La exoneración, ¿ha sido una herramienta de desarrollo?

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27 de febrero de 2021
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12:01 am
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La exoneración, ¿ha sido una herramienta de desarrollo?

Carlos Medrano
Periodista

Durante muchos años, las exoneraciones fiscales, que son concesiones que el Estado les proporciona a empresas y/o organizaciones, ha sido un tema satanizado en Honduras, lo consideran el culpable de nuestras desgracias, un artífice del incremento al déficit fiscal, una llave para no pagar impuestos y en fin, una serie de argumentos y teorías que muchos de ellos, son totalmente alejados de la verdad.

Etimológicamente la exoneración o beneficios fiscales es una empresa que se ve liberada del pago de impuestos y se otorgan mediante disposiciones con rango de ley, para favorecer o incentivar determinados sectores, regiones, actividades o agentes de la economía, como parte de las estrategias para reactivar la economía o compensar las condiciones adversas al desarrollo.

Casi todos los gobiernos los decretan, es como una inyección para que los empresarios inicien y se motiven a invertir en condiciones ventajosas; unos países otorgan las exoneraciones en mayor grado y otros pueblos realmente no lo necesitan, pues han encontrado estándares de prosperidad en sus naciones.

En Honduras, el Estado concede el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) en exoneraciones, el más alto de la región centroamericana, que es aproximadamente 41,582.9 millones de lempiras, beneficiando a 23,846 obligados tributarios.

Quien maneja y vigila semejante fortuna es la Dirección General de Control de Franquicias Aduaneras, dependiente de la Secretaría de Finanzas y su titular, la abogada Bessy Dinora Salvador Pagoaga, una intachable profesional, nos explica hasta el último detalle de estos recursos que no entran a las arcas nacionales, pero contrario-sensu, deben de generar riqueza y trabajo, tema difícil en Honduras.

Las exoneraciones y la inversión privada han significado mucho para el país, afirmó la agradable funcionaria, quien precisamente nos atendió en un fruto de esta concesión, bajo la figura de una APP, una empresa mexicana que construyó el Centro Cívico Gubernamental, un majestuoso edificio que albergará a la mayoría de las oficinas del gobierno.

Las exoneraciones fiscales son incentivos parciales o totales por el no pago de un impuesto, en este caso, tributos internos en su mayoría que recaen en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) e Impuesto Sobre Venta (ISV) y sus conexos, así como la Tasa de Seguridad Poblacional; mientras que la Franquicia Aduanera es una concesión que autoriza el no pago de los impuestos arancelarios como Impuestos Sobre Ventas, Impuesto a la Importación, Selectivo al Consumo, pagados en la etapa de la importación.

Las exoneraciones fiscales en Honduras se distribuyen entre las Alianzas Público-Privadas (APP), Asociaciones sin Fines de Lucro (ONG), sector agroindustrial, energía renovable, fomento al turismo, iglesias, concesiones otorgadas según decretos legislativos, por tratados y convenios internacionales, zonas libres, zonas libres Turísticas de las Islas de la Bahía y para el sector transporte.

Un aspecto importante para señalar y que generó mucha polémica durante muchos años, es que la industria de las comidas rápidas, ya no goza de ninguna exoneración fiscal, pues ya cumplió su período de gracia y hoy es una empresa próspera que genera mucho trabajo y riqueza.

Definitivamente, las exoneraciones hay que revisarlas, a fin de verificar el buen uso y que las mismas se encuentren de conformidad con el marco legal aplicable y que sean destinadas para los fines de la exoneración otorgada en cada ley.

Pero la mayoría de las exoneraciones, aclara la abogada Pagoaga, sí han contribuido al desarrollo del país, a un empuje económico que nos permite tener hoy una estabilidad social, política y empresarial, que mantiene al país caminando, en medio de las dificultades que hoy enfrentamos por la pandemia y las tormentas tropicales.

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