“HA BAJADO”

MA
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8 de abril de 2021
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12:25 am
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“HA BAJADO”

A propósito del creciente contagio que arrastra el feriado de la Semana Santa. Error haber puesto todos los huevos en una canasta confiando en el mecanismo COVAX, la Alianza Mundial para las Vacunas (GAVI) bajo la sombrilla de la parsimoniosa OPS. A ello obedecen las carreras de última hora, negociando sobrantes con varias de las farmacéuticas, cuya prioridad la tuvieron los que se reparten con la cuchara grande. Y conste que, para contratar compras en forma independiente, el gobierno tuvo que desprenderse de la recomendación de la OPS que todo el suministro, ya sea donación o compra de vacunas, fuera tramitado por medio de ese mecanismo COVAX-GAVI. Todavía, sumando todo lo que pretenden traer, quién sabe hasta cuándo llegarían y si cuenten con dosis suficientes para vacunar toda la población. Ahora los empresarios, de manera independiente, andan buscando formas de conseguir vacunas para favorecer a sus trabajadores.

A tiempo alertamos sobre la lenta como insuficiente respuesta de la burocracia internacional en enfrentar las necesidades sanitarias de la pandemia. Advertimos sobre la pachorra de las multilaterales financieras y la escasa creatividad durante toda esta crisis en proporcionar los recursos básicos a las desplomadas economías. Nulo ingenio en idear mecanismos novedosos de financiamiento, refinanciamiento y moratorias. Un tal brazo derecho del Banco Mundial, creado para asistir al sector privado nunca pudo habilitar en forma directa a la iniciativa privada –por supuesto que con la intermediación del sistema financiero nacional– recursos esenciales para evitar la estrepitosa caída de la estructura productiva del país. Ello, en parte, trajo como consecuencia esas olas de desempleados. Las cesantías a cientos de trabajadores en empresas heridas de gravedad, como única opción para reducir sus costos de operación y subsistir. ¿Y todavía se asustan de las caravanas de migrantes intentando superar situaciones invivibles –sin ingresos, sin trabajo, sin lo básico para el sustento– que enfrentan ellos y sus familias? En lo que respecta a la asistencia sanitaria. Las primeras vacunas de la OPS fueron a parar a los países africanos. Los primeros beneficiados –en esta golpeada región latinoamericana– fueron Colombia, Perú, El Salvador y Guatemala. Estos fueron incluidos en la denominada primera ola dispuesta por la OPS.

“La mayor cantidad de dosis previstas a Brasil, con 10.7 millones; seguido de México, con 6.5 millones; y Colombia, con 2.7 millones”. En febrero se ufanaban que “en Latinoamérica, tenemos ocho países que ya empezaron la vacunación –México, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y Brasil– porque ya recibieron vacunas”. A Honduras llegaron tarde y rogando que las mandaran. Aun cuando la provisión de vacunas era para los pueblos marginados del mundo, a Honduras lo colocaron a la cola de la cola. ¿Qué podía esperarse si la OPS no puso a Honduras entre sus prioridades? Y cuando a las cansadas decidió mandar un lote incompleto –del total de las cantidades ofrecidas–apenas cubre urgentes necesidades. Solo vacunando masivamente, puede haber mediana esperanza de recuperación y convivencia más segura, que permita el paso a la nueva normalidad. (Continuando con el relato del editorial anterior. La leyenda actualizada del Sisimite –cuentan en los pueblos que ha vuelto a aparecer– recoge testimonios que lo han visto merodeando los entornos citadinos. No como otros boca abiertas con la jeta destapada, sino que usando mascarilla. Arriesgando que algún curioso adicto del basural le tome una foto delatora para subirla a las redes sociales ha bajado de las serenas montañas boscosas a las bulliciosas urbes populosas. Ansioso de recibir novedades sobre el esperado arribo de las tardadas vacunas).

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