DOS LADOS DEL DEBATE

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9 de marzo de 2021
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12:25 am
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DOS LADOS DEL DEBATE

SERVICIOS DIGITALES TRANSFRONTERIZOS

A raíz de la violenta intentona de una turbamulta enardecida de tomarse el Capitolio para impedir la certificación de una elección general en los Estados Unidos, se ha intensificado el debate sobre el papel que juegan y la responsabilidad que tienen los gigantes tecnológicos en inducir la violencia por toda la falsa información que propagan y el cuestionable material que transmiten en sus portales digitales. Hasta ahora, la ley norteamericana, concede blindaje a los propietarios de esas empresas, contra responsabilidad civil o penal por el basural echado a rodar. Al inicio, los espacios esos iniciaron como inocentes e inofensivos centros de conversación y de contacto de una comunicad de amigos y conocidos. Luego fue escalando la transmisión de los mensajes, criterios y opiniones compartidos por terceros. La posibilidad de divulgar información, alguna cierta y otra totalmente falsa, perniciosa y perjudicial. Se convirtieron, a partir de ese nuevo emprendimiento –que les reporta réditos billonarios– en medios digitales de comunicación.

La libertad de expresión y difusión del pensamiento es un derecho y un privilegio. Pero no es una libertad absoluta. Las leyes sujetan a cualquier medio de comunicación y a sus editores a determinadas normas. De manera que –así lo consigna la legislación nacional– lo transmitido “no vulnere el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, a la imagen personal, a la salud pública, las buenas costumbres o a la seguridad nacional”. Un medio de comunicación convencional está sometido a esas normas. Los gigantes tecnológicos, que también editan –porque censuran publicaciones, cancelan cuentas de usuarios, rotulan texto a discreción–son, a no dudarlo, medios de comunicación igual a los convencionales. Y por lo tanto deben equipararse a las mismas restricciones de los demás. Hubo un momento cuando sus propietarios se lavaban las manos aduciendo que solo transmitían opiniones de terceros. Ahora Twitter dice que “prohibirá permanentemente a cualquiera que difunda o publique información errónea sobre la vacuna o contra el coronavirus”. El debate está entablado. De un lado de la discusión el periodista ganador del Pulitzer Glenn Greenwald sostenía en una entrevista: “¿Qué competencia tienen Twitter y Facebook para tomar una determinación sobre todos nosotros sobre qué información es verdadera o falsa, peligrosa o permisible?”. “El conocimiento humano de todo tipo, el pensamiento político, evoluciona y cambia constantemente”.

“Lo que es el consenso hoy se convierte en un error reconocido mañana”. “Es peligroso tener empresas de tecnología que no son competentes para hacer nada de esto y tienen todo tipo de incentivos para politizarlo, tomando decisiones por nosotros sobre qué ideas se pueden difundir”. Del otro lado del espectro el también ganador del Pulitzer Carl Bernstein: “Hay un creciente desinterés por la verdad”. “Apatía en obtener la mejor fuente de información verídica”. “Que en suma es lo que distingue al buen periodismo”. “Ha crecido también el número de personas buscando en los medios cualquier cosa que refuerce lo que ya creen de antemano”. “Contrario a asimilar, con mente abierta, lo que represente la mejor versión de la verdad”. “Ahora hay medios –las redes sociales– propagando información totalmente falsa; convirtiendo lo falso en el mensaje dominante para quienes no tienen interés alguno de conocer datos ciertos y exactos”. “El reto de los medios convencionales, de la prensa, es buscar la forma, si la hubiere, de inducir en el universo de personas, un deseo de buscar y aceptar la mejor versión de la verdad disponible”. “Sin embargo en el mundo de las redes sociales, no estoy seguro que haya forma de cambiar esta forma horrible de transmitir y de mal informarse”. “Se trata de una guerra a la verdad”. “La verdad es la primera víctima de una guerra, y ello es lo que está sucediendo ahora”.

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