Por: Fernando Berríos
Periodista
Si bien hay intereses diplomáticos de por medio, como ocurre en cualquier relación entre países, la República de China Taiwán ha demostrado ser un amigo perdurable y un gran aliado para el desarrollo social, económico y político de Honduras.
Este pequeño territorio (35,980 kilómetros cuadrados), conocido también como la Isla de Formosa (isla hermosa), ha demostrado que no se necesita ser grande en territorio para alcanzar estadios avanzados de desarrollo.
Bien decía nuestro prócer y paladín centroamericano, Francisco Morazán: “La grandeza de una patria no se mide por la extensión de su territorio sino por la dignidad y honor de sus hijos”.
Y grandeza y honor sin duda es lo que caracteriza a los más de 23 millones de habitantes de esta isla que hoy por hoy es un ejemplo para el mundo por su sólida economía, su riqueza cultural y sus avanzados sistemas de agricultura, salud y educación.
Taiwán es un gran aliado para Honduras. Ha estado presente en las buenas y en las malas, en los momentos más difíciles de la patria. Aún en el fragor de las recurrentes crisis políticas que han azotado este país, Taiwán se ha mantenido firme sin dar la espalda al pueblo hondureño.
Y no lo ha hecho por casualidad, ni siquiera por cálculo político, lo ha hecho porque ellos han vivido en carne propia el aislamiento y no reconocimiento internacional.
Han pasado 80 años desde que ambos países decidieron establecer relaciones diplomáticas basadas en el respeto mutuo, en la hermandad y la solidaridad.
La cooperación que Taiwán nos ha proporcionado en los últimos años ha sido clave para promover proyectos de educación en eficiencia energética, fortalecimiento del sistema nacional de salud, desarrollo de la educación agrícola.
Además, Taiwán ha colaborado activamente en la socialización e identificación de sitios potenciales para la construcción de diques en la cuenca del Corredor Seco, en la formación de jóvenes líderes de municipios vulnerables.
Han sido fundamentales en el fortalecimiento de las capacidades económicas del país, citando en este caso un préstamo de 300 millones de dólares para el fortalecimiento macroeconómico y fiscal de la República de Honduras.
Ha sido largo y generoso el camino recorrido entre ambos países para lograr el desarrollo de la agricultura, las agroexportaciones, la educación, las becas, el comercio y la profesionalización militar.
Honduras también ha sido incluida en el Programa del Marco Global de Cooperación y Capacitación que sirve como plataforma para que Taiwán comparta sus experiencias con socios de todo el mundo.
No cabe duda que Taiwán es el gran referente mundial en el manejo de emergencias sanitarias, pero, pese a ello, sigue sin tener voz en las Naciones Unidas y en la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el caso de la pandemia covid-19, que tiene de rodillas al mundo, sorprende saber que la República de China Taiwán al 13 de abril de 2021 registraba 1,062 casos y apenas 11 muertes.
Y más sorprendente aún es que de estos 1,062 casos, Taiwán reporta que 1,027 ciudadanos se recuperaron satisfactoriamente de la enfermedad.
¿Cómo logra Taiwán ser el país más exitoso en el manejo de la pandemia sin recurrir a confinamientos estrictos de su población? Sencillo: Disciplina.
Quienes han tenido la oportunidad de viajar a esta isla hermosa sabrán que tienen un pueblo muy disciplinado, que desde siempre ha sabido mantener la distancia física y han usado cubrebocas como una manifestación de respeto y consideración hacia sus semejantes.
Los taiwaneses han comprendido que la primera línea de batalla contra el coronavirus y cualquier otra enfermedad viral es la población, ni siquiera lo es el personal médico.
Es el ciudadano el primer llamado a actuar con disciplina y con responsabilidad y los resultados son evidentes.
La dotación de insumos de bioseguridad para el programa Ciudad Mujer, la donación de 21,000 plantas a los productores de fresa, la facilitación de 5,700 yemas de aguacate Hass y Fuerte, la donación de plantas potabilizadoras de agua para afectados por tormentas, el apoyo para el funcionamiento de centros de genética porcina y vegetal, el apoyo al proyecto Integración de la Cadena de Valor en la Pesca y Acuicultura en beneficio de pescadores artesanales, todas estas y muchas son manifestaciones inequívocas de un país amigo y socio para el desarrollo.
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