Otra vez las actas

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19 de marzo de 2021
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12:02 am
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Otra vez las actas

Por: Carlos Medrano
Periodista

Los problemas de carácter político en Honduras han contribuido y sumado a la grave crisis económica y social que nos hace retroceder cada vez más, sin que podamos encontrar la fórmula para iniciar un despegue que nos permita ser un país de primer mundo.

La política es definida como el conjunto de decisiones y medidas tomadas por determinados grupos que detentan el poder, en pos de organizar una sociedad o grupo particular, que surgió como una necesidad de los individuos de organizarse en miras a tomar decisiones, cumplir objetivos, llegar a acuerdos y facilitar la vida en sociedad, resolviendo conflictos de manera democrática.

En Honduras, la política ha venido degradándose, marchando en retroceso, para muestra un botón, acabamos de acudir a un proceso electoral y al igual que las elecciones pasadas, grupos que se sienten afectados están reclamando a la institucionalidad electoral una revisión de las famosas “actas electorales”.

En Estados Unidos, símbolo de la democracia en el mundo, también se han dado problemas electorales, sino recordemos las últimas elecciones con el expresidente Donald Trump, pero como la institucionalidad es tan sólida y robusta solo permitió que el polémico expresidente “patalee”, pero llegó a la conclusión que perdió las últimas elecciones y debía salir del poder conforme a ley.

En Honduras y conforme avanzan los años, inventan cada día más y más ridiculeces que engrosa la burocracia, el gasto, las prebendas, de una caterva de “vividores”, políticos mantenidos y sus familiares y los privilegios, en contra del país cada vez más miserable.

Primero se llamaba el Tribunal Nacional de Elecciones (TNE), después le pusieron Tribunal Supremo Electoral (TSE) y hoy Consejo Nacional Electoral (CNE), la “misma mona en diferente rama”, la misma corrupción alrededor de una institucionalidad electoral enferma.

En unas elecciones complejas en medio de una pandemia, sin una nueva Ley Electoral, sin un padrón electoral confiable, sin nueva tarjeta de identidad, sin un control efectivo del gasto e inversión de los protagonistas de esta campaña política, no se podía esperar resultados positivos.

Hoy el precandidato Luis Zelaya, dentro del Partido Liberal está solicitando la revisión de las actas electorales, ya que según su cálculo él gana el proceso, mientras que Yani ya se proclamó ganador del proceso, cuando los únicos resultados son encuestas de boca de urna.

En elecciones pasadas la misma historia, revisar las actas, recontar los votos, los famosos “votos rurales” que cambiaron la historia de una elección, inflar resultados, la caída del sistema más de 600 veces, votos nuevos ya marcados, extravío de actas que nunca aparecieron, en fin, toda una serie de irregularidades que nos retrata como un país de incultos.

La democracia es el sistema de gobierno que hemos escogido todos los hondureños, en sentido estricto es una forma de organización del Estado en la cual, las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta (elecciones), que confieren legitimidad a sus representantes.

Nuestra clase política no se ha dado cuenta que cada vez que esa voluntad popular se ve violentada, violada y mancillada, cada vez que recurrimos a las elecciones, estamos encendiendo una llama de inconformidad que terminará destruyendo al país.

El descontento general frente a unas elecciones fraudulentas es como “jugar con fuego”, es trastocar la voluntad popular en perjuicio de una gran mayoría que podría revelarse como un monstruo gigante que manifestará su poder con fuerza destructora.

Reflexiones, nada cuesta tener elecciones honestas que reflejen la voluntad del pueblo.

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