Por: Otto Martín Wolf
Son muchos quienes a través de los tiempos han dicho lo mismo, algunos lo han cumplido, a otros los siguen esperando.
Sumerios, incas, judíos, babilonios, mayas, etcétera, todos tienen relatos de sus respectivos dioses prometiendo volver, que se sepa en toda la historia humana ninguno ha regresado.
Eso puede deberse a dos cosas, la primera que en la Tierra las cosas son muy complicadas y la otra es porque no existen.
Pero, en su lugar han aparecido toda clase de “representantes”. Sacerdotes, monjes, conquistadores, atorrantes, ladrones y asesinos, quienes, aprovechándose de la ignorancia, estupidez y fanatismo religioso de los diferentes pueblos, los han sometido, estafado, saqueado y esclavizado.
Relatos milenarios de los aztecas cuentan que su dios -Quetzalcóatl- después de una visita en la que les enseñó muchas cosas, incluyendo el cultivo del maíz, partió hacia el cielo, ofreciendo regresar.
No se sabe cuántos siglos duró esa espera, nunca volvió. Cuando llegaron los españoles, con Hernán Cortés a la cabeza, creyeron que era su dios y había regresado. Tarde se dieron cuenta de que habían sido engañados por la superstición e ignorancia. Ahí terminó su cultura.
Alejandro Magno, el máximo conquistador de la historia que -por muchos fue tomado como un dios- prometía regresar a cada pueblo, ciudad o civilización que conquistaba. Noup tampoco volvió.
Como nota aparte, el escritor Rudyard Kipling, aprovechando lo sucedido con los aztecas y la leyenda de Alejandro Magno, escribió una magnífica novela -El Hombre que sería Rey- la cual recomiendo.
Pero, como dije, ningún dios ha regresado jamás y créanme, han sido muchos los que lo han ofrecido.
Los cristianos esperan a Jesús hace más de dos mil años.
Siempre, a través de los siglos, sus seguidores han dicho que ya viene, en mi opinión será como todos los dioses y esperarán por siempre.
Pero ha habido hombres reales que sí han cumplido su promesa de regresar.
Douglas MacArthur lo ofreció durante la Segunda Guerra Mundial, después que los japoneses tomaron prácticamente toda Asia.
Algún tiempo después en efecto regresó.
En el cine el robot “Terminator” dijo la famosa frase y regresó… matando a casi todos los que se encontraban a su paso, al igual que muchos exmandatarios que también lo cumplieron, para desgracia de sus pueblos, mejor no hubieran vuelto jamás.
En Argentina el dictador Domingo Perón, después de que fuera sacado del poder regresó -16 años más tarde- sumiendo al país en un populismo estúpido que persiste hasta el presente.
Fidel Castro, después de un intento fallido de tomar el poder en Cuba para eliminar al dictador anterior, fue al exilio en México. Regresó y se quedó sesenta años en el poder. Su triste legado persiste aún muerto, dejó a su país en una eterna dictadura, para miseria y sufrimiento del pueblo cubano.
Esos dos, al igual que Chávez en Venezuela, mejor no hubieran vuelto.
Finalmente tenemos una nueva promesa: Donald Trump, después de que perdió las elecciones en forma apabulladora (cosa que hasta la fecha no reconoce) prometió volver a la Casa Blanca.
La división que ha causado en el pueblo es casi igual a la que llevó al país a la Guerra Civil del siglo antepasado, apenas podemos imaginar lo que ocurriría si, al igual que Terminator, cumple su “volveré”.
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