¿Puede ganar el Partido Liberal?

MA
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20 de abril de 2021
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01:48 am
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¿Puede ganar el Partido Liberal?

Juan Ramón Martínez

Por supuesto que sí. En 1948 la situación era más difícil y complicada que ahora. Al final de la dictadura de Carías, el Partido Liberal tenía enfrente a un Partido Nacional unido que, contaba con una fuerza superior. Era una organización invencible. Mientras los opositores, eran perseguidos y su organización, era elemental y deficiente. En septiembre de 1948, frente a Juan Manuel Gálvez, candidato escogido de dedo por Carías, el candidato liberal, alegando que no había condiciones adecuadas, se asiló en la embajada de Cuba. En cambio, en 1954, el Partido Nacional, dividido en el cariísmo tiburciano y el reformismo galvista, el Partido Liberal, encabezado por Ramón Villeda Morales -una vez anulada la ambición burocrática de Antonio Reina, el que no se distinguía como trabajador políticamente; o cercano a las masas- aunque estuvo a la cabeza de los resultados, no logró la presidencia, porque la Constitución de 1936, exigía que el ganador tuviera mayoría absoluta.

Ahora la situación se parece, en lo que respecta a la unidad de los partidos, mucho a la que enfrentó el Partido Liberal en 1948. Y muy poco a la que le tocó en 1954, cuando enfrento a un Partido Nacional dividido. El Partido Nacional, está unido; pero tiene un candidato frágil, con un Presidente de la República que no goza del favor del pueblo y cuyo gobierno, está debilitado, tanto por el tiempo en el poder -igual o parecido al que exhibía en 1954- como por los problemas que, ha enfrentado: la pandemia, las dos tormentas y el manejo de la crisis de al covid-19. Los efectos económicos negativos, ejemplificados en el desempleo galopante, la corrupción desbocada y la crisis de credibilidad del régimen frente a dos partes importantes del gobierno de Estados Unidos que, se ha vuelto tan influyente que, hasta los revolucionarios anti imperialistas de ayer, piden su intervención en los asuntos internos nuestros, constituyen un peso muerto en contra de la pretensión del Partido Nacional, por lograr otro cuatrienio en el gobierno. Además, tienen un candidato -de discreto lenguaje oral y corporal- que hasta ahora, no ha mostrado señales de esperanza que, las cosas estarán mejor que con JOH. No es accidental el silencio de Asfura de los últimos días, sus problemas de salud y las dificultades legales que enfrenta por su estilo administrativo. Incluso el hecho que David Chávez, hable más que el propio candidato, hace pensar a algunos observadores, que es un candidato de paja, que representa el continuismo “orlandista”, y que carece de capacidad para forjar un gobierno propio y diferente.

Por supuesto, en este análisis es obligado observar la situación del Partido Liberal. Tienen un candidato gris, sin discurso y propuesta alguna. Carente de carisma, solo puede aspirar a representar a las víctimas de los gobiernos nacionalistas de Lobo y los dos períodos de JOH. Si logra concitar el respaldo de los desatendidos por el Partido Nacional, tiene posibilidades. Pero anda las costillas rotas: el Partido Liberal está disgregado y Yani Rosenthal, no representa hasta ahora, todas las facciones internas levantiscas del Partido Liberal. No podrá pactar con los Zelaya, anárquicos y con intereses dispares. Y con Nasralla, es contraproducente la cercanía. El camino que le queda para ganarle al Partido Nacional, es unificar a los liberales, como hiciera Villeda Morales -identificando una brillante generación que le acompañe para compensar su debilidad como líder- y convencer a los electores que, estarán mejor, con un gobierno bajo la dirección de Rosenthal que, con Nasry Asfura. Y es aquí, donde el resentimiento y el disgusto de los sin partido en contra del Partido Nacional, no basta. Es necesario una propuesta concreta que anticipe la fortaleza del crecimiento de las fuerzas económicas, la creación de empleo en forma generalizada y para todos los sectores o niveles sociales, la derrota de la corrupción, el saneamiento de la deuda pública y la descentralización de los servicios, para volverlos más eficientes y satisfactorios para la población. Rosenthal lo puede hacer. Lo que hay que preguntarse es, sí realmente quiere el poder; o simplemente, negociar con los nacionalistas una derrota honorable, para en el 2025, obtener el triunfo liberal que algunos anticipan. Para entonces, el Partido Nacional estará descascarado y los “Zelayas”, regando carcoma por todas partes. Factible, si lo es. Claro que sí. Lo que falta es, voluntad y fuerza moral, para triunfar.

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