Mujer bicentenaria

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20 de marzo de 2021
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12:08 am
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Mujer bicentenaria

Por: Angela Marieta Sosa
Especialista en Derechos Humanos.

Diversas naciones latinoamericanas celebran el Bicentenario de su Independencia, gesta que les dio cohesión, identidad y soberanía. Y en la que las mujeres cumplen un rol histórico. Tan destacado como la de los actores masculinos. Y que de cara al futuro superan retos libertadores. Recordar a las próceres que nos dieron patria y no dejar que el paso del tiempo borre la historia de lucha y de aspiraciones de igualdad y libertad que las mujeres de América Latina emprenden para salir del subdesarrollo.

Ellas también pelearon abiertamente para acabar con el colonialismo español que les impedía crecer y les imponía condiciones de desigualdad económica y social que argumentaban era insostenible. Sin embargo, casi dos siglos después, el panorama sombrío no ha cambiado, pues claramente el caudillismo fue una herencia equivocada en la forma de liderar. Según los historiadores, esta sería el mejor momento para analizar los hechos independentistas a la luz de enfoques teóricos modernos, donde se redefina el papel del Estado, así como la posición y el papel que deben jugar estas naciones en un mundo globalizado.

Mujer bicentenaria, sorora, resiliente y empoderada que avanza, desde doscientos años, incansable sin claudicar, ancestral madre, hija, indígena, afrodescendiente, encargada del cuido del hogar, política, activista de sus derechos, feminista, escritora, profesional, deportista, militar, policía, niña, joven, adulta mayor, todas ellas, tejedoras de los valores que cohesionan la familia como pilar fundamental de la sociedad.

Doscientos años de conquistas graduales y progresivas en el empoderamiento de sus derechos, ganándose a pulso y consistencia los avances en el bicentenario, estigmatizadas por liderar cambios generacionales, señaladas de brujas por curar con medicina alternativa o desmarcarse del ortodoxismo de la doctrina religiosa, disidentes por inspirar a otros a seguir un sendero diferente, indomables por ser firme a sus convicciones frente a los demás, minimizadas ante la masculinización de Dios, el cual jamás podía concebirse con rostro de mujer, atrevidas por cantar su dolor ante la impotencia de saberse menos frente al poder.

Ellas, las bicentenarias, las que trascendieron la muerte dejando sembrada la semilla de sus creencias, cultura y riqueza moral, también cuentan las vivas que aún pelean sus batallas desde una casa, una empresa, un escritorio, un consultorio, una milpa, en la calle, en los tribunales, ante la misoginia implacable que siempre está al asecho para dañarlas a ellas y sus descendientes.

Doscientos años de niñas abusadas en sus hogares, condenadas y culpadas por sus mismas familias, de jóvenes víctimas de la guerra convencional y de las nuevas formas de destrucción creadas por el ser humano, de adultas mayores que lloran en las plazas a sus hijos no encontrados, de negras esclavizadas y vendidas como mercancía, de indígenas discriminadas y desprotegidas estructuralmente, doscientos años, de independencia “dicen”, y hoy les digo, no del todo, porque lo alcanzado hasta ahora no es suficiente y le costó la vida y el sufrimiento a muchas mujeres que antecedieron la reyerta y mostraron el camino hacia la libertad que ellas nunca vieron, ni disfrutaron.

Las consignas escritas en carteles y estandartes que flamean en las calles y casas, son la voz de aquellas que aún no se atreven a cantar: “Vivas nos queremos, ni una menos”, “dreamers”, “no más silencio”, “equality the times is now”, “no nos cuidan nos violan”, “la femme doi voter”, “somos las nietas de todas las brujas que no pudiste quemar”, “blakc live matter”, las mujeres son las verdaderas arquitectas de la sociedad”, “Manolo hazte la cena tu solo”, “aborto legal”, “ni muertas, ni presas”.

En esta ocasión en donde se celebra el bicentenario independentista, debemos tener claridad en cuanto a que, la independencia de la Corona Española o la relativa independencia de los neocolonialismos modernos, no significaron, ni significan, real independencia para la mujer, porque prevalece la falta de reconocimiento de derechos importantes para el desarrollo humano, la falta de acceso a sus derechos económicos, sociales y culturales, porque sigue siendo vulnerable en las relaciones de poder, y muchas desdichadamente están desarticuladas de los sistemas de protección estatal mínima que deberían gozar.

¡Salud! ¡Por todas las mujeres bicentenarias, por su capacidad de marcar la historia, por su valentía al conquistar nuestros derechos, por sus legados reflejados en la sonrisa hermosa de sus congéneres y sus hijas, que ahora tienen espacios que ellas conquistaron! Por todas, hetairas, santas, intelectuales, científicas, taxistas, emprendedoras, comerciantes, políticas, cuidadoras del hogar, pertenecientes a la diversidad sexual…, “benditas todas” por el hecho de ser y hacerse valer como “Mujeres Bicentenarias Latinoamericanas”.

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