José María Leiva Leiva
Leemos en Wikipedia, que la industria de cine de Nigeria, apodada Nollywood, es la segunda más grande en el mundo, detrás de Bollywood (el alias usado para la industria cinematográfica en idioma hindi, ubicada en Bombay, la ciudad más poblada de la India), y por delante de Hollywood (el centro de la industria cinematográfica de los Estados Unidos, ubicada en Los Ángeles, California). De acuerdo con esta fuente, “Las películas nigerianas son el vínculo entre las comunidades nigerianas extranjeras y su tierra natal”.
“Según el Censo Nacional de Películas -un órgano del Gobierno nigeriano-, se habla actualmente de una media de 1200 películas anuales, moviendo un presupuesto total de unos 20 millones de euros. Los inicios se produjeron cuando los productores -en su origen vendedores de aparatos electrónicos-, empezaron a hacer películas para ofrecerlas como extra a la mercancía. Realizaban todo el proceso: dinero, historia, contrataban y dirigían a los actores, filmaban y luego la empaquetaban y la vendían ellos mismos”.
A manera de ejemplo sirvan en esta primera entrega los siguientes tres títulos: (1) Lionheart (2018), se convirtió en la primera película original de Netflix producida en Nigeria y ópera prima de Genevieve Nnaji, la actriz y modelo nigeriana, quizás la estrella más conocida de Nollywood. Nnaji, asume el rol de Adaeze Obiagu, una hija abnegada que se ve obligada a trabajar al lado de un tío no tan exigente (Nkem Owoh), para salvar “Lionheart”, la maltrecha compañía de autobuses de su enfermo progenitor, interpretado por Pete Edochie, “considerado uno de los mejores actores de África, siendo reconocido con un premio al mérito por Africa Magic y un premio a la trayectoria por la Academia del Cine Africano”.
“Lo más valioso que aprendí con Lionheart es que necesitamos promocionar películas realizadas por nosotros, sobre nosotros, en beneficio de los demás… África está repleta de historias y la mayoría tienen que ver con nuestras luchas diarias, como la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, creo que muchos nigerianos, muchos africanos, o el mundo en general, no saben absolutamente nada de nosotros. Creo que hay mucha desconexión y la forma de hacer del mundo un lugar más próximo e igualitario es presentarnos los unos a los otros para que podamos entender que no somos tan distintos”, explicaba Nnaji durante su presentación en el Festival Internacional de Toronto de 2018. (https://elpais.com/).
Por su parte, Los Ángeles Times, señalaron: “Adaeze, en las manos de Nnaji, se convierte rápidamente en una atractiva heroína del siglo XXI, una luchadora honesta que trata de romper los vínculos del patriarcado mientras intenta mantener el legado familiar”. Una opinión que coincide con la de The New York Times.
“Lionheart reflexiona sobre la importancia de preservar un legado familiar, la necesidad de que exista consenso entre las clases y grupos étnicos de Nigeria, y la sabiduría de las generaciones anteriores, incluso cuando el cambio es necesario”. (2) “Oloture” (2019), dirigida por Kenneth Gyang, representa en el fondo la dramática historia de Tobore Ovuorie, una periodista temeraria, que en 2013 se hizo pasar por una trabajadora del sexo, tras la muerte de una amiga, que se fue a Europa a prostituirse con una red mafiosa.
Su objetivo; “ganarse la confianza de las prostitutas” para que le presentaran a una “Madame”, una de estas proxenetas traficantes que envían a decenas de jóvenes a trabajar para ellas en el viejo continente. “Después de ocho meses de investigación encubierta, Tobore Ovuorie regresó con un relato sobrecogedor sobre el maltrato de que son víctimas las jóvenes, pero también de las orgías organizadas por políticos locales y de tráfico de órganos para crímenes rituales. Su relato, publicado en 2014 en el diario nigeriano Premium Times y la revista de investigación holandesa, Zam Chronicles, inspiró a una productora en Nigeria que lo adaptó para la gran pantalla”.
En la película, que es interpretada por la actriz Sharon Ooja, en el papel de Oloture (nombre también del filme), al igual que Tobore durante su investigación, parte al vecino Benin con una decena de jóvenes. “Su Madame les promete en este país que empezará su viaje a Europa a cambio de una deuda (de hasta 70.000 euros, unos 86.000 dólares) que tendrán que reembolsar cuando lleguen a Italia”. Pero, como bien lo explica su ficha argumental, pronto se dan cuenta que el viaje es mucho más peligroso de lo imaginado.
“En lugar de ir directamente a la frontera, su minibús hace escala en un sórdido campo de entrenamiento en los arrabales de Lagos. Aquí, las jóvenes son violentadas y clasificadas entre las “forza strada”, las prostitutas para la calle, y las “forza speziale”, la que acompañarán a los clientes más selectos…En la vida real, Tobore logró huir a la frontera de Benin, escapando a la vigilancia de sus traficantes en medio de una muchedumbre”.
Por último tenemos “La Citación”, dirigida en 2020, por Kunle Afolayan (premiado por la película “Phone Swap”, en 2012), una producción basada en casos de abuso sexual reales perpetrados por catedráticos en universidades de Nigeria y Ghana, investigados por la periodista Kiki Mordi. El film se centra en Moremi (Temi Otedola), brillante y joven estudiante de postgrado de una universidad nigeriana que va a sufrir de su maestro y director de tesis, Lucien N’Dyare (Jimmy Jean-Louis), insinuaciones impropias y un intento de violación que deriva en acusación y vista del caso en un consejo de la universidad, donde veremos discurrir en flashback las divergentes perspectivas de víctima y acusado.
Buen cine con estilo propio y tocando temas execrables de palpitante actualidad que se dan y conocen en diversas latitudes del mundo, particularmente repudiados por “#MeToo” (“Yo también”), el movimiento iniciado de forma viral como hashtag en las redes sociales en octubre de 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones de abuso contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
