben o no votarán, es uno de los más altos de los últimos años. Este hecho, se nota además en la disminución de la fuerza de los partidos. En la última encuesta que hemos tenido a la vista, el Partido Nacional no se acerca al 20%. El Partido Liberal no tiene más de 9 puntos y Libre, apenas rebasa por centésimas, el 5%. El único fenómeno que se puede destacar, es el liderazgo de Salvador Nasralla que, pese a su edad y sus constantes bandazos en el escenario político, sigue atrayendo a los segmentos de población conocidos como los “milenios”. Posiblemente esta adhesión a Nasralla, se debe al hecho que, es el político que ha mantenido una postura opositora consistente en contra del gobierno, durante los últimos tres años.

Los partidos lucen fatigados. Incluso el Partido Nacional que, después de casi 12 años continuos en el poder, aunque no muestra fisuras visibles que amenacen su estructura institucional, acusa el peso de los errores de tres períodos presidenciales, los manejos de la crisis sanitaria y su incapacidad de renovar su minuta doctrinaria, manteniéndose atrapado en manos de una generación, que no quiere dejar espacios en el poder a los que le suceden generacionalmente. El Partido Liberal, bajo el liderazgo de Luis Zelaya, ha profundizado su división interna, ofreciendo una alianza con Nasralla, –de difícil futuro, en vista que, el machismo liberal, difícilmente aceptará como candidato a un hombre con sus virtudes– al tiempo que descalifica en forma reiterada y repetitiva, las oportunidades como candidato de Yani Rosenthal. Libre sigue en su proceso de disolución, –que es coherente con los terceros partidos creados en los últimos 75 años–, impulsado por el traspaso de parte de su electorado de raigambre liberal, hacia Rosenthal, animado por la posible alianza entre Libre y el Partido Liberal, en el caso que Rosenthal lograra la candidatura. Además, los tres partidos, hasta ahora –y de repente es muy pronto para enjuiciarlos– no han desarrollado propuestas para enfrentar los problemas del desempleo, reactivar la economía y cerrar las brechas de la corrupción que, el triunfo demócrata en USA, ha despuntado, en forma visible y acelerada.

El gobierno sigue debilitándose. No ha podido renovar sus cuadros; ni desarrollar un nuevo discurso esperanzador que, haga creer a la población que, la luz del túnel está cerca. El discurso de JOH, sigue siendo coloquial, cercano; pero sin efectos en la modificación del imaginario popular, severamente afectado por las crisis y por la falta de respeto que el gobernante recibe desde el exterior. La concentración del gobernante en temas puntuales, sin prestarle atención a la falta de confianza, esperanza y fe en el futuro, especialmente para los electores con edades entre 19 y 40 años, afecta mucho. No ha podido, penetrar este segmento, uno de los mayores e influyentes que, además, se ve frenado por los círculos de poder que, no quieren dejar sus cargos y darles oportunidades.

Como es fácil colegir, este análisis no proporciona salidas a la crisis que vivimos. Aunque la crisis sanitaria fuese detenida o morigerada con la vacunación, las fuerzas económicas no se sienten con el ánimo para correr riesgos y hacer nuevas inversiones. Apenas, los jóvenes confían en la esperanza de emigrar hacia Estados Unidos, así como el país mantener su estabilidad financiera, en la medida en que las propuestas demócratas, aumenten las remesas y consoliden la moneda nacional, que al reevaluarse, no favorece a todos los sectores.

Apenas queda la esperanza que, las próximas elecciones internas, la escogencia de candidatos y la lucha entre partidos, le dé dinamismo a una campaña que, luce lenta y remolona.

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