“El agua no tiene precio”

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27 de marzo de 2021
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12:02 am
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“El agua no tiene precio”

Por: José Rolando Sarmiento Rosales

En la reciente celebración del Día Mundial del Agua recordamos el impactante discurso pronunciado en la fecha de su celebración, por el entonces ministro de Agricultura, doctor Ramón Villeda Bermúdez, en el Teatro Manuel Bonilla, cuando expresó que las guerras futuras se generarían por la escasez del vital líquido entre países ubicados en determinadas zonas del mundo, hecho que ahora se siente más real con las sequías, a causa de la deforestación, los incendios de bosques y los efectos nocivos del cambio climático en el planeta Tierra.

El agua no tiene precio, así reza el lema de este Día Mundial del Agua, con el que hay que tomar conciencia sobre el cuidado de este recurso irremplazable. Aunque la ONU reconoce el acceso al agua potable como un derecho esencial, sin embargo, una de cada tres personas no tiene agua potable, y para el año 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. 4,000 millones de personas padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. En el mundo, cerca de 3,000 millones de personas carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos, un dato muy preocupante en plena pandemia.

“Para nosotros los creyentes, nuestra ‘hermana agua’ no es un bien comercial, es un símbolo universal, fuente de vida y de salud. Demasiados, muchos, muchos hermanos y hermanas solo tienen acceso a un poco de agua y muchas veces puede estar contaminada”, decía al respecto el Papa Francisco. De aquí a 2050, la demanda mundial de agua dulce aumentará entre un 20% y un 30% respecto al nivel actual. Este recurso está muy amenazado por el crecimiento demográfico, la demanda en constante aumento y los efectos cada vez más graves del cambio climático.

En este Día Mundial del Agua, el doctor Mark Smith, director general del Instituto Internacional de Gestión del Agua (IWMI, por sus siglas en inglés), explica por qué la gestión del agua podría salvar vidas y el planeta. Tras haber puesto a millones de personas más en riesgo de padecer hambre aguda, la pandemia de la COVID-19 ha sentado las bases para un año en el que, ahora o nunca, habrá que repensar todo el sistema que sustenta la alimentación y la nutrición.

“Mientras nos recuperamos de la pandemia y ponemos en marcha medidas para prevenir futuras crisis, en 2021 los países se comprometerán a hacer que los sistemas alimentarios sean más equitativos, nutritivos y resistentes en la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU. Mientras tanto, también deben conciliar la creciente demanda de alimentos con la carrera por reducir las emisiones de carbono y revertir la pérdida de biodiversidad mundial, que será el centro de atención en las conversaciones sobre el clima de la COP26 y en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad. Los objetivos medioambientales dependerán de los avances en la gestión del agua en el mundo.

Sin embargo, no estamos en camino de cumplir la meta de garantizar agua y saneamiento para todos en 2030, tal y como se establece en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de la ONU, ya que muchas fuentes de agua son cada vez menos fiables, están más contaminadas o ambas cosas. Los sistemas alimentarios no pueden transformarse simplemente por sí mismos. Lograr un equilibrio para satisfacer las necesidades humanas sin agotar los recursos naturales no será fácil, pero creo que es posible si se tratan los alimentos, la tierra y el agua como un sistema complejo e interconectado. Para mitigar las compensaciones entre las diferentes necesidades, los gobiernos y todos los demás actores deben reconocer, reevaluar y racionalizar el papel del agua en cada etapa.

Para empezar, esto significa contabilizar plenamente los suministros de agua necesarios para los sistemas alimentarios y gestionar estratégicamente las infraestructuras hídricas, incluidos los ecosistemas y los acuíferos (capas subterráneas de roca, de las que se extraen las aguas subterráneas). Dado el crecimiento de la industria, la agricultura y la generación de energía, que hacen un uso intensivo del agua, es vital que los gobiernos y las autoridades comprendan que el agua es un recurso finito y valioso que debe ser gestionado en todos sus usos. Es vital que los gobiernos y las autoridades desarrollen una comprensión del agua como un recurso finito y valioso. Si los sistemas alimentarios del mundo van a proporcionar con éxito dietas saludables y nutritivas para todos, entonces el acceso universal al suministro de agua potable es esencial”. Así es, y así debe ser en Honduras.

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