Historias de la América profunda (I)

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17 de abril de 2021
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12:41 am
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Historias de la América profunda (I)

José María Leiva Leiva

 

En lo que al mundo cinematográfico se refiere, por lo general, estamos acostumbrados a asociar a los Estados Unidos de América, con los grandes reflectores de los estudios de Hollywood en Los Ángeles, California; con Beverly Hills, famosa por las grandes mansiones que acoge y por ser el hogar de los ricos y famosos a la par de grandes estrellas del espectáculo del séptimo arte y la música; los codiciados galardones del Golden Globe y de los Oscar, y por supuesto, con las estrellas más rutilantes de la industria del cine.

 

Pero, no menos cierto es que existe también otra América profunda, alejada de este glamour, de las costas y del cosmopolitismo de otras grandes urbes, o del llamado “American Dream”, (El Sueño Americano) definido como “un ethos nacional, que comprende un conjunto de ideales (democracia, derechos, libertad, oportunidad e igualdad) en los que la libertad incluye la oportunidad de prosperidad y éxito, así como una movilidad social ascendente para toda la familia, logrado a través del trabajo duro en una sociedad con pocas barreras”. (Véase Wikipedia).

 

La América profunda, es así, un concepto, que en algunas ocasiones solo conseguimos ver en películas o documentales sobre la cultura estadounidense ambientadas en el campo, en pequeños pueblos o en poblaciones rurales de Norteamérica, donde se aprecia en gran medida la desigualdad de oportunidades con otro buen segmento poblacional que viviendo en zonas de confort urbana goza de mayores y mejores privilegios en áreas como la salud especializada y tecnificada, educación superior y puestos de trabajo.

Un cine de estas características es el que hemos visto recientemente con las tres siguientes películas: (1) “Nomadland”, basada en el libro de no ficción “País nómada: supervivientes del siglo XXI”, de Jessica Bruder, dirigida por Chloé Zhao y protagonizada por Frances McDormand en el papel de Fern, una mujer viuda y solitaria que al quedar en paro se dedica a viajar en su furgoneta, como una nómada moderna, por el interior de los Estados Unidos, sobreviviendo de trabajos temporales donde los encuentre, al tiempo que le tocará interactuar con otras personas que se dedican al mismo quehacer y “aventura”.

 

Bruder, “especializada en analizar y mostrar algunas de las subculturas de los Estados Unidos, se sumerge aquí en las vidas de los llamados “Workampers”: trabajadores nómadas que se trasladan a través del país en busca de empleos estacionales y que viven en sus vehículos, ya sean estas caravanas, furgonetas o automóviles adaptados”, señala Raquel Hernández Luján, (www.hobbyconsolas.com). Y agrega: “Zhao muestra estas dificultades, las noches en vela, las inclemencias del tiempo, el desarraigo, la discriminación, la falta de recursos, empleos mal remunerados…”.

Y como una crítica política contra el sistema, Hernández Luján, se refiere a una cinta de denuncia social que desnuda un capitalismo feroz que atropella y disminuye a las personas “a las que deja contra las cuerdas, sin más alternativa que abandonarlo todo e ir en busca de un sustento, por pequeño que sea”. Pero, “también retrata la otra cara de la moneda: la fuerza de esas personas, su libertad, su comunión con la naturaleza y su retorno a una forma de vida ancestral”.

 

“La filosofía detrás de esto, -dice-, es dejarlo todo como lo encuentras, aceptar trueques, cooperar con los demás viajeros que siguen su camino, aprender a desprenderse de lo innecesario, ser generoso aunque celoso de tu propiedad y, ante todo, aprender a salir adelante de forma autónoma”. Y concluye, “en Nomadland se dan cita el drama y también cierta concepción romántica de esta forma de vida, enraizada de forma profunda en la idiosincrasia estadounidense por los pioneros colonos que recorrieron esas tierras en sus caravanas”.

 

Nomadland”, rodada en Arizona, California, Dakota del Sur, Nevada y Nebraska, entre otros estados, se ha convertido en la favorita de la crítica –no en la nuestra-, quienes elogiaron la dirección, cinematografía y las actuaciones, especialmente la de McDormand, además de ir recibiendo varios galardones de importancia; León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia; Dos Globos de Oro como mejor película dramática y mejor director; cuatro Critics’ Choice Awards, y cuatro BAFTA. Así mismo, ha sido nominada para seis premios Óscar, entre estos mejor película, mejor director y mejor actriz.

 

Mi opinión: Siento disentir con la mayoría de las críticas, al considerar que “Nomadland”, es un road movie plano que está sobrevalorado. No hay emociones, no sucede nada importante. No hay un giro en la trama. Encima súper lenta. Sin duda, si hay algo que adolece “Nomadland”, se llama, alma. Y no quisiera creer que se trata de un filme simplemente premiado para reconocer el trabajo de una mujer y así callar a quienes tanto echan en cara la falta de inclusión en las máximas galas del entretenimiento. Por otro lado, me quedo con los icónicos trabajos de Frances McDormand en “Fargo” o en “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri”.

 

No sin antes concluir, que “Nomadland”, hubiese funcionado mejor como documental que exhibe la vida de marginados libres y soñadores, que se desprenden de lo material para vivir de momentos y naturaleza. En relación al Oscar, mi apuesta como mejor película y mejor director (David Fincher) es para “Mank”. Chadwick Boseman por “La madre del blues” o Anthony Hopkins por “El padre”, como Mejor Actor.

En cambio, veo bien reñida la categoría de Mejor Actriz. Para el caso, Viola Davis, nos ofrece una cautivante, intensa y carismática actuación como Ma Rainey, la radical cantante de blues de los años 20, en el excelente filme de  George C. Wolfe, “Ma Rainey’s Black Bottom”. E igual acontece con la arrolladora actuación de Vanessa Kirby en “Fragmentos de una mujer”, del húngaro Kornél Mundruczó.

A las que debo sumar la gran sorpresa que representó Andra Day por “Estados Unidos contra Billie Holiday”. E Igualmente me encantó la figura de femme fatal de la que hace gala una irreconocible Carey Mulligan en “Hermosa venganza”, en las antípodas de su personaje de época mostrado en “La excavación”. En especial, la impactante y sorpresiva escena final simulando una stripper con vestimenta de sexy enfermera, en la mejor versión de Harley Quinn (Margot Robbie) en “Escuadrón suicida”.

 

 

 

 

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