El fervor cívico y partidario vence la edad y discapacidades

La “vieja guardia” o el “voto duro” de los partidos históricos Nacional y Liberal jugó un importante rol en el caudal alcanzado por ambos institutos políticos en sus elecciones primarias e internas de ayer domingo 14 de marzo de 2021, como también la militancia fiel ha reiterado la fortaleza comicial de Libertad y Refundación (Libre).

A falta de datos estadísticos precisos sobre los censos de nacionalistas, liberales y de Libre, al final de la jornada cívica se da como un hecho que gran parte de los votantes de las tres instituciones partidaristas han sido personas de la tercera edad, es decir mayores de los 60 años, entre ellas muchas que pese a sufrir algún tipo de discapacidades, vencieron tales limitaciones para concurrir a las urnas.

Con su masa electoral dividida entre dos precandidatos presidenciales: Nasry “Tito” Asfura y Mauricio Oliva, la dirigencia del Partido Nacional ha apostado por alcanzar una buena carga de votos que le acerque a los más de 1.4 millones de sufragios obtenidos en las elecciones generales de 2017. Los liberales, repartidos entre los aspirantes Yani Rosenthal Oliva, Luis Zelaya y Ángel Darío Banegas, concurrieron con la aspiración de rebasar o equiparar los más de 480 mil votos alcanzados en los mismos comicios de 2017.

Libre con su militancia fiel y los nuevos votantes se ha presentado a las primarias para seleccionar a su presidenciable entre cuatro aspirantes: Xiomara Castro de Zelaya, Jorge Nelson Ávila, Carlos Eduardo Reina y Wilfredo Méndez, con la premisa de igualar o aproximarse a los más de 890 mil votos alcanzados en las elecciones generales de 2013, porque en 2017 formó una alianza con el aspirante Salvador Nasralla, sumando más de un millón 300 mil papeletas en esa justa.

CERO LIMITACIONES

Resulta importante precisar que de un censo por alrededor de 5.2 hondureños aptos para ejercer el sufragio, una buena carga de los votos de los centenarios partidos Nacional y Liberal, igual que de Libre, surgido a la luz del Acuerdo de Cartagena de 2011, tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, al presidente Manuel Zelaya Rosales, ha sido obtenido en estos comicios primarios e internos gracias al “voto duro” o la militancia fiel.

Entre los simpatizantes y afiliados de los tres institutos políticos también ha destacado la asistencia en las urnas electorales de muchas personas que, pese a algún tipo de discapacidad, se la ingeniaron para concurrir a ejercer el sufragio con la ayuda de familiares, amigos o activistas y coordinadores electorales de los partidos, pero sobre todo denotando su fervor cívico y apego a la democracia.

Reportes de este tipo los hubo desde diferentes latitudes del territorio nacional, como San Pedro Sula (Cortés), Tela y La Ceiba (Atlántida), Trujillo (Colón), Ocotepeque, Santa Rosa de Copán, Choluteca, Juticalpa y Catacamas (Olancho), Danlí (El Paraíso), Gracias (Lempira), Siguatepeque, Comayagua, La Paz o Yoro.

Uno de estos ejemplos ha sido la señora Orfilia Durón (72), quien llegó apoyada de un andador al centro educativo “Renacimiento”, del barrio El Parnaso de Siguatepeque, lugar que tiene una carga electoral de 2,855 personas. Al respecto de su participación política, la señora resumiría que “toda una vida he votado, nunca he dejado de votar porque como hondureños tenemos el derecho de elegir a nuestras autoridades y, aunque me cuesta caminar, aquí estoy presente”.

De esta forma, los partidos en contienda han logrado concitar el apoyo de sus fieles correligionarios que aunados a los nuevos votantes han renovado las bases del proceso democrático hondureño que habrá de tener una mayor prestancia y continuidad con las elecciones generales de noviembre de este año. (Luis Grádiz)