Los errores se repiten

MA
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23 de marzo de 2021
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12:19 am
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Los errores se repiten

Rafael Delgado Elvir

El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha estado dando los resultados parciales de las elecciones del 14 de marzo en una forma que deja al país insatisfecho. Sabiendo que se ha tratado de un proceso electoral del cual se ha discutido por años y donde se han invertido sumas considerables de dinero, la opinión pública escéptica ante tantas cosas que ya ocurrieron en otras ocasiones, tiene el derecho ahora de exigir un evento mejor que los anteriores. Pero nuevamente ocurrieron graves errores y prácticas ilegales que salieron a relucir y que no son rebuscadas evidencias para tratar de desacreditar el proceso y su institucionalidad.

Como lo han manifestado diferentes gremios representativos del país, es un derecho que tenemos los ciudadanos de realizar un evento electoral ordenado, con funcionarios que permitan un conteo que funcione dando resultados rápidos y de calidad. Cada ciudadano que se considere identificado con los ideales democráticos sabrá que uno de los elementos esenciales de la democracia es la elección de las autoridades en procesos limpios, que respeten la voluntad de la gente. Eso implica contar cada voto válido y acreditárselo al partido y candidato que corresponde. Implica además que solamente esos votos y no la intención del que representa a la corriente o partido político, deberá ser expresada en el acta final.

Las consideraciones personales, de corriente y de partido están articulándose pese a la debilidad del proceso y a los dudosos resultados. Para algunos dentro de los tres partidos, los resultados convendrán, se llamarán al silencio y querrán sobre eso construir sus planes. Pero al final eso que le llamarán alianzas quedarán en sucios negocios para repartirse el poder con una ciudadana fastidiada de lo que ocurre a sus espaldas.

Todos los candidatos a cargos de elección popular que tengan evidencias de manipulación de las actas electorales ya sea en la misma mesa electoral receptora o en otro lugar, tienen la obligación de pedir explicaciones y de exigir rectificaciones ante las autoridades. Al final no son sus aspiraciones las que están siendo pisoteadas, sino la voluntad del pueblo que fue convocado a un proceso formal. Sin embargo, el precandidato nacionalista Mauricio Oliva ya señalizó obediencia y se tragará todos los derechos que a él y a sus candidatos le asisten por las conveniencias particulares que dominan en el partido gobernante. En LIBRE, algunos candidatos afectados por las irregularidades han tomado el camino correcto y emprenderán acciones exigiendo un proceso de conteo limpio. En el Partido Liberal la situación se presenta tensa ya que las pruebas de manipulación de actas son sistemáticas en diferentes departamentos del país en contra de Recuperar Honduras que lidera Luis Zelaya. Como corresponde desde este movimiento continuarán las acciones para defender la voluntad de sus votantes.

El panorama que rápidamente se intentó sembrar en la mente del ciudadano y que se quiere seguir construyendo no encaja con la situación del país. Los ciudadanos acudieron a las urnas, pero no hubo una movilización que supere el pasado. Muchos que tradicionalmente votan y otros que debieron votar por primera vez, se quedaron en casa. Habrá que estudiarlo con mayor precisión, pero definitivamente que esa abstención debería reflejarse en los resultados de cada urna y de cada partido. Por otro lado, el ciudadano que se movilizó a votar lo hizo para manifestar su rechazo del mal manejo de los asuntos públicos, a la corrupción y al irrespeto de las leyes. Pero indudablemente que el proceso lo controlaron las estructuras partidistas atrasadas de los tres partidos políticos. Nuevamente los representantes en las mesas electorales en muchos lugares del país, así como el registro de las actas adulteradas por el sistema informático siguen siendo la oportunidad de los políticos sin ninguna vocación democrática. Otra vez, se demuestra que no hay diferencias partidarias entre los sectores atrasados para coludirse a la hora de burlar la voluntad de la gente.

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