Por: Jorge Roberto Maradiaga
Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial.
Tal como es del conocimiento público desde el domingo veintiocho (28) del presente mes de marzo, se inicia la SEMANA SANTA y concluye el cuatro (04) de abril. Su celebración tradicional ha resultado complicada, en virtud de la difícil situación que estamos viviendo a consecuencia de la pandemia en el contexto global, el Covid 19. Aun cuando físicamente resulta imposible su materialización, no cabe la menor duda, que a través de las redes de comunicación, vale decir, con el auxilio de las tecnologías de la información y la comunicación, muchos eventos religiosos se podrán materializar.
Recuérdese que ha sido característico el desplazamiento masivo a las lindas playas de nuestro país y a centros turísticos ubicados en diferentes partes del territorio nacional; pero evidentemente en función de la crisis relacionada precedentemente, los desplazamientos han tenido una reducción sustantiva, con el consiguiente impacto desde el punto de vista económico y social.
Interrogante: Y ¿qué entendemos por Semana Santa? La misma es conocida como Semana Mayor, es un período de ocho días que comienza con el Domingo de Ramos y culmina o concluye con el Domingo de Resurrección. Con la Semana Santa el cristianismo conmemora el Triduo Pascual, es decir, los momentos de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo.
Insistimos en que en nuestra querida Honduras es especialmente celebrada esta fecha del calendario festivo, ya que este es el momento de mayor actividad litúrgica del año, lo cual tiene una connotación de primera en todo el territorio nacional. Lo tradicional ha sido, que, en cada uno de los departamentos del país, así como en todos los municipios, se mantiene la tradición de sus celebraciones a través de misas y procesiones multitudinarias (imposible físicamente durante la próxima semana), que resultan realmente alentadoras para la forja de un mejor futuro, restableciendo la fe, la confianza y la confraternidad, lo que indiscutiblemente, en nuestro país se necesita cada día con mayor efectividad y funcionalidad.
Es destacar que, aún con las limitantes señaladas, la celebración y disfrute de la Semana Santa, permite el reencuentro de las familias a lo largo y ancho del territorio nacional, puesto que por diversas razones se producen desplazamientos del campo hacia la ciudad. Es una ocasión propicia para reencontrarse con los seres queridos, aunque sea virtualmente y disfrutar también de un descanso y participar en las celebraciones propias de la Semana Mayor, con las limitaciones propias de nuestro acontecer.
Consideramos procedente señalar, que la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, aunque presente en muchos países del mundo, tiene mayor presencia en Rumania, Bulgaria, Montenegro, Serbia, Georgia, Rusia, Albania, Etiopía, Armenia y Grecia. La semana Santa, según la tradición de la Iglesia Católica Ortodoxa, comienza con el sábado de la resurrección de Lázaro y termina con el sábado. La Pascua comienza después del Sábado Santo.
Reiteramos, la Semana Santa es el período sagrado del cristianismo que transcurre desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, desde el punto de vista litúrgico. Es el período de más intensa actividad dentro de la Iglesia, por ser la semana en la que se hace un memorial de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Aunque reiteramos, el presente año presenta sus propias particularidades y limitantes, como producto del impacto negativo del covid-19.
Por su importancia, destacamos que la historia nos evidencia que el cristianismo conmemora durante la Semana Santa, la entrada de Jesús a Jerusalén, cuando todo el pueblo lo alabó como rey con palmas (Domingo de Ramos), la última cena de Cristo (Jueves Santo) en la que, según el Nuevo Testamento, Cristo ofreció pan y vino a sus apóstoles, dando origen a la Eucaristía o Comunión. También se conmemora la muerte de Cristo en la cruz (Viernes Santo), su día de reposo en el Sepulcro (Sábado Santo o sábado de Gloria) y, finalmente, su posterior Resurrección (domingo de Resurrección o Pascua de Resurrección).
Las fechas fundamentales de la semana se puntualizan así: 1. 14 de abril, Domingo de Ramos; 2. 15 de abril, Lunes Santo; 3. 16 de abril, Martes Santo; 4. 17 de abril, Miércoles Santo; 5. 18 de abril, Jueves Santo; 6. 19 de abril, Viernes Santo; 7. 20 de abril, Sábado Santo; y, 8. 21 de abril, Domingo de Resurrección.
El viernes de Cuaresma y el Miércoles de Ceniza debe regir el ayuno y la abstinencia de cualquier tipo de alimento durante todo el día, este sacrificio llega al Viernes Santo donde la abstinencia solo será de alimentos preparados con carne. La excepción a la abstinencia se concede como privilegio por la Iglesia Católica Apostólica Romana en forma de documento denominado Bula: el poseedor de una bula puede ingerir ciertos alimentos en estas épocas, dependiendo del tipo de privilegio concedido.
Esperamos que todos (as) nuestros (as) compatriotas disfruten la Semana Santa y es de esperar que los eventos que se celebren sirvan para reflexionar en cuanto a la necesidad de que todos (as) asumamos una actitud positiva y constructiva, generadora de una sociedad ejemplar.
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