Rebrote

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8 de abril de 2021
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12:53 am
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Rebrote

Marzo de mujeres

Carolina Alduvín

Llegaron y pasaron las vacaciones de verano, las autoridades sanitarias, ya cansadas de advertir y no ser escuchados, ya no dijeron mucho, tal como lo hacían al principio de la pandemia, más bien en tono amenazante, advirtieron que no podrían hacer nada por quienes resultaran contagiados en las aglomeraciones de playas, balnearios y otros centros de esparcimiento, recodaron que entre las concentraciones previas a las elecciones internas y el caos generado por desorganizada entrega de nuevas identidades, tanto los triajes, como los hospitales habían llenado todos los cupos disponibles, aún antes de la partida de los vacacionistas.
También se han disparado las alarmas por el rumor de que el virus ha “regresado” con comportamiento diferente, que la nueva versión ya no provoca tos ni fiebre, sino que ataca directamente a los pulmones sin más síntomas que dolores en articulaciones, debilidad, pérdida de apetito y la agresiva neumonía, una cepa que no pueden detectar los exámenes de hisopado nasal, o sea, el gran requisito para viajar, ha quedado en burla de controles, falsos negativos y nula efectividad de los controles a los que la población ya se iba acostumbrando. Queramos o no, hay que extremar las medidas de precaución, tratar a todo interlocutor como si estuviera apestado y soportar que así se nos trate.

Entonces, ¿por qué siendo los riesgos mucho mayores que hace un año -cuando prácticamente no conocíamos casos en personas cercanas- se autorizó el largo feriado sin mayores restricciones? La incongruencia en los criterios de Sinager, antes muy pendientes y obedientes de lo que dijeran los de las batas blancas, podemos explicarla con el cuento del lobo, cuando los riesgos eran no tan grandes, pero desconocidos, los sanitarios gritaron que venía el lobo. En efecto, acechaba, pero no tenía tanta fuerza y de alguna manera, las estadísticas demostraron que los encargados estaban en control, hasta los porcentajes fatales llegaron a disminuir, el control se disipó luego de los huracanes de noviembre y para que no aumentara el descontento entre los comerciantes, la segunda ola se presentó luego de las fiestas decembrinas.

Las estadísticas dejaron de divulgarse en cadena nacional, hoy todos sabemos de algún familiar, amigo, vecino o compañero de labores afectado, incluso fallecido. Lo cierto es que, por costumbre, el feriado de primavera ha sido la oportunidad que se aprovecha para asestar un buen trancazo impositivo o legislativo al pueblo, o la válvula de escape para el escándalo del momento; esta vez, la sentencia de Tony hubiera desatado manifestaciones por doquier, de haberse producido en una semana normal, acompañado de las gastadas consignas y peticiones para que el gobernante salga del poder. Así que los días de asueto cumplieron su cometido, ahora que se vuelve a la realidad, el coco se llama rebrote.

La vacunación no pasa de ser una farsa dirigida por atenidos a mendicidad internacional, al menos la guardia no se está bajando debido a la sensación de falsa seguridad que se está dando en otras latitudes. Con bombo y platillos se anuncia cada nueva donación, sin importar lo exigua que sea, el origen que tenga y lo que demore en arribar; en tales circunstancias, no sería de extrañar que la cadena de frío que exigen algunas marcas, termine siendo la última de las prioridades. A la fecha no se sabe si el llamado personal de primera línea ya fue inoculado en su totalidad, lo que sí se ha filtrado es que muchos elementos de la Policía sí lo están, lo cual no debería levantar suspicacias ni inconformidades entre los de blanco, dado que sí están expuestos a los más imprudentes.
Aunque con mayores riesgos por parte de sus enemigos humanos, ahora están cayendo víctimas de emboscadas en el cumplimiento del deber, son quienes lidiaron con los irresponsables que salieron de viaje sin mayores precauciones, se encargan de quienes son reportados escandalizando en vía pública y hasta en domicilios privados y tienen tanto derecho como cualquier otro ser humano. Todos los que creen que las vacunas son la solución a los desajustes que estamos viviendo, pues que se sienten a esperar su turno, sin importar edad o nivel de influencia que puedan ejercer. La tercera ola ha llegado y los expertos dicen que es aún más arrolladora que las previas y los afectados tendrán que arreglárselas de manera ambulatoria.

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