SÍ HUBO ALERTA A INJUSTA DISTRIBUCIÓN DE VACUNAS

ZV
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12 de abril de 2021
/
12:59 am
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SÍ HUBO ALERTA A INJUSTA DISTRIBUCIÓN DE VACUNAS

EL director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció que “persiste un desequilibrio escandaloso en la distribución global de vacunas”. “Una de cada cuatro personas en países ricos ha recibido al menos una dosis de una vacuna del COVID-19, comparado con apenas una de cada 500 en países pobres”. También el SG de la ONU, António Guterres, en reciente entrevista dijo: “Estoy muy preocupado por esta distribución tan injusta de vacunas”. Pues bien, raro que hasta ahora se enteren de esa desproporcional desigualdad y nada diferente han dicho de lo que repetidas veces hemos denunciado en esta columna de opinión sobre los que se reparten con la cuchara grande. No se trata tampoco de algo que no se haya planteado con antelación o que no fuera del desconocimiento de las multilaterales.

La embajadora de Honduras en la ONU, en misiva dirigida al Secretario General, de fecha 10 de julio del 2020, insistía: “En dos ocasiones anteriores –misiva del 24 de abril y del 13 de mayo del corriente año– intenté transmitir a su excelencia, el sentimiento de apremiante ansiedad del digno pueblo hondureño que me digno representar en este foro planetario, ante la inmensa carencia de lo indispensable para sortear los terribles embates de la pandemia”. Y en otro párrafo de su excitativa vuelve a concretar su petición: “Frente a esta inédita calamidad, no deja de ser un formidable desafío a la Secretaría General, que las herramientas recomendadas, los fármacos, lo remedios, las vacunas necesarias para derrotar la amenaza sanitaria, lleguen no solo a los que mayor recursos, ciencia y tecnología disponen, para obtenerlos, sino con igualdad de derecho, a los que no gozan de esos privilegios”. “Cuando cada segundo, cada minuto, cada día que pasa de indiferencia o de solidaria atención al problema –continúa expresando la embajadora– podría ser la diferencia entre salvar y perder preciosas vidas humanas”. La alerta anterior, contentiva de la petición para que a nuestro país se le diese la urgente asistencia tanto en pruebas médicas para detectar contagios, como en vacunas, fue dada casi un año atrás de la presente fecha. Insólito, que aún advertidos del marginamiento de que siempre han sido víctimas los pueblos menos favorecidos, la tal OPS y su COVAX, Gavi, tampoco dispusiera meter a Honduras en su lista prioritaria de entregas. Otros figuraron en la primera ronda de entregas, mientras los hondureños fueron relegados a la cola de la cola.

Sin embargo, el director de la OMS, sigue creyendo que COVAX, la iniciativa respaldada por la ONU para distribuir vacunas, es “un mecanismo fuerte que puede entregar las vacunas más rápidamente que cualquier otro”. (Lo rápido para unos –a los países que atienden– es fatal para otros a donde las vacunas no llegan). Aquí por atenidos, se amarraron a ese mecanismo de suministro de las vacunas. Raciones incompletas y rogando, han mandado lenta y tardíamente. A eso obedecen las carreras de última hora intentando conseguir sobrantes de las farmacéuticas, después que estas transnacionales cumplieran previos compromisos a satisfacción de los alagartados. Mientras la burocracia internacional se deshace en un mar de quejas y lamentos –manifestación de preocupación que no son bálsamo ni remedio a quienes golpea la furia de esta desgracia– la resignación cristina –sin perder ni la fe ni la esperanza– es lo que toca a los relegados pintorescos paisajes acabados.

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