La responsabilidad

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26 de marzo de 2021
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12:04 am
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La responsabilidad

Por: Lizzy Flores

Una definición de diccionario es “la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho, para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”.

Luego de honda reflexión, me he percatado que soy cien por ciento responsable de todo lo que aconteció en la elección a la Presidencia de la Asamblea 73 y su resultado.

No me había querido hacer responsable, y en su lugar me dediqué a identificar y señalar las injusticias y faltas, donde no prosperó una aspiración loable y digna a favor del Estado de Honduras, al cual representé, y Dios en su generosidad permitió llevar a buen término y a su culminación. Mis disculpas por no haberlo hecho anteriormente, a todos, a quienes impacté con mi falta de asumir la responsabilidad. En efecto hubo circunstancias internas y externas que afectaron la realización de un ideal y la propuesta desarrollada desde el 2012, y el retorno de Honduras a la Organización de Estados Americanos. En mayo del 2018, una práctica de rotación geográfica equitativa, que imperaba desde la fundación de las Naciones Unidas fue interrumpida y se religió por primera vez un país, relegando a una gran cantidad de otras naciones. El ejercicio que imperaba de igualdad e inclusividad fue una gran pérdida para las Naciones Unidas y todos los miembros que la conforman. De todo esto soy responsable. Si no hubiera iniciado ese recorrido y desarrollado esa dignidad, no hubiera tenido la ocasión y el orgullo de recordar estos principios y valores universales tan preciados. De manera de sacar la esencia más pura, que sea para Honduras y sirva a todos.

Ya el pasado es pasado, nada de eso existe y solo se puede hacer algo en el presente, mirando al futuro. Hay que confiar en la sabiduría y designios de Dios. La oportunidad está en asumir la responsabilidad, desde el contexto de que soy responsable de lo que creó y generó en la vida (con aciertos y desaciertos, o su combinación), así como lo que creamos y generamos juntos en convivencia. No desde el sentido de juzgar y cargar con culpabilidad hacia uno mismo y a los demás. Todos lo hacemos en algún momento. Y lo que señalamos, aceptamos o rechazamos, se convierte en espejo de nosotros mismos. Solo a través de la responsabilidad es que uno puede crecer y desarrollarse, y otros que comparten estas experiencias pueden encontrar algo de valor. Al ser responsable se está partiendo del poder y la voluntad de uno mismo, en lugar de estar al efecto de las circunstancias y eventos.

En la vida se gana y se pierde. Pueden haber grandes triunfos, victorias, conquistas, como también pérdidas. Lo que más duele es perder un ser querido, aunque marche a la gloria celestial y a la vida eterna, donde se puede dar lugar a la celebración de esa vida, en espíritu y en memoria. En esta jornada terrenal, podemos hacer una pausa y ver hacia atrás, los años vividos y el camino transcurrido, soltar todos los resentimientos y remordimientos, y dar lugar a la alegría, paz y amor en nuestro corazón.

Mi profundo agradecimiento a todos los que apoyaron, acompañaron, facilitaron y colaboraron, a los que no colaboraron, a quienes objetaron y detuvieron, a quienes se cruzaron, a quienes impidieron, a los que participaron y no participaron, a todos en este universo, en espacios donde se manifestaron compromisos, intereses, puntos de vista, miedos, consideraciones, acuerdos e intenciones, sobre una cantidad de quebrantamientos, algunos que hasta se confluyeron o mezclaron en el camino. Todos los que formaron parte del gran tejido de texturas y colores, como de la conciencia global.

Dios es amor y hay que descubrirle dando espacio para nuestra humanidad.

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