Inauguración del Bicentenario: Somos un pueblo que se prepara para enfrentar, sin miedo o veredas ilegales, al futuro

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27 de marzo de 2021
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01:52 am
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Inauguración del Bicentenario: Somos un pueblo que se prepara para enfrentar, sin miedo o veredas ilegales, al futuro

Carlos Madero, Ministro Coordinador General del Gobierno.

Por: Juan Ramón Martínez

Carlos Madero, Ministro Coordinador General del Gobierno.

Carlos Miranda, Alcalde Municipal de Comayagua.

Juan Ramón Martínez, Embajador Ad Honorem y Coordinador de la celebración del Bicentenario.
Señor alcalde Carlos Miranda
Compatriotas

Nos reunimos aquí, en esta noche, –en el interior de la primera catedral de Honduras, que en nombre de Dios nos ha abierto sus puertas para este acto–, impulsados por la voluntad y la fuerza, para hacer de la celebración del Bicentenario de la independencia, un acto del pueblo. Desde el cual, en un ejercicio crítico, forjar una voluntad orientadora hacia el futuro, creando un escenario de unidad fraterna; renunciando a las exclusiones y, más bien exigiéndonos responsabilidad a todos, para responder hidalgamente al futuro. En el acta de independencia del 15 de septiembre de 1821, se estableció que había que convocar y oír al pueblo. En esta noche, somos ese pueblo convocado que, inaugura, la celebración de su bicentenario

Estamos pues en nombre de ese pueblo, que se ha organizado ya, en los 298 municipios, en Comisiones Locales, para inaugurar la conmemoración de estos 200 años de independencia que se cumplirán, el próximo 15 de septiembre del 2021. Allí, en esas Comisiones, están todos los ciudadanos, todos los sectores, todas las voluntades y todas las visiones políticas, sin sectarismo alguno, para hacer de la celebración, el camino hacia el futuro. Un futuro mejor.

Esas comisiones no son para llorar sobre el pasado o imprecar a los que, desde la distancia, no hicieron lo que debieron. Sus reflexiones, tienen la finalidad de aprender lo que hemos hecho bien; para identificar lo que ha salido mal, y para construir un mejor futuro. Orientando, en el ejercicio de la responsabilidad, a las nuevas generaciones que, dentro de cien años, se reunirán en este mismo lugar para juzgarnos y aprender de lo que hicimos bien y comprender nuestras dificultades y nuestras limitaciones.

Tampoco estamos reunidos, para lamentarnos; o para rehuir nuestras responsabilidades. La razón de este encuentro, que lo siguen los compatriotas de todo el país por medio de Tele Progreso, es para echar una ojeada rápida hacia el pasado y, centrar nuestra mirada firme y decidida, hacia la carretera por donde circulamos hacia el futuro. Reconociendo humildemente que, cada hondureño, tiene una responsabilidad en lo que se hizo en el pasado, en lo que se ha hecho en el presente, y lo que se hará en el futuro.

En estos 200 años, Honduras y las hermanas gemelas, repúblicas centroamericanas –que nunca debimos separarnos, atendiendo los consejos oportunos de Francisco Morazán– hemos avanzado, consolidado nuestras instituciones y reforzado la vida democrática que se insinuó en la pluma de Valle, deslizándose, suave, sobre el papel en que escribiera el acta de Independencia.

En el caso de Honduras, hemos definido nuestro territorio. Creado instituciones dedicadas a labrar la felicidad del pueblo, acercado a nuestras ciudades, con vías modernas de comunicación. Ahora con la excepción de Puerto Lempira, podemos ir desde aquí, en menos de ocho horas a todas, las cabeceras departamentales. Vía telefónica podemos comunicarnos con todas las ciudades del mundo. Y, dentro de poco, desde esta ciudad, despegarán las naves que, llevarán personas y productos hondureños a todas las ciudades del mundo.

Carlos Miranda, Alcalde Municipal de Comayagua.

Pero en el pasado le fallamos al país, abandonando el sueño de José Trinidad Cabañas, que poco después que los ingleses establecieran sus primeras líneas férreas, imaginó la posibilidad de unir el Pacífico hondureño, con el Caribe próspero y dinámico, que baña el océano Atlántico. No salva; pero no nos exime de responsabilidad, la construcción del Canal Seco que, acorta distancias y le permite a Honduras, Nicaragua y a El Salvador, acceder a las aguas profundas de Puerto Cortés, Castilla y Trujillo.

Hemos aumentado la explotación de los recursos. Algunas veces irrespetando al medio ambiente. Desde la minería y la agricultura colonial, hemos iniciado un discreto proceso de industrialización. Y lo más importante, cuando el problema mayor era la falta de mano de obra, ahora la tenemos suficiente, incluso para compartirla con los hermanos centroamericanos y para contribuir, con el desarrollo de los Estados Unidos, Canadá Y Europa.

