ENCENDIDA

MA
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31 de marzo de 2021
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12:25 am
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ENCENDIDA

GANADORES Y PERDEDORES

PARA fomentar el turismo, el gobierno dio a los burócratas toda la semana entera de feriado. Esta vez no habrá queja que haya dado toda la semana de asueto para ir a pasear. Con infinidad de empresas moribundas golpeadas por la pandemia, la industria turística ha sido de las más lastimadas. Ya no llegan cruceros, y los aviones con extranjeros vienen espaciados del exterior. Los hoteles y centros de entretenimiento prácticamente han permanecido cerrados por falta de clientes. Ni los fines de semana, ni los asuetos habituales se utilizaron para ir a parrandear. El aislamiento, durante meses, obligó a muchísima gente a quedarse encerrada en sus hogares. De los países vecinos tampoco llegan caravanas de turistas a disfrutar de los paradisíacos parajes nacionales, de sus ubérrimos recursos naturales, sus playas, y de sus pueblos pintorescos con vestigios de la época colonial. Las caravanas que se organizan es con rumbo a la frontera norteamericana.

Esta Semana Santa, no se calcula la misma afluencia de viajeros que en años anteriores. Menos éxodo de veraneantes al mar, a los balnearios, a los clubes campestres, a las piscinas y a los centros de esparcimiento. Los que salgan sería observando estrictas normas de bioseguridad. Muchos han decidido quedarse en casa. Así que esta vez, durante la Semana Santa, la fe y el tiempo se remontan a épocas pasadas. De oración, de imploración, de plegaria íntima invocando la protección divina. A la familia, a los vecinos, a los amigos, en fin, a todo el país. Las misas y los actos religiosos se transmitirán por mecanismos virtuales. Se trata pues, de un largo período de reflexión y de meditación profunda. Para continuar bajando todos los santos del cielo pidiendo que disminuyan los estragos de esta peste. ¿Hasta cuándo durará el vía crucis presente? Propicia la semana para repasar el tránsito del Hijo de Dios, por la Vía Dolorosa, de la antigua Jerusalén. Cargando la pesada cruz de redención camino a la crucifixión. Ahora sí habrá tiempo de sobra para dedicarle a conmemorar la pasión, la muerte y la resurrección del Redentor. Comer el pan con reverente devoción. Pan tostado durante la cuaresma en analogía al “cuerpo de Cristo” en la eucaristía. Con tiempo de sobra para sintonizar “Los 10 Mandamientos”, “Ben Hur”, “La Pasión de Cristo”, “Espartaco”, “El Manto Sagrado”, entre otras.

Sin duda que, durante estos prolongados meses de encierro, de pena, de angustia y de zozobra muchos fieles doblaron rodilla pidiendo la gracia de los milagros. Quienes quedaron sin empleo y sin ingresos. Los que atraviesan otras dificultades. Quienes se contagiaron y lograron superar la pesadilla y los muchos compatriotas que partieron cuando su organismo no pudo responder. La Semana Santa llega oportuna. Hoy, más que nunca, cuando más necesidad hay de la fe. Cuando más se ocupa de Dios. Rezan unos, oran otros. Por la salud. El Señor a nadie desampara. Por la unidad de la familia hondureña después que tanto odio y división se ha instigado. Para reencontrarse con el amor. Para la lectura de la santa escritura con la esperanza de enderezar conductas. Después de la oscuridad de las crisis, siempre hay confianza que al amanecer de otro día el sol alumbrará. Que la Semana Santa sea esa llama encendida de la esperanza.

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