El gobernante que queremos

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31 de marzo de 2021
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12:42 am
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El gobernante que queremos

Noé Pineda Portillo

Cuando se avecinan las elecciones, especialmente en nuestros países latinoamericanos, dado que tienen similares características, pues son sociedades que se han formado bajo iguales patrones de conducta e idiosincrasia. Y cuando hacemos análisis de tales similitudes, siempre nos encontramos con imágenes semejantes en su recorrido histórico. Empezando por los griegos, con la imaginaria República del
maestro Platón, luego pasamos por la Utopía de Tomás Moro, para llegar a los movimientos revolucionarios de la Revolución Francesa hasta nuestros días. Todas esas intenciones, llevaban el deseo de alcanzar lo máximo de perfección de nuestras sociedades. Lograr una democracia pura, derivada del demos: pueblo, kratos: poder. El poder del pueblo soberano. Todavía seguimos perdidos en Latinoamérica.
Para llegar a tales ideales, es necesario tener grandes líderes, grandes capitanes para esas proezas de dirección.

Platón, el fi lósofo griego, nos hablaba del Rey fi lósofo, del líder inteligente, experimentado. Decía: “a no ser que los fi lósofos sean los reyes en los estados a los que actualmente llamados reyes y soberanos sean fi lósofos en verdad y con sufi ciencia, y no se vea unida una cosa a otra, el poder político y la fi losofía, y a no ser que una ley rigurosa aleje de los asuntos públicos a esa multitud de individuos a los que sus talentos les lleven exclusivamente a una u otra, no habrá remedio, querido Glaucón, ni para los males
que devastan los estados ni incluso, creo yo, para los del género humano”.Para garantizar el buen funcionamiento, ya no solo del Estado, sino de la sociedad humana, plantea como condición necesaria y sufi ciente del buen gobernante el que sea fi lósofo, bien porque accede al poder desde tal condición, bien porque la adquiere en el ejercicio del gobierno.

Ahora los votantes deberán ser cuidadosos al elegir a sus representantes. La ciudadanía debe profundizar en las propuestas, cualidades, actitudes y aptitudes de los candidatos y así generar una percepción más sólida que optimice la reflexión de su voto razonado el día de la jornada electoral. Los electores, deberán revisar cuál es la formación de cada candidato, comparar su currículo profesional y social,
contrastar las propuestas de trabajo, qué preparación académica tienen los candidatos, sus trayectorias profesionales, analizar antecedentes de sus trabajos o puestos anteriores, cuál es el trato hacia ellos. Las cualidades que los ciudadanos consideran importantes y que coinciden con el perfil son las siguientes: honestidad, competencia, integridad, capacidad de liderazgo y energía.

El gobernante deber ser, ante todo, una persona con convicciones sólidas, coherentes, con una percepción integral del mundo y de la vida; sus principios deben ser claros y defi nidos. Tales convicciones debe ser traducir en proyectos claros y concretos. Como persona pública, su conducta debe ser ejemplar. El gobernante debe rodearse de gente con competencia en la materia, con gente de diálogo, de paz y armonía, para trabajar en equipo. No perder de vista que es un servidor público. Debe gobernar para todos.

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