Al terminar la “luz eléctrica” ahí termina la civilización

ZV
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15 de abril de 2021
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12:45 am
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Al terminar la “luz eléctrica” ahí termina la civilización

La realidad que se vive tierra adentro.

DANLÍ. Azabache es una populosa aldea de este municipio, enclavada al norte de la ciudad. Llegar a La Libertad en carro sencillo hasta resulta fácil y atractivo ante la vistosidad de montañas de pino, encino y liquidámbar.

La luz eléctrica llega hasta la cabecera de la aldea y allí termina, lo que la gente del lugar, llama civilización.

La verdadera odisea está en el interior en los diferentes caseríos diseminados entre las montañas, cuyas casas están separadas, pero entre su gente priva el espíritu solidario a pesar del abandono de las autoridades.

Después de las tormentas tropicales la destrucción de carreteras, puentes fue total por los deslizamientos de agua y lodo que arrasó con varias fincas de café el principal patrimonio de estas comunidades.

Esta madre cargando a su hijo se las ingenia para subir las gradas improvisadas para llegar a su casa.

Desde las tormentas tropicales los diferentes caseríos permanecen abandonados, la poca rehabilitación de caminos ha sido producto del esfuerzo comunitario para el ingreso de vehículos de doble tracción. Los caseríos afectados son La Mancha, Claveles, Naranjal, Santa Fe, La Libertad, Pueblos Nuevo, Buena Esperanza, San José, El Bonetón, Las Flores, Santa Elena Providencia, Cedrales, Brisas del Jalán, Planes del Jalán y otras en la misma comunidad.

Todas las comunidades resienten la crisis económica ocasionada por los desastres naturales que afectaron la producción de café. Los corteros lamentan que solo van por el “graniteo”, expresión usada para referirse al menudeo en las plantas.

Por otro lado, la pandemia después de un año, mantiene a los niños alejados de la escuela. La educación virtual en estas comunidades no es posible.

Los corteros esperando al dueño de la finca.

Los maestros realizan su trabajo en jornadas de una o dos veces por semana de casa en casa, pero no es posible llegar a todos los alumnos que, por regla general en tiempo normal, caminan entre tres y cinco kilómetros para llegar a la escuela.

Sobrevivir en estas aldeas, depende de la gente, el gobierno está muy lejos para conocer la realidad. Los políticos llegaron muy solícitos antes de las internas, quizá regresen en octubre para lo mismo, pedir votos y hacer promesas, es lo que piensa y siente la gente de estas comunidades olvidadas. (LAG)

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