Sobre el papel moneda en Centroamérica (parte II)

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18 de abril de 2021
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12:15 am
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Sobre el papel moneda en Centroamérica (parte II)

A Fabiola Romero, Zulema Fiallos,
Lourdes Aguilar y Yanet Amaya,
con el afecto de siempre.

Por: Rubén Darío Paz*

Con la llegada de Gálvez Durón a la primera magistratura del país, se implementaron una serie de reformas en política monetaria, fundando incluso para 1950 el Banco Central de Honduras. Sus personeros pronto emitieron el billete de cinco lempiras, el cual le rinde homenaje al paladín centroamericano Francisco Morazán. Un billete bien logrado con el héroe de perfil viendo a su derecha, quizás alimentando la falsedad de que él personaje había perdido una oreja en batalla, situación que nunca ocurrió.

Los dibujos de Morazán son escasos, pero si han llegado a nuestros días algunos grabados, de especial recuerdo es el dibujo encontrado por el poeta Óscar Acosta en un mercado de Madrid, donde Morazán aparece como el civil que era y no el “militar de carrera” que desde la historia oficial nos han mostrado. Sabemos que Morazán fue soldado por necesidad, no porque haya elegido el camino de las armas, para su formación.

Son varios los artistas que han plasmado a Morazán de perfil, magnífica propuesta pictórica realizó Ruiz Matute, Moisés Becerra y Ezequiel Padilla, entre otros, pocas se han elaborado sobre Morazán de frente, destacan los lienzos de Álvaro Canales y más reciente el de Gabriel Zaldívar para mencionar algunos. Según datos del Banco Central de Honduras, para el suministro de los billetes de cinco lempiras, se contrató a la empresa American Bank Note Company. La fecha de edición del billete en mención se realizó en julio de 1950.

Cabañas: caballero sin tacha y sin miedo
En el billete de diez lempiras en tonos café, se le rinde honor a José Trinidad Cabañas, protagonista que acompañó a Morazán en sus batallas. Años después de la muerte de Morazán, Cabañas alcanzó la magistratura del gobierno entre 1852-1855 y a pesar del rol opositor de las pujanzas oscurantistas estimuladas por el clero conservador, procuró darle vida a los ideales morazánicos. Cabañas, después de ejercer la presidencia se retira a labores como un ciudadano corriente, su fama de hombre honrado, le valió para que sus restos descansen en la iglesia de San Sebastián en Comayagua, a petición de las autoridades eclesiásticas de ese momento.

El primer billete de diez lempiras fue diseñado por el ingeniero Arturo López Rodezno, seguramente también tomó de base los pocos grabados que se conocen de Cabañas. En el reverso, se muestra una alegoría al trabajo agrícola, una mujer recogiendo frutos y hombre cargando un racimo de plátanos, escena tan frecuente en la costa atlántica hondureña. La segunda emisión de billetes correspondientes a 1964, se sigue conservando la efigie de Cabañas, con un rostro más delgado y barba abundante. En el envés, aparece la estampa del primer edificio del banco del Banco Central, por cierto, un sencillo pero pulcro edificio, del cual ahora solo nos quedan imágenes. La tercera emisión corresponde a 1975, siempre con la figura de Cabañas, con un cambio sustancial, se acentúa en el reverso el edificio del Banco Central de Honduras, cercano al Congreso Nacional y la antigua Casa de gobierno.

Finalizando la década de los años 70, se volvió a emitir el billete de diez lempiras, el rostro de Cabañas ha seguido dominando el anverso, pero en el otro lado se incluye las instalaciones de la ahora conocida “Ciudad Universitaria”. No debemos olvidar que en sus inicios de lo que ahora es la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, fue apoyada mientras estaba en funciones de gobernante el General Cabañas. La muestra más reciente del billete de diez lempiras es de 2014 y aquí se recalca más la figura de Cabañas y lo movieron al lateral derecho. Las instalaciones de la UNAH siguen mostrándose, al igual que los cerros deforestados del fondo. ¿Será que Tegucigalpa siempre tuvo en sus alrededores, cerros sin vegetación?, al menos es lo que hemos podido constatar en una serie de grabados, dibujos y fotos de mediados del siglo XIX.

