Escenario ideal para el continuismo

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29 de marzo de 2021
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12:03 am
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Escenario ideal para el continuismo

Por: Edmundo Orellana

Quien confeccionó la estrategia de lo que parece ser el escenario en el que se practicarán las elecciones generales, se merece el calificativo de genio, pero del mal.

De confirmarse los resultados que se exhiben hasta ahora, la victoria del PN en las elecciones generales es inevitable. La cantidad de sufragios que lo benefician nos anuncia lo que ocurrirá en las generales. Y habrá más, con la excusa de que los “sin partido” los votan porque ningún gobierno de la historia mejor que este, como repiten los incondicionales del gobernante.

La sospecha de fraude, sin embargo, los persigue, pero los perdedores no protestan; aceptan, con resignación, los resultados. Es el comportamiento de los militantes del partido de la jerarquía y de la orden superior. En la disciplina y sumisión radica su unidad y fuerza. Quien se atreva a impugnar romperá con este esquema y se expone, en política, a que lo condenen a la pena que hoy purga el conocido como “voto por voto”.

Por otra parte, gran cantidad de sufragios viene de empleados públicos obligados a votar en las urnas nacionalistas y de quienes disfrutan del beneficio de las bolsas solidarias y demás medios de extorsión electoral, empleados por el gobierno en su política asistencial. Su asistencia obligatoria es fácilmente comprobable; basta verificarla en las listas de votación. Su triunfo lo afea la fetidez de fraude que despide.

Si no se cambian las reglas ocurrirá lo mismo en las generales. Disponen de los mecanismos del poder, entre estos el presupuesto y demás medios para movilizar la población y asegurarse el voto. Lo hicieron antes (no olvidar el saqueo del IHSS, “el pacto de impunidad” y el caso “Pandora”, entre otros), nada impide repetirlo.

A este monstruoso aparato se enfrenta la oposición. Solo la alianza entre los partidos de oposición puede impedir que el PN obtenga la victoria mediante los mecanismos del poder y de extorsión que acostumbra a desplegar en las elecciones.

La alianza no es nada fácil, empero. Si resultara vencedor Luis Zelaya en el PL, la alianza con Salvador Nasralla está asegurada; con Libre, dependería de la habilidad para negociar entre los líderes involucrados.

Si el vencedor es Yani Rosenthal la cuestión se plantea muy diferente. Nasralla, sin tapujos, ha afirmado, reiteradamente, que no hará alianza con Yani, salvo que este lo haga con discreción. Difícilmente habrá discreción en estas circunstancias. Está descartada, entonces, la alianza entre estos dos líderes políticos.

La dirigencia de Libre alentaba, con entusiasmo, una posible alianza con Yani, de resultar vencedor, lo que apresuraron a declarar públicamente cuando la tendencia comenzó a favorecerle, provocando el descontento entre su militancia y la reacción de escrupulosos dirigentes que amenazaron con no votar en caso de consumarse la alianza. Inusuales manifestaciones, puesto que la dirigencia y militancia de ese partido acostumbra a esperar, prudentemente, lo que dice su coordinador para luego -sin que nadie se atreva a contradecirlo- actuar en consecuencia. Y más inusual es que el mismo coordinador cediera, aclarando en un tuit que todo era producto de un malentendido. Lo que nos indica que es un reto para las habilidades del coordinador vencer el rechazo de la militancia.

Alianza entre Nasralla y Libre es impensable porque aquel rechaza la alianza con este y porque en Libre la simple mención de su nombre provoca delirante hostilidad.

Este es el escenario ideal para JOH. Porque garantiza el continuismo, aunque sea por medio de otra persona, pero incondicional. Y en el PN, la incondicionalidad es la regla, aunque haya escalas. Quien quedó (que nunca se pronunció sobre los señalamientos al gobernante en los juicios en Nueva York) es más incondicional que el perdedor, a quien le pasaron factura por decir, en varias ocasiones, que el gobernante debía aclarar su situación con los gringos porque le hacía un grave daño al PN y al país. Su inmunidad está garantizada de ser el PN el vencedor en las elecciones generales.

En conclusión, quien ganó estas elecciones primarias fue JOH. Porque el marco en el que se celebrarán las elecciones generales es el propicio para sus propósitos. ¿Es producto de su estrategia? Sin duda. ¿Contribuyeron con él los líderes de la oposición en esta conspiración contra la democracia? Responda usted, estimado lector. En todo caso, debemos convenir que es apremiante exigir al tripartidismo una nueva Ley Electoral que garantice el respeto al voto ciudadano y no permita estas maquinaciones diabólicas en contra del soberano, porque en las generales, a diferencia de las primarias, el fraude podría arrastrarnos a escenarios cuyas consecuencias trágicas nos acompañarán por décadas. Para evitarlo, digamos con fuerza: ¡BASTA YA!

Y usted, distinguido lector, ¿ya se decidió por el ¡BASTA YA!?

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