Oportunismo

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4 de marzo de 2021
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12:05 am
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Oportunismo

Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

Se define como la acomodación al juego de las circunstancias, para extraer de ellas el máximo beneficio; en política, es el sistema que prescinde en cierta medida de los principios fundamentales, tomando en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar. En biología, una especie oportunista es la que puede vivir y prosperar en condiciones ambientales cambiantes y alimentarse de muchas fuentes diferentes, o puede aprovechar rápidamente las condiciones favorables cuando surgen, porque su conducta es flexible, pueden posponer su reproducción o permanecer inactivas hasta que las condiciones les permitan desarrollarse y propagarse. Estas especies son capaces de utilizar entornos variables, impredecibles y transitorios, por lo general, tienen una alta capacidad de dispersión y tasas de crecimiento poblacional rápidas. En microbiología, el oportunismo se refiere a que el microorganismo, normalmente no es patógeno, aunque bajo ciertas circunstancias, pueden invadir e infectar al huésped, aunque este solo se enferma si su sistema inmunológico está deprimido.

La proximidad de las elecciones primarias, ha puesto al descubierto el oportunismo de muchos, desde los que están organizando nuevas marchas callejeras que, con su escaso poder de convocatoria, lo más que logran es entorpecer la circulación; algunos gremios profesionales, políticos y hasta diputados de la presente legislatura. Se dice que hasta 40 de ellos han firmado una solicitud de renuncia al Presidente. Por supuesto, todos están en su derecho, las protestas y la libertad de asociación forman parte de la imperfecta democracia en que nos movemos, así como el derecho de petición, bien por los que nada deben ni temen, tienen todo el derecho a reclamar a quienes fueron electos, el cumplimiento de las promesas de campaña, o al menos, que no se burlen de la buena fe depositada en ellos.

Sin embargo, los diputados del Congreso Nacional y otros aspirantes a cargos de elección, no solo los del partido de gobierno, también están siendo cuestionados por la falta a sus deberes ciudadanos. Se reporta que de los 2,806 candidatos de los tres partidos que se presentan a las elecciones primarias y que cuentan con registro tributario, el 80% no está aportando al fisco y, de los que sí aportan algo, hay 11 con demandas en los tribunales tanto como personas naturales, como por las empresas de las que son socios. En pocas palabras, lo más probable es que al marcar en las papeletas electorales, estemos votando por delincuentes denunciados por la autoridad tributaria.

Hay otras denuncias, un poco más especulativas, con respecto al origen de los fondos, con esto se supone que los operadores de justicia deberían estar ocupados, pero todos hemos visto que no pasa nada, si alguna investigación se ha hecho, o se está haciendo, los medios no la cubren, como debería ser en todos los casos. La pregunta que muchos se hacen, ante tal panorama es, si vale la pena votar, ante la falta de opciones, la falta de candidatos no cuestionados, que según el SAR casi no hay, y como no es procedente mencionar nombres, pues la verdad, los electores no saben qué hacer.

Se nos pasa diciendo que abstenerse es lo peor, porque en esa forma, otros eligen por nosotros, que actuando de ese modo, más adelante no hay derecho siquiera a quejarse, porque ni siquiera elegimos, la costumbre ha quedado entonces en votar por el menos dañino, por cualquier incapaz siempre y cuando sea honrado. Con las actuales nóminas, el partido de gobierno con su otrora unidad granítica va dividido, uno sin buena prensa, el otro algo ha hecho, pero tampoco convence. La dividida oposición, va por un lado, con tres, dos de ellos con mala prensa y el otro que no goza de muchas simpatías; por el otro lado, aparentemente la hegemonía del fundador pareciera partida en cuatro, tres de ellos sin mucho arrastre, de modo que, luego de las internas, tampoco habrá de dónde elegir.

Lo importante es que en los meses que restan para las elecciones generales, conozcamos las actuaciones más afines a los mejores intereses de la población, que no favorezcamos a los oportunistas y que no estemos esperanzados en que los extranjeros vengan a impartir la justicia que nuestros operadores han sido incapaces de hacer valer, ni siquiera cuando los oportunistas reclamos de los malos políticos, les recuerdan que nadie va a renunciar a sus prebendas.

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