Reconocimiento a Dionisio de Herrera, el billete con más diseños
Los primeros billetes de veinte lempiras se emitieron por el Banco Atlántida en 1932, estos eran en color verde oscuro y la referencia más cercana a Honduras era que en el anverso, aparecía el escudo nacional. A partir de junio de 1951 el Banco Central de Honduras rindió homenaje al primer jefe del Estado Dionisio de Herrera, quien aparece en el extremo izquierdo. Durante su gestión realizó la primera división territorial del país, estableció el primer Escudo de Armas y fue gestor de la primera Constitución. Este billete del Banco Central de Honduras, era en color violeta y en el reverso se hacía referencia a la actividad ganadera, un motivo que ya se había incluido a principios del siglo XX por otros bancos.

Posteriormente vinieron otros diseños, entre los años 60 y mediados de los 70, su color pasó a ser verde y la figura de Dionisio de Herrera, se avista con cierto movimiento. En el reverso, se destaca la represa hidroeléctrica de Río Lindo, Cortés, como un logró de infraestructura, para ese entonces.

Años más tarde para 1975, se efectuó una nueva emisión, solo que en esta se amplió el rostro del prócer Herrera y en el reverso se incluyó el edificio de la antigua Casa presidencial, obra emblemática de las primeras décadas del siglo XX, ahora es parte del patrimonio histórico nacional, en la actualidad funciona el Centro Documental de Investigaciones Históricas.

El billete de veinte lempiras, es el que más cambios ha tenido, a partir de 1978 se destacó el rostro de Herrera al lado derecho, y en el reverso las modernas instalaciones de la Empresa Nacional Portuaria, en la trascendente ciudad de Puerto Cortés.

Para inicios de los años 90, hubo otra edición, el personaje principal siempre al lado derecho y en el centro el número veinte se destaca en grande, remarcado en color verde. En el envés y de manera vertical se muestra el edificio de Cancillería, recordemos que ahí funcionó de manera transitoria el gobierno de Carlos Roberto Reina.

El año 2000, se le realizaron otros cambios, siempre Dionisio domina en el lado derecho, pero aún costado de la figura, aparece el edificio de la actual Casa Presidencial, que de manera efímera funcionó como el Palacio de Relaciones Exteriores. Este billete empezó a circular dos años después de la tragedia del huracán Mitch, por lo que se incluye la leyenda “UNA NUEVA HONDURAS SE LEVANTA”, y se tomó de modelo una de las más interesantes esculturas del extinto danlidense Mario Zamora Alcántara.

Durante el año 2006, se emitieron los últimos billetes de esta denominación en papel de base algodón, manteniendo el en el anverso a la antigua Casa Presidencial. El año 2010, aunque se mantuvo el mismo diseño del billete de veinte, se introdujo el polímero como base y un triángulo con elementos en braille para facilitar la identificación a los no videntes. El polímero se viene utilizando desde hace unas tres décadas desde sus inicios en Australia.

El transitorio billete de cincuenta lempiras
En enero de 1956 empezó a circular el billete de 50 lempiras dedicado al Padre José Trinidad Reyes, el controversial sacerdote “fue el alma cultural de la Tegucigalpa” de mediados del siglo XIX, emprendió junto a otros intelectuales y el apoyo del presidente Juan N. Fernández Lindo, La Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto (1847), que a la postre se convirtió en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Digo controversial, porque sus posturas chocaron siempre con los ideales progresistas morazánicos, a la fecha hacen falta estudios que nos permitan indagar el papel de Reyes en la creación de la Universidad, ya que por desconocimiento no se ha valorado el verdadero rol de Juan N. Fernández Lindo. No deja de ser significativo el hecho que cuando falleció el padre Reyes, no había dibujos ni grabados de su rostro, por lo que fue necesario recurrir a un retrato hablado, teniendo como base a una de sus sobrinas, en otras palabras, ese es el rostro que conocemos. En el reverso de este creativo billete en azul, se destaca el Convento de los Mercedarios, lugar donde funcionó la antigua Universidad de Honduras.

