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18 de marzo de 2021
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12:05 am
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Carolina Alduvín

Por: Carolina Alduvín

Y pasaron las elecciones internas, en una jornada relativamente tranquila, pocos incidentes violentos reportados, sin faltar las reiteradas acusaciones de doble voto porque no se mancharon el dedo y uno que otro truco para cometer fraude, lo usual. La afluencia de votantes, mermada en parte por las restricciones derivadas de las medidas de bioseguridad, mismas que están suficientemente relajadas desde el pasado noviembre, otra causa fue la falta de entrega de las nuevas tarjetas de identidad, si bien la mayoría todavía votó con la que está por salir de circulación, algunos desde hace algún tiempo ya no la tienen en su poder. Se supone que a partir de hoy se reanuda la entrega, pero poco se sabe de localidades, tiempos y funcionalidad de las entregas, una vez pasadas las elecciones.

En cuanto a los resultados, lo que estamos viendo, era altamente previsible, aun cuando las cifras no sean oficialmente reconocidas por la autoridad competente. El Partido Nacional, tradicionalmente el que tiene menos diferencias internas, solo llevó dos corrientes; una, encabezada por el alcalde de la capital, cuya popularidad es indiscutible, sin importar cuántos indicios de malos manejos aparezcan en su contra. Como muestra está el eterno inconcluso proyecto de metrobus, tal vez no iniciado en su administración, pero que, de existir el mínimo interés en ponerlo a funcionar, ya hubiese encontrado la manera, pero no, ahí sigue el monumento a la negligencia y corrupción, con el que cada capitalino convive cuando circula, maneja o, pasa revista a nuestras calles. El alcalde, incluso afianzado en el cargo con votos de otros partidos, se lleva la candidatura, luego de hacer su respectiva y paciente espera, siguiendo los cuestionables lineamientos de su partido.

El Partido Liberal, supuestamente en vías de extinción, presentó tres alternativas; dos cuestionadas por diferentes razones, que parecen no preocupar a sus seguidores, pero sí a otros ciudadanos, tal como haber guardado prisión en el extranjero, o por desavenencias familiares hiperventiladas. El tercero en discordia, casi sin críticas y con la menor popularidad. Las tendencias no oficiales otorgan el gane al más cuestionado, mientras el contrincante habla de su triunfo contundente respaldado por actas, mientras que los datos del rival provienen de conteos rápidos a boca de urna. También se menciona una amenaza de muerte por parte de una comunidad étnica radicada fuera de Honduras, en caso de insistir en el gane. Mientras no haya anuncio oficial del CNE, más que resultados, son tendencias o hasta especulaciones.

El partido de los refundidores tampoco dio sorpresas, el pueblo de veras piensa que los secuaces de Mel son la salvación de este país, los reiterados intentos por librarnos de sus intenciones, nos vienen costando carísimo, en nombre de que no se encaramen, hemos resistido una docena de años de las peores formas de corrupción y atraso. Los precandidatos varían en grado de preparación, desde la manipulada y dependiente eterna candidata, que con costos sabe dónde está parada, pasando por un defensor de derechos humanos y un bebesaurio que tampoco augura nada bueno, hasta un intelectual de alta formación y amplia trayectoria que, según los conocedores, era la mejor opción, para la que un pueblo cavernario no está preparado. Esta es la peor pérdida de los comicios aún sin resultados oficiales.

Queda la recta final a la elección general, poco esperanzadora en cuanto a cambio, luego de los resultados preliminares, hay que volver a evitar el triunfo de los refundidores, en tales circunstancias, quienquiera que luego del resultado oficial resultare ganador en el Partido Liberal, buscará remontar el tercer lugar, probablemente maltrecho luego del desgaste de la contienda interna, la tercera facción también estaría por ver si apoya o divide. El típico enfrentamiento entre los conservadores y sus rivales con posibilidades podría desarrollarse limpiamente, o recurrir a las artimañas que hasta ahora nos libran de la refundición, a altísimos costos. Tal vez ya conjurar tal posibilidad no revista la misma importancia que hace cuatro años, tal vez resulte más urgente que de costumbre. Habrá que observar los acontecimientos que acaparan la atención fuera de las fronteras.

En cuanto a la composición del Congreso Nacional, no se vislumbran cambios, el exceso de candidatos que repiten, lo harán independientemente de los resultados del domingo.

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