Vacuna para todos. Prioridades y desafíos

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17 de marzo de 2021
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01:38 am
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Vacuna para todos. Prioridades y desafíos

CARLOS MEDRANO
Periodista
[email protected]

La pandemia COVID-19 ha representado una de las crisis más dramáticas que el mundo ha enfrentado en la era moderna, ya que el virus se propagó a niveles escandalosos, no había certeza de cómo combatirlo, las muertes fueron alarmantes y el único recurso inmediato fue encerrar a todo mundo, causando más desempleo y pobreza extrema.

Hoy tenemos una salida, algo así como la luz al final del túnel, se llama vacuna, que podría inmunizar a una buena parte de la población del mundo y cortar el contagio, lo que debilitaría el virus hasta que ya no signifique ningún peligro para el ser humano.
Pero esta opción sanitaria ha significado una producción gigantesca de las transnacionales farmacéuticas más importantes del mundo, una logística para transportar, almacenar con un grado específico de cadena de frío, una distribución espectacular y la aplicación masiva en los humanos.

Honduras va lenta en la vacunación, quizá en los últimos lugares de todo el mundo, lo que representará que cuando vengan las vacunas, se deberá de aplicar con rapidez, orden, disciplina y de manera transparente, y es por eso que me atrevo a dar un modesto consejo.
Deberían crear una comisión especial para la distribución, administración y aplicación de la vacuna COVID-19, encabezada por un gerente experto en medicina, logística o administración, incorporando a dicha comisión a la empresa privada, a las universidades, al Colegio Médico y algún órgano auditor y anticorrupción con credibilidad nacional e internacional.

Esta comisión debería tener toda la autonomía para dictar las políticas de vacunación y presupuesto, que permita a la brevedad posible, inmunizar a la mayor cantidad de hondureños en el menor tiempo posible.
De no despolitizar y transparentar todos los procedimientos y que sean los expertos quienes lideren este proceso, esta administración estará condenada a cometer los yerros que ha estado realizando en los últimos años y que le ha provocado una imagen negativa.

Apartarse de manera estratégica del proceso de vacunación para dejarlo en manos de los expertos, generará al gobierno una buena imagen, ya que los hondureños ven ya con pesimismo todo lo que liga al gobierno con el manejo de la pandemia COVID-19, principalmente por lo ocurrido con los hospitales móviles que después de un año todavía no funcionan.

Un buen espejo, y muy aleccionador, por cierto, es lo denunciado y ocurrido en Argentina, por ejemplo, que un ministro utilizó las vacunas para beneficiar a miembros del gabinete y políticos ligados al poder.
En otros países también se han denunciado irregularidades en la compra y administración de la vacuna, por lo que este gobierno tiene la gran oportunidad de reivindicarse beneficiando sin sesgo político a la mayoría de la población hondureña.

La vacuna contra el COVID-19 debe ser un derecho humano, significa estar entre la vida y la muerte, y qué mejor oportunidad de repartir la vacuna de manera universal, sin distingos de color político, religioso y que llegue pronto para salvar vidas.

Cada día que pasa sin la vacuna representa estar en riesgo de morir por este virus, además de tener un país semiparalizado, con empresas cerrando todos los días, con la microempresa a punto de desaparecer y con más despidos y más pobres que nos tienen al borde del colapso general.
Consejo para quienes administran al país, no más.

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