En 1978, la figura del padre Reyes fue sustituida por el rostro del expresidente Juan Manuel Gálvez, en reconocimiento porque durante su gestión entre 1949- 1954, se modernizo la política monetaria y se fundó el Banco Central de Honduras. El billete inicial dedicado a Gálvez, tenía un azul suave esfumado, agradable visualmente y en el reverso el edificio del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola.

Desde 1978 a la fecha el billete de cincuenta lempiras ha mantenido su esencia, quizás lo más relevante es que sus tonalidades en azul han cambiado y el personaje homenajeado aparece en mayor tamaño al lado derecho. Este billete se ha utilizado para mostrar los diferentes edificios que han albergado al Banco Central de Honduras.

Billete de cien lempiras con una serie de diseños
Uno de los personajes más visibles de la primera mitad del siglo XIX en Centroamérica, fue José Cecilio del Valle, hombre conocedor de diferentes disciplinas, erudito, progresista y determinante en algunos procesos históricos en el istmo centroamericano.

En reconocimiento a su labor de estadista, en 1951 se le incluye en el billete de 100 lempiras, por cierto, hasta esa fecha, el de más alto valor. El formato en todos los billetes de esta primera etapa no cambió, siempre el personaje homenajeado al lado izquierdo. En el caso del billete de 100 lempiras de tonalidades amarillas, en el reverso mostraba una encantadora imagen de Tegucigalpa, tomada por Raúl Estrada Discua, en ella se destaca la antigua Casa presidencial y el histórico puente Mallol sobre el río Choluteca, que para ese entonces mostraba un respetable caudal y seguía siendo inspiración de renombrados poetas.

En las emisiones de 1975, el rostro de Valle, luce siempre al lado izquierdo, solo que de mayor tamaño. En el reverso aparece la otrora Escuela Nacional de Ciencias Forestales, ahora convertida en Universidad en la ciudad de Siguatepeque.

En el diseño de 1981, el billete de 100 lempiras muestra el rostro de Valle con mayor énfasis y dominando el extremo derecho. En el reverso, se sigue haciendo hincapié en la Escuela de Ciencias Forestales, solo que se muestran con mayor definición las instalaciones.

En 1994 un nuevo diseño, se sigue colocando la figura de Valle al lado derecho, y de fondo aparece el emblemático puente sobre el río Choluteca, construido en los años cuarenta como parte de un proyecto panamericano para unir las américas. En el otro lado del billete aparece la casa donde nació el sabio Valle, es importante mencionar que este personaje por su formación y ocupaciones posteriores nunca volvió a vivir en la ciudad de Choluteca. A lo largo de las dos últimas décadas se han emitido nuevos billetes de 100 lempiras, se ha mantenido el diseño, sólo que ahora con mayores medidas de seguridad.

El billete de doscientos lempiras, debería ser un homenaje a la mujer hondureña
Aunque las autoridades del Banco Central de Honduras, han anunciado un billete conmemorativo a los doscientos años de vida independiente, por fuentes no oficiales se estiman que está cargado de elementos ecológicos. Hemos sostenido que esta era una excelente oportunidad para rendirle homenaje a la mujer hondureña, pues a lo largo de la vida independiente no se les ha reconocido el papel decisivo en las transformaciones del país. Honduras ha quedado a la saga, otros países ya han realizado desde sus billetes, valiosos homenajes a mujeres sobresalientes, basta ver ejemplos hermosos en México, Costa Rica, República Dominicana y varios países de la América del Sur.