Hay tareas pendientes: no nos sentimos suficientemente independientes. Actuamos como si fuéramos dependientes: de las pasiones sectarias, del sentimiento de inferioridad y de la creencia que, no somos capaces de dirigir nuestro país, poniéndole alto a quienes nos manipulan y pretenden ofendernos. No hemos trabajado suficiente; ni nos hemos preparado con la voluntad y el conocimiento para enfrentar las nuevas tareas. Por ello necesitamos mejorar la competencia de nuestra mano de obra, alejar a nuestra juventud de los vicios, enfrentar los retos de la inteligencia artificial reformando el sistema educativo y prepararnos para las emboscadas que, nos plantea el siglo XXI que, es más peligroso y amenazante, que el siglo XX que supimos aprovechar. Para ello, tendremos que reflexionar sobre nuestras responsabilidades, sobre la ética del trabajo, el respeto a la ley y a las instituciones, del orgullo nacional y de las actitudes colectivas hacia afuera, para de esa manera, concurrir con fuerza e imaginación, a los mercados internacionales y los foros mundiales, dentro de una globalización que incluye singulares amenazas, para competir, en igualdad de condiciones. Y sentirnos parte de la comunidad mundial. Con la cabeza levantada y el orgullo de sabernos un pueblo que camina, erguido y orgulloso, reclamando el ejercicio de su soberanía y estableciendo de frente, alianzas y acuerdos que preserven nuestra dignidad, de nación libre y soberana.

Hemos pasado del autoritarismo y la montonera, a la democracia. Frágil, con defectos; pero esperanzadora. La guerra civil, ha sido suprimido del ideario hondureño y el ejercicio de la soberanía, poco a poco, ha ido poco a poco en nuestras manos. Todavía hay barruntos de amenazas que, desde afuera quieren torcer la voluntad popular, negándonos el derecho de nombrar y mantener a nuestros gobernantes. E incluso, no faltan voces que anuncian, con la mejor voluntad que, si no nos ponemos de pie, nos arremangamos la camisa, Honduras puede desaparecer el año 2050.

Por supuesto, Honduras es fuerte y no perecerá. Los hondureños podemos derrotar la amargura, reconquistar la fuerza emocional y disponernos a reclamar que nos traten como iguales. Para ello, debemos unirnos; entendernos como hermanos y tomados de la mano, hondureños y centroamericanos, enfrentar las amenazas, que quieren destruir nuestras instituciones y descalificar nuestra capacidad soberana, confirmando que tenemos el derecho de escoger y castigar, cuando no cumplan con sus obligaciones, a los que hemos elegido para que nos sirvan. Sin unidad; sin una memoria histórica que nos dé orgullo, sin fuerza para enfrentar las amenazas, sin carácter y valor, no podemos imaginar y construir un futuro mejor que este presente, que en algunas partes nos avergüenza.

Señores y señoras:
Hablo en nombre de los hondureños que quieren hacer de Honduras una gran nación para que, tomada de la mano con sus hermanas centroamericanas y los demás pueblos de la tierra, pueda ser la patria orgullosa que no agacha la cabeza ni, se arrodilla ante nadie. Me siento honrado, hablando en nombre de los que sueñan con una Honduras igualitaria, fuerte y libre, que derrote la pobreza y construya un espacio en donde, todos los que nos quieran visitar, encontrarán un espíritu fraterno y generoso que nos hermane a todos, porque todos somos hijos de Dios. Al margen del color de la piel, el idioma o la religión, Honduras es una patria en donde todo el que pone su pie, se vuelve libre y soberano.

Compatriotas del futuro:
A ustedes mis primeras reflexiones. Nuestra generación ha hecho lo que hemos podido. Hemos cambiado al país y hemos cambiado nosotros también. Pero no estamos satisfechos. Segamos sintiéndonos dependientes de los más fuertes y amigos de servir a los caudillos que, reproducen el subdesarrollo. Lo que hemos ha sido muy lento. Y los resultados discretos. Por ello, en la colonia somos los más pobres de Centroamérica. La tarea la tienen que continuar ustedes, con más energía, más talento y valor, sin amarguras infantiles, confiando más en ustedes mismos y asumiendo todas las responsabilidades, incluso aquellas que, por debilidad e incompetencia, no hemos asumido, nosotros sus antecesores.

Juan Ramón Martínez, Embajador Ad Honorem y Coordinador de la celebración del Bicentenario.

Señores embajadores de Centroamérica:
Frente a la próxima celebración de la fecha en que nacimos juntos, ahora separados por prejuicios rurales y orgullos provincianos, les extiendo la mano y les invito para que otra vez, como cuando nos adelantamos a Europa echando a andar el Mercomun, podamos hacer de Centroamérica, una nación que nadie divida; ni maneje a su gusto y placer. Los hijos de Valle, Rafael Carrera, Francisco Morazán, Barrios, Darío, Molina y Juan Rafael Mora, seguimos firmes y de pie, para defender sus sueños y honrar sus ideales. Como lo hicimos juntos, para detener los impulsos anexionistas de William Walker.

Señor embajador de España:
Dígale a sus compatriotas que, aquí se les quiere, y se les admira. Que preservamos la belleza del español que nos enseñaron. El que hemos mejorado, con la dulzura de nuestras formas de expresarnos Que defendemos el municipio democrático que nos trajeron, y que conservamos la creencia, en un solo Dios y en Jesucristo su hijo, que nos da fuerza para las adversidades y alegría para, humildemente, celebrar nuestros éxitos. Y como el Quijote de la Mancha, emprender todas las tareas, incluso las que parezcan imposibles de efectuar.

Señor alcalde Carlos Miranda:
Dígale a sus colegas que trabajaremos juntos, diferenciando la paja de la cizaña y que, junto a los pueblos que representan, construiremos una República respetada por todos, poniendo a las autoridades al servicio del pueblo. Solo del pueblo.

Hondureños,
Estoy a sus órdenes. Mi vida está en sus manos.

¡Muchas gracias ¡
Comayagua, 18 de marzo del 2021

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