Discutida figura de Marco Aurelio Soto: en el billete de dos lempiras
Al cumplirse los primeros 100 años de la Reforma Liberal, el Estado hondureño realizó un homenaje a dicho programa. En ese sentido el 4 de enero de 1978, el Banco Central de Honduras emite el billete de dos lempiras, este lleva en el anverso el retrato del Dr. Marco Aurelio Soto (1876-1883), impulsor del programa de la Reforma Liberal en Honduras, gestor de importantes cambios, sin embargo, al final su administración fue cuestionada por escandalosos actos de corrupción, el personaje falleció en Francia y nunca hubo interés de repatriar sus restos. En el reverso se muestra la imagen del cerro del Tigre y las instalaciones del Puerto de Amapala, en aquel momento el más importante del país. En los años en que empezó a circular el billete, algunas personas le denominaban “billete de a dólar”, eso porque el cambio oficial del lempira en ese momento era de dos “lempiras por un dólar”, otros le nombraron “dólar hondureño”, a la fecha los niveles de devaluación nos han devuelto a la realidad.

Ramón Rosa: digno reconocimiento en el billete de 500 lempiras
Desde 1995, las autoridades del Banco Central de Honduras, iniciaron los preparativos para realizar el billete de 500 lempiras, en parte por los procesos de devaluación de nuestra moneda en torno al dólar. El 29 de diciembre de 1997, se emite por primera vez el billete de 500 lempiras, este billete lleva en el anverso el retrato del Dr. Ramón Rosa, evidentemente unos de los personajes de mayor lucidez intelectual a finales del siglo XIX de nuestro país. En el reverso, una recreación de las minas del Rosario de San Juancito, actual aldea cercana a la ciudad capital, y que merece mayor atención y promoción e infraestructura turística.

El Salvador: su papel moneda y el predominio de Cristóbal Colón
Los procesos históricos al menos hasta los días previos a la independencia en 1821, en el caso salvadoreño son bastante similares al resto de provincias, sin embargo, es trascendente destacar que la fertilidad de sus suelos gracias la actividad volcánica constante le permitió algunas ventajas, sobre todo en la producción de añil, cacao, caña de azúcar y posteriormente café.

Algunos investigadores sostienen que esos productos son la base de una burguesía sólida, distinta y agresiva al resto de países del área. A fines del siglo XIX, aparecen los primeros billetes de banco en El Salvador. La emisión de los billetes estaba a cargo de bancos particulares autorizados por el gobierno. “Los primeros billetes salvadoreños fueron emitidos por el Banco Internacional, fundado en 1880. A este banco le fue otorgado el derecho exclusivo de emitir billetes que debían ser recibidos en oficinas públicas. (…) Después, se le autorizó la emisión al Banco Occidental y el Banco Agrícola Comercial”. Durante la presidencia del general Carlos Ezeta en 1892, se inauguró la Casa de la Moneda. Además, “el 1 de octubre del mismo año, como homenaje a Cristóbal Colón, en el IV Centenario del Descubrimiento de América”. No deja de ser paradójico que un pueblo que libró tantas batallas contra los conquistadores españoles, sus elites resulten bautizando su moneda con el nombre del conquistador. Las primeras tres décadas del siglo pasado en El Salvador tuvieron un auge agroexportador, sin embargo, la desigualdad social fue en ascenso, las protestas obreras no se hicieron esperar, tampoco la brutal represión de 1932 un todopoderoso dictador como fue Maximiliano Hernández Martínez, por cierto, muerto años después en las cercanías del valle de Jamastrán en el oriente hondureño.

En 1934 se aprobó la Creación del Banco Central de Reserva de El Salvador, institución que tendría como principal objetivo, controlar el volumen del crédito y la demanda de moneda circulante y la facultad exclusiva de emitir billetes. “A partir de su creación, el Banco Central de Reserva fue el único que emitió billetes. El 31 de agosto de 1934, el Banco Central de Reserva de El Salvador, puso en circulación la primera familia de billetes en la historia de El Salvador, en las denominaciones de uno, cinco, diez, veinticinco y cien colones”.

Cancincamon, Talgua, Lempira